Tras Bambalinas [Ruggarol]

25. Intoxicación.

La gira había terminado y tal como le prometí meses atrás, había dejado mi monótona vida por ella, seguí mi corazón por más cursi y estúpido que suene, porque les aseguro que si hubiera seguido a mi cerebro hubiera hecho lo opuesto.

Al fin éramos libres, la paz que me trasmitía caminar con ella por las calles de Buenos Aires tomados de las manos sin el temor de ser juzgados era todo lo que necesitaba.

Ya no había más barreras, ni más secretos, las cosas se acomodaron a nuestro favor y el mundo entero al fin sabía que ella era feliz conmigo y yo era feliz con ella y eso era lo único que importaba.

Finalmente dejamos de perder más el tiempo y nuestro amor fue más fuerte que la cobardía...

Me movía sudoroso de un lado para el otro sobre mi cama tal como un gusano tratando de buscar comodidad hasta que desperté de golpe.

Todo había sido un sueño, una ilusión utópica que mi cerebro había creado donde los impedimentos entre Karol y yo habían terminado y los demonios que nos rodeaban nos habían soltado de una vez por todas.

Creo que la intoxicación ya hasta me estaba haciendo crearme una historia en mi cabeza de lo que sería mi realidad ideal.

Mi temperatura corporal sobrepasaba los 38º, ahora me recrimino a mí mismo por haber comido pescado y cangrejo, me he intoxicado por ser un maldito glotón de mierda.

Odio enfermarme pero al menos me consuela que yo no había sido el único que le había pasado tal tragedia, todo el elenco estaba igual o peor que yo excepto Karol quien afortunadamente estaba intacta y sin ningún problema estomacal.

Un médico nos revisó uno por uno y ya estábamos en tratamiento ya que el show debía continuar y la siguiente parada era México, oportuno momento en el que me enfermé ¿no?, justo cuando íbamos al país de los tacos y el guacamole, y claro, el país de mi oji-verde.

Aunque no podía quejarme tanto, al parecer el más dañado fue Agustín, quien se dice tendrá que quedarse más tiempo en Colombia en observación y reposo, se estima que para en dos días más ya estará en condiciones para presentarse ante la prensa y firma de discos en México.

Y aunque Barranquilla nos haya jugado una mala pasada, lo crean o no, mi amor por esta ciudad era más grande que cualquier otra cosa, me llevaré grandes recuerdos de aquí, principalmente por mi beso con Karol en "Qué más da".

Mis labios aún hormigueaban gracias al fresco recuerdo de aquel momento, si fuera por mí colocaba permanentemente el beso ahí.

Es que si tan solo entrecerraba un poco los ojos podía teletransportarme de vuelta justo a ese instante, mis manos adheridas a su cintura ceñida en ese vestido azul similar al de una princesa y las puntas de su largo cabello marrón haciéndome cosquillas en mis dedos más la humedad que me ofrecía su boca era algo incomparable, estaba perdido por esa boca.

He besado a cientos de chicas; besos inocentes durante mi niñez, besos que robe y me robaron, besos con chicas que ni si quiera supe ni sabré sus nombres, con chicas que me gustaban, besos en juegos absurdos de la adolescencia y sobre todo besos actuados.

Claramente he compartido unos muy maravillosos, es algo que no voy a negar, han sido besos que han logrado el cometido de causarme placer e incluso excitación hasta el punto de querer llevarlos a otro nivel, pero estos últimos meses he comprendido que los besos son más complejos que eso, no solo buscan satisfacer de forma sexual o son simplemente chocar tus labios con alguien y moverlos de alguna forma sin sentido para poder decir "me bese con alguien", no, besarse definitivamente no era solo eso.

Ese acto tan íntimo no se debe compartir con cualquiera, debe hacerte sentir que nunca te saciarás y acostumbraras a sus labios, hacerte sentir fuego, falta de aire y sin duda alguna lo que más me llena de un beso lo he descubierto hace poco y es sentir una entrega tanto tuya como de la otra persona, creo que ahí es cuando te das cuenta que ese alguien es lo que has estado buscando y ahora que lo tienes enfrente de ti, no puedes dejarlo ir.