Tras Bambalinas [Ruggarol]

5. Negación.

"Dicen que el primer paso para enamorarnos es entrar en confusión y negación absoluta."

Ruggero

— Desde hace ya tiempo he notado la chispa qué hay entre ustedes Ruggero -dijo Agustin mientras preparaba sus cosas para irse. — No puedes dejar que esa chispa se vuelva fuego.

— No se de que hablas -mascullo tajante mientras me quito mi chaleco del vestuario.

— No finjas conmigo Ruggero, soy uno de tus mejores amigos y te conozco lo suficiente como para saber qué hay algo más que solo actuación de tu parte al interpretar a Matteo -dijo completamente seguro. — Hermano, por Dios, en Que más da si llegaba un segundo tarde la hubieras besado importándote un carajo el maldito libreto.

— Pues pareciera que no me conoces lo suficiente como dices, porque realmente todo lo que dijiste parece haber sido producto de tu imaginación —comencé a quitarme la corbata. — Entre Karol y yo lo único qué hay es una linda relación de compañerismo, podría considerarla mi mejor amiga si ella no tuviera de mejor amigo a Lionel... -trate de sonar desinteresado pero creo que fallé en el intento.

— Creo que mi "imaginación" ha percibido un toque de celos.

— No son celos, solamente que yo le he demostrado a Karol que soy mucho mejor amigo que el, y sin embargo el está antes que yo siempre -arroje la corbata al sillón con un poco de fastidio. — Pero ya, no hablemos de mi, ¿qué tal tu beso con Carolina?

— Nada amigo, mira que yo si separo la ficción con la realidad -bromeó con la frasesita que siempre usa Candelaria.

— Eres insoportable -lo mire mal y seguí haciendo lo mío.

(...)

Después de un rato, ya había vuelto a mi ropa normal y ya había hecho mi mochila para reunirme con mi novia, quien me esperaba ansiosa porque quería llevarme a cenar para festejar lo bien que había salido este ensayo general.

Iba en camino a la salida, ya me había despedido de todos, bueno... excepto de una persona.

No estaba seguro si regresarme a despedirme o ya irme con Candelaria quien ya llevaba rato esperándome, la primera opción sonaba tentadora, tenía ganas de volver a verla, cerré los ojos solo unos segundos y su rostro apareció en mi mente, las bonitas piedras esmeralda que se hacen llamar sus ojos, su piel tan blanca como la nieve, su largo cabello color chocolate y sus labios rojos se habían adueñado de mis pensamientos.

De pronto al abrir los ojos, mis pies parecían tener vida propia porque estaban obligando a mi cuerpo a caminar hacia su camerino.

Al llegar y ver su nombre pegado en la puerta mis manos comenzaron a sudar y como el cobarde que soy me dispuse a dar la media vuelta para salir huyendo, pero desgraciadamente la puerta fue abierta y fui "cachado" como dicen en México.

— ¿Ruggero? -dijo Karol con un tono de confusión a mis espaldas.

Voltee de nuevo y la vi, con un outfit que le queda bastante bien y que hacia notar sus lindas curvas.

Me sentía ligeramente cohibido, jamás había tenido algún sentimiento de timidez al tenerla a ella enfrente mío, al contrario, era ella siempre la que me daba a entender que yo la hacía ponerse nerviosa.

— Hola Sevilla -la salude disimulando tranquilidad mientras ponía mi mano en mi nuca.

— ¿Que haces aquí? -preguntó con el ceño fruncido.

— ¿Acaso no puedo venir a verte? -pregunte fingiendo indignación.

— Claro que si -sonrió. — Solo que parecía que ya te ibas.

— Si, lo qué pasa es que me arrepentí, estando aquí pensé que ibas a estar ocupada entonces mejor decidí esperarte en la salida -mentí, la realidad era que me arrepentí por que me ganaron los nervios.

Ella pareció satisfecha con la mentira que le había dicho.

— Bueno, yo ya me iba para la salida, allá me está esperando mi madre, Clari, Alejandro y Alan, iremos a cenar, ¿quieres venir? -preguntó entusiasmada.

La idea me parecía excelente, no estaría nada mal salir juntos, hace mucho que no salimos a un lugar que no sea algún evento que nos una por Soy Luna, pero sin embargo, no podrá ser en este momento ya que no podría llegar con Candelaria y decirle que prefiero salir con Karol antes que con ella.

— Me encantaría Karol, pero no puedo, ya quede con... -fui interrumpido por ella.

— Ya quedaste con tu novia -terminó de decir y sonrió haciéndome entender que no había problema.

— Gracias por la invitación de todas formas -agradecí algo apenado y mejor preferí cambiar de tema. — Oye, que bueno estuvo el show, ¿no? todo quedó genial.

— ¡Siii! -concordó emocionada. — La neta es que nos la rifamos.

— ¿Rifamos? -le pregunte confundido, conozco bastantes palabras mexicanas pero esa jamás la había oído.

Comenzó a reírse haciendo que sus lindos ojos verdes se achicaran.

— Significa así como que lo hicimos increíble -explicó como si fuera algo obvio sin tomar en cuenta que yo soy italiano.

Abrí la boca algo asombrado al saber lo que significaba la palabra.

— Un ejemplo podría ser... -comence a pensar una oración con la cual poder usar la palabra. — Nos la rifamos con el beso.

De pronto Karol palideció y la sonrisa se le borró por completo del rostro, ya habíamos cambiado de roles, ahora ella era la nerviosa aquí.

Ella aclaró su garganta y parecía que no sabía que contestar al respecto, esto me causaba bastante gracia.

— ¿Recuerdas que el día del último ensayo quería decirte algo pero no hubo tiempo? -pregunte cambiando de tema, necesitaba decírselo ahora antes de que fuera demasiado tarde, de hecho esto tuve que decírselo antes de que la gira comenzara.

Karol se limitó a asentir y luego me observó atenta y curiosa.

— Bueno, lo que tenía que decirte era que... -el estúpido ringtone de mi celular comenzó a sonar y me interrumpió.

Saque el celular de mi bolsillo y tanto como Karol y yo visualizamos el "Amore" de mi pantalla.

Analice los gestos de Karol, sus ojitos en cuanto miraron la pantalla decidieron mejor poner toda su atención a sus pies los cuales parecían más interesantes en ese momento.

— ¿Te molesta si contesto? -pregunte vacilante.

Se reincorporó, subió su mirada y volvió a tener su sonrisa reluciente de siempre.

— Claro que no, es más, ya ve con ella Ruggerito, luego me dices lo que sea que tengas que decirme, a mi también se me hace tarde -se acercó a mi y se puso de puntitas, colocó su cálida mano en mi nuca y se impulsó de ahí para dejar un beso en mi mejilla. — Nos vemos mañana, pásala chido con tu chica.

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