「Lluvia」

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El de sudadera azul esperaba en la parada de autobús,sentado en un pequeño banco. Había huido de casa por una discusión con sus amigos y ahora solo se encontraba allí, pensando bajo la lluvia, en lo poco y nada que valía para el mundo. 

Posó una de sus manos sobre su rostro y se recargó sobre sus rodillas, ocultandose allí, pasando a sollozos.

–Yo no pedí ser un fenómeno Edd..– Se escuchó un hipo – T-tampoco quise ser un maldito alcohólico Matt.. – Mencionó entre llanto oculto por las gotas de la lluvia, se estaba empapando.

Así continuó, hasta que a su mente llegó el rostro del noruego, abrió los ojos y sacó su celular con rapidez, necesitaba de él, necesitaba a aquel estúpido ser insolente que tanto amaba a pesar de querer matarlo de vez en cuando.

Esperó con paciencia hasta que este contestara, al hacerlo, le preguntó porque le llamaba a esa hora, eran casi las dos de la mañana y Tom debería estar durmiendo. 

–¿P-podrías venir.. Por mi? – Susurró, aguantando la impotencia que corría por sus venas, no todo salió de maravilla ya que era obvio que el chico estaba ahogandose en un llanto amargo.

–¿Dónde estás?–

Tom tragó saliva.

– En la parada de autobús de la plaza Wheelwright – Habló con dificultad, soltando un suspiro poco después de oír al noruego decir un "voy enseguida" y colgar.

Esperó unos momentos más, nuevamente comenzó a llorar sin poder más. Se cubrió el rostro, y al notar que no había nadie más cerca de él dio un pequeño grito contra sus manos, volteando para golpear lo primero que se le cruzara por en frente, y así fue, Tord sujetó a tiempo el golpe del de cuencas antes de que le diera en el pecho con uno de sus puños.

– ¿Que mierda te pasó? – Preguntó con voz ronca, seca pero dolida, se acercó al menor, lo tomó de la muñeca y corrio hacia el interior del auto para después pasar a quitarle las ropas con algo de brusquedad.

–¡¿Que haces?! – Exclamó nervioso, a la vez asustado al sentir las manos del noruego sobre sus ropas y no poder detenerlas.

Este sólo procedió, guardando silencio y manteniendo aquella expresión seria que tanto asustaba a Tom.

Terminó de quitarle toda la ropa mojada, él británico estaba desnudo en frente de él, temblando por el miedo.

–Tord porfavor.. – Titubeó, con pequeñas lágrimas amenazando con caer, el más alto se quitó la sudadera y se la colocó al más pequeño, haciéndolo mirarle extrañado.

Segundos después de aquella acción, Tord lo abrazó, quedando así en una posición bastante agradable en los asientos de atrás, uno bajo otro, en un abrazo que el de cuencas no dudó en corresponder.

–Te llevaré a mi casa, hablaremos de lo que ocurrió allí Tom – Susurró de manera amable en su oído, después besó su cuello con ternura y pasó al asiento de adelante, encendiendo la calefacción del automóvil y poniéndose a conducir. 

– Gracias Tord.. – Sonrió este, acomodándose en los asientos de atrás y cubriéndose el cuerpo completo con la sudadera del noruego.


C u e r n o s  Y  C u e n c a s   |Tordtom One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora