「Imagen」

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Tumblr; Parte dos.

Al día siguiente en la universidad, Tom esperaba al noruego en la entrada de la misma, estaba algo nervioso. Sus amigos ya se habían enterado de lo que había pasado y estos también estaban atentos a cualquier señal de vida que demostrarse Tord en el lugar.

– Chicos voy al baño, ya saben, si lo llegan a ver me avisan – Habló, con una sonrisa simpática en el rostro, luego perdiéndose en una puerta entre los pasillos largos del establecimiento.

Edd negó con su cabeza, dándole un codazo juguetón a Matt, quien se encontraba distraído a su lado.

– ¿No crees que es raro verlo así de feliz? — Le preguntó Edd, manteniendo aquel tono alegre que le caracterizaba, mientras tanto el rubio lo abrazaba por los hombros, riendo en el acto.

– Sí que lo es, pero hay que dejarlo ser después de todo – Opinó con tranquilidad, mirando hacia el lugar por donde el británico se había alejado.

Pasaron unos minutos, donde los dos chicos miraban con atención cada zona, Matt miró fijamente el suelo, hasta notar que se acercaba una montonera de gente que al parecer corría, él rubio en un movimiento rápido empujó a Edd al lado contrario de toda aquella multitud, y cuando menos se los esperaban observaron al noruego correr de todos ellos.

– Ese era Tord.- Afirmó un nervioso Matt, seguido de un asentimiento por parte del dibujante.

Segundos después ambos chicos comenzaron a correr junto a la multitud, notando que el de cuernos hacia piruetas y se perdía en un lugar del patio de comidas, luego apareciendo extrañamente en una sala que de manera agradecida Edd tenía a la vista y ninguno de esos estúpidos fanáticos aficionados había visto. Le hizo una señal a Matt para advertirle sobre el de cuernos y su escondite, ahora comenzando a caminar hasta el lugar con cuidado de que nadie los viera entrar allí.

–¡Tord! - Exclamó el de sudadera morada, algo que hizo al de cuernos reaccionar rápido, apuntandole con un arma, una que segundos después bajó al instante, dejando a los dos adultos sorprendidos y algo asustados.

–¡Carajo Matt casi me matas del puto susto! – Gritó furioso, luego respirando agitado y dejándose caer en una silla cercana.

El rubio alzó sus brazos y manos, en señal de entender.

– Bien, lo sentimos. Ahora, lo importante es llamar a Tom porque él quiere hablar contigo pequeño diablo - Mencionó Edd, manteniendo la tranquilidad habitual, pues las armas del noruego no eran para tanto, ya las había visto en pocas ocasiones cuando hacían trabajos para la universidad en su casa.

Al oír el nombre del británico se puso de pié algo rápido, acercándose al dúo con un notorio brillo en sus ojos.

– ¿Dónde está él? - Preguntó interesado, mientras una leve sonrisa se formaba sobre sus labios y rosadas mejillas.

Edd le hizo una señal con el dedo para que aguardara, después de aquello sacó su móvil y marcó el número del británico, llamándolo por teléfono, Tom no demoró tanto en contestar, algo que hizo que el de verde y todos los restantes lo observaran atentos.

– Sala del pasillo cuatro al lado de la cafetería de la primera planta, no tardes, está aquí - Tras decir eso, cortó la llamada y tomó el brazo de Matt para atraerlo a las afueras de la puerta, guiñandole un ojo al noruego en forma de suerte, dejándolo un poco confundido y sólo en aquella sala.

Pasaron los minutos, Tord comenzó a pasearse por el lugar haciendo resonar sus botas por el suelo, le gustaba aquel sonido, era tranquilizador y te hacia sentir que no estabas en silencio.

La puerta rechinó, haciendo que el noruego le entregara atención a esta, lo que observó fue al chico de cuencas negras asomarse tímidamente por un espacio abierto, saludando con una mano mientras sonreía de manera nerviosa. Tord en esos momentos sintió como su corazón se detuvo, observó a su británico con tanta detallez y perfección que ya no sabía si la misma palabra podría describirlo; Era simplemente hermoso, tan lindo.

El de cuernos rascó su nuca nervioso, desviando la mirada mientras devolvía de manera indirecta aquel hermoso gesto alegre que se marcaba sobre sus mejillas rojas y labios finos.

–¡Hola! ¿c-cómo estás? - Murmuró el de cuencas, adentrándose con lentitud a la sala hasta quedar cercano a su acompañante, el noruego lo miró, nervioso por contestar.

–¡Bien! Haha.. Ugh, no soy bueno en esto Tom, no quiero fingir que no estoy nervioso cuando yo fui quien fué entregar personalmente una confesión bastante cobarde y poco original. – Suspiró, sintiéndose mal consigo mismo; Aunque lo admitía, él era un cobarde.

Tom, bastante sorprendido por tal confesión optó por actuar, pues ya había utilizado toda la noche para planificar lo que haría aquél día. Así que se acercó al de cuernos y lo abrazó con ternura, no era mucha la diferencia de altura, así que de paso besó su mejilla.

– A mi tampoco me gustan esas cosas de andar siendo romántico, cuernitos, pero he de admitir que contigo esa opinión se fue a la mierda. Amé tu carta, así que, como a ambos no nos gusta el relleno de charlas que no valen la suficiente pena, como esta. Venía a decirte que tu también me gustas y si, sí me gustaría ser tu pareja a pesar de que yo sea un grandioso hijo de puta y tú un gigante chico emocional, así que solo te voy a decir algo. - Tras esto, el noruego lo miró sorprendido - Puedo lastimarte con palabras sin darme cuenta, puedo ser insoportable, puedo decir que te odio, puedo estar mal cuando menos lo esperes y tú finalmente te aburrirás de mí, porque eso es lo que soy, Tord. - Finalizó, dejando a su acompañante con una expresión seria.

– Da igual - Sonrió este, correspondiendo al abrazo del británico con ternura. – ¿Hace cuanto crees que me gustas? ¿Una semana, un mes, tres días? Tom, me enamoré de ti hace más de dos años. – Confesó, apoyando su frente con la del menor.– Y dudo poder odiarte o alejarme de ti aunque duela estar contigo. Porque Yo soy así, soy como esas cosas que por lo muy maltratadas que estén siempre estaré ahí, no importa qué. Así que puedes confiar, ya que este demonio no dejará de amarte hasta que tú pienses que es suficiente amor o sentimiento  para tu vida - Rió, soltando un suspiro tranquilo.

El más bajo rozó sus mejillas con cariño, luego posicionando sus manos sobre sus mejillas, acercándose lentamente y terminar con un beso tierno.

– Como digas,estúpido .. – Susurró contra sus labios, en un tono bajo y suave.

Así pasaron el resto de las horas, en aquella aula, solos y abrazados, de vez en cuando compartiendo besos o pequeñas caricias.

¿Lo mejor?

Tom ahora sentía que, su imagen estaba completa.

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Lamento la demora, no tenía ánimos de escribir. Cuanto lamento haberlos hecho esperar.

C u e r n o s  Y  C u e n c a s   |Tordtom One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora