Tras Bambalinas [Ruggarol]

22. La mirada más sincera.

"Podría decirte tantas cosas pero si te fijas en la forma que te miro, ya deberías saberlo todo."

Karol

Estaba confundida y lo que más retumbaba en mi cabeza era el "por ahora" que el había agregado al final.

— ¿Por ahora? -no sabia como tomar ese par de palabras.

— Si, por ahora -afirmó. — Hasta que vuelva a ver a Candelaria en persona y pueda terminarla como se debe y no ha distancia, por eso es que solo le pedí un tiempo.

Tenia sentido para mi su explicación, seria bastante cruel que tu novio de dos años te terminara por teléfono.

— Estoy muy contenta de que estés luchando por lo nuestro Ruggero -sin avisarle me envolví en sus brazos. — ¿Puedes creer que al finalizar esta gira podremos ser nosotros mismos delante de todos? -musite en su pecho abrazándolo con todas mis fuerzas para sentirlo lo más posible, para sentir que era mi Ruggero de carne y huesos y no se esfumaría como pasaba en mis sueños.

— Espero que todo se ponga a nuestro favor pequeña -comenzó a acariciar mis cabellos con mucha delicadeza y amor.

— Así será -le asegure poniendo toda mi fe en mis palabras.

Después de estar un tiempo así, mi teléfono comenzó a vibrar en mi bolsillo y como era de esperarse era mi madre quien interrumpió como suele hacerlo últimamente, parece estar empeñada a impedirme tener momentos largos con Ruggero.

Mamá: ¿Dónde te metiste? Te tienen que arreglar porque en un rato tienes entrevistas con Rugge.

— ¿Sabias que tenemos entrevistas? -le pregunte alarmada porque ni si quiera me había bañado después del viaje.

— Sip, en parte por eso tampoco salí con los chicos por que ellos van a llegar tarde y no me van a dar los tiempos.

— ¿Y por que no me dices tonto? Si no fuera por mi mamá me hubiera quedado acá más tiempo -comencé a alejarme hacia la puerta.

— No se que serias sin tu mamá avisándote todo lo que tienes que hacer -me siguió hasta la entrada y me abrió la puerta.

— ¡La verdad es que ni yo se! -grité corriendo por el pasillo directo a mi habitación.

(...)

Al final llegamos a tiempo a las entrevistas, la primera estaba avanzando de lo mejor, yo me sentía muy radiante y contenta. Las preguntas iban exclusivamente a saber más sobre los shows y también entrar un poco a detalle sobre nuestras carreras.

Pero francamente hubo momentos donde la entrevistadora pasaba a un segundo plano y yo me encargaba de intercambiar constantes miradas fugaces con Ruggero, miradas que ninguno de los dos se atrevía a mantener por más de dos segundos, hasta que en un punto tímida me quede embelesada observándole, me encontraba tan cautivada por lo lindo que era el ruloso que ni si quiera me tomé un segundo para parpadear, el rápidamente captó mi fascinación y curveó sus labios en una sonrisa encantadora que pasaba fácilmente por una sonrisa coqueta, fue entonces cuando descubrí que no podía mirar a nadie con tanto amor y sinceridad como lo miraba a él, puedo apostar que incluso mis ojos resplandecían de lo atraída que me sentía hacia Ruggero.

Al terminar nos despedimos de la señora quien aunque nos hizo preguntas muy comunes y para nada creativas me lleve un momento muy ameno.

— Ya ni si quiera nos tomamos la molestia de disimular -me murmura Ruggero con gracia mientras esperábamos la siguiente entrevistadora.