-¡Tom, maldición! - Llamó el de cuernos, se encontraba en una situación alarmante, su hijo de apenas cuatro años de edad colgaba desde lo alto del techo, sin siquiera saber como mierda había llegado ahí arriba.
Se oyeron pisadas rápidas bajando la escalera, apareció Tom, cual lo miró confundido, luego cambiando su semblante a uno de horror.
-¡¿Es el hijo perdido de spiderman o qué?! - Exclamó, sin poder mover ningún músculo de todo su cuerpo por la impresión.
-¡Creo que si, carajo! ¡Tom, amor, creo que adoptamos a un pequeño spiderman! -
-Tord levantame - Ordenó el británico, nervioso por los movimientos que hacía el menor en el techo - ¡Ahora! - Gritó nervioso, el noruego en un movimiento rápido tomó las caderas de su esposo y lo elevó, éste estiró sus brazos, alcanzando a lo que sería por fin el pequeño engendro que adoptaron hace unas semanas.
Suspiró rendido, dándole una señal a Tord para que este le bajara.
-Pequeño araña americano.. - Murmuró el de cuernos, acariciando el rostro del niño que sostenía Tom entre brazos.
-¡Solo estaba jugando papá! Lo siento - Respondió, bajando de los brazos de su otro padre, Tom, quien luego se agachó a su altura junto a su otro acompañante, picando la punta de su nariz con su dedo.
-No vuelvas a hacer eso, te pudo haber pasado algo allá arriba. - Habló el británico, con seriedad.
-Tu papá tiene razón, imagínate la montonera de cochinadas que tendríamos que hacer si tu sufres un accidente así de diminuto-Hizo un ejemplo, achicando su dedo índice y pulgar - Estaríamos en problemas, además, tendríamos que rellenar miles de papeles.
El pequeño se removió inquieto, asintiendo desenfrenado su cabeza en señal de entender, ambos padres jóvenes le sonrieron y le abrazaron, seguido por un regaño discreto de parte de Tom a Tord, quien solo le sonrió coqueto.
