12. Chile [parte II].

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Karol

Después de todo lo qué pasó en aquella entrevista y después de que Ruggero me dijera que quería hablar conmigo, huí como la cobarde que soy, digamos que me despedí de todos como flash y evité olímpicamente al Italiano que me estaba moviendo el suelo, y aunque una parte de mi se moría de ganas por saber que era lo que él tenía que decirme estaba la otra parte, que presentía que no era bueno aquello así que prefería no saberlo.

Sin embargo, mis intentos de evitarlo eran en vano porque hoy mismo tendría que volver a verlo ya que teníamos dos funciones aquí en Chile, eso quiere decir, dos ocaciones donde nuestros labios tendrían que unirse de nuevo.

Ruggero

Vi a una Karol pacífica a lo lejos con sus ojos cerrados, sus manos juntas y su rostro elevado al techo, se veía tan tierna hablando con su abuelita, que en paz descanse, esto siempre lo hacía antes de empezar un show.

Me le quede viendo sonriendo esperando a que terminara, quizá esta vez si podría obligarla a escucharme ya que esta mañana huyó de mi y aparte ha estado evitándome desde que llegamos al estadio.

Después de un minuto ella abrió los ojos y se dio la media vuelta para comenzar a caminar hacia esa dirección, pero me dispuse a detenerla.

Karol -la llame y al instante su cuerpo paró y note como se tensó con solo oír mi voz — Quiero hablar contigo antes de salir a ese escenario, tengo tantas cosas que decirte -caminé hacia ella y tome de su muñeca para que girara su cuerpo.

Ella lucía incómoda, y pues claro, seguramente ya tenía alguna idea de lo que quería decirle.

¿Q- que t-al si hablamos cuando termine esta función? -tartamudeó, parecía cohibida.

La solté. — ¿Prometes no huir esta vez?

Su mirada parecía un poema, y sus mejillas se tintaron.

Yo-o no huí -siguió tartamudeando mientras comenzaba a mover sus manos de un lado a otro como suele hacerlo siempre que está nerviosa.

Claro que lo hiciste, pero bueno, ese no es el tema -me encogí de hombros para restarle importancia — Es más, podemos hablar en el tejado del hotel, donde está la pileta, en la noche al terminar ambos shows, ¿eso te parece mejor?

Asintió lentamente y vi como su cuello se alzaba en señal de que ella había tragado saliva fuerte, ¿tan nerviosa la pongo?

(...)

Que grande que es el lenguaje corporal, no necesitas decir ni una palabra, un gestito con la cara, una mirada y ya está, y eso es lo que estaba pasando en "Que más da", mis manos no podían mantenerse quitas, se escabullían por sus piernas, se deslizaban por ellas con confianza, como si estuviera tocando algo que me perteneciera, cuando la realidad era totalmente otra, esas piernas, esos ojos y esos labios jamás me pertenecerían y creo que ese pensamiento llegó a achicar mi corazón un poco.

El beso de esta función lo había disfrutado como ninguno otro, disfrute de la mano de Karol tocando mi rostro con cariño, disfrute de esa misma mano desplazándose lentamente de mi hombro a mi pecho, disfrute de sus labios siendo míos por solo unos segundos sin ningún tipo de preocupación e incluso disfrute del sonido que nuestros labios hicieron al hacer fricción.

Esta fue la primera vez que Matteo no besó a Luna, más bien, yo, Ruggero Pasquarelli bese a Karol Sevilla... o bueno, la primera vez en la que me atrevo a admitírmelo a mi mismo.

(...)

Karol

Mis piernas temblaban en el auto rumbo al hotel, las mariposas en mi estómago no cesaban, mis manos jugaban entre sí y mi mente no dejaba de torturarme con las posibles cosas que Ruggero tenía para decirme.

Creo que en mi vida había estado tan nerviosa, saber que Ruggero y yo estaríamos solos en el tejado, con una vista hermosa a la ciudad y también una vista hermosa al cielo estrellado me estaba poniendo la piel de gallina.

Karol -mi madre chasqueó sus dedos justo en frente de mi cara — Ya llegamos ¿en que mundo estas?

Me limite a sonreír algo apenada y rápidamente me baje de la camioneta negra.

Y aunque no tenía mente para interactuar
con las fans, por nada del mundo las ignoraría, así que me puse a platicar con ellos unos minutos para luego subir a mi cuarto junto a mi mamá.

Ma, mmm Fausto y los demás me invitaron a... cenar al buffet... ¿puedo ir? -mentí.

¿No prefieres pedir servicio al cuarto?

Siempre pido, estaría bueno ir a convivir con los chicos -mentí de nuevo.

Entrecerró los ojos no muy convencida pero aún así asintió.

Sonreí y le fui a dar un sonoro beso en la mejilla.

Gracias ma, al rato regreso -y corrí hacia la puerta para ir directo a donde quede con Ruggero.

Estaba justo en frente de la puerta del tejado, la puerta era trasparente, así que podia ver la ancha espalda del castaño, sus brazos estaban cruzados en su pecho mientras contemplaba la ciudad en mi espera.

Di un muy pesado y largo suspiro para armarme de valor y entrar.

Y desde aquí se narra lo que sucede cuando una historia de amor se sale de su guión.

Tras Bambalinas [Ruggarol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora