*escuchar con ésta canción, igual yo les digo cuando la ponen ahre*
7 años después.
Han pasado siete años, y miles de cosas. Ya no soy el chico con un mohicano teñido de rubio a los lados, Gerard no es el chico de pelo largo y negro. Crecimos, pasamos por mil peleas, amor, abrazos, y gritos. Estamos viviendo en un lindo departamento en Londres, donde él trabaja para Cartoon Network y yo hago música independiente.
Hoy es el día de nuestro casamiento.
Yo estoy alistándome en mi casa junto a mi madre, Bob y Ray, mientras Gerard está en el cuarto de hotel de su madre junto a ella y Mikey. Nuestros padres están ocupándose de que todo esté en su lugar en Brighton Beach, donde se dará la ceremonia.
—Frank, quédate quieto que no puedo ponerte el moño, hijo. Ya termino.—me dice mi madre. Hago lo pedido y ella me arma el moño como debe ser. Suena el timbre, debe ser Jamia. La elegí como mi madrina de bodas, ella había estado junto a nosotros después de lo que había pasado con Gerard y era de mis mejores amigas. El padrino era Mikey, elegido por Gerard, obviamente. Ray abre, y sí, era ella. Ya estaba lista, tenía un lindo vestido azul que iban a juego con la corbata que tendría que ponerse Mikey.
—¡Jams, viniste!—a medio vestir, corrí a abrazarla.
—Obviamente iba a venir, enano, no podía perderme la comida.—los dos reímos.
—Ya nos tenemos que ir, chicos. Mikey me dice que ya llegaron allí.—nos informa Ray. Los cinco tomamos nuestras cosas y salimos de mi apartamento. Jamia y yo en su auto, y Ray, Bob y mi madre, en el de ella. El camino es bastante corto, ya que es cerca de donde vivimos nosotros. Cuando llegamos, Mikey, mi padre, Donald y Donna están allí, sonriendo. Mis suegros me piden que hablemos a solas.
—¿Está todo bien?—pregunto.
—Sí, Frank, está todo bien.—dice Donna.—Quiero pedirte disculpas, a ti y a mi hijo por tratarlos así cuando me enteré de su relación, fui una necia, estaba enfrascada en mis mierdas de biblia y no veía que tu pareja no se elige, sólo es así y ya.—estaba por llorar, lo que había dicho Donna era hermoso. La abracé. Había aprendido a quererla como mi segunda madre a través de los años.
—Yo, Frank...—habló Donald, haciendo que su esposa y yo nos separemos.—Quiero decirte que... si le rompes el corazón a Gerard, corre, corre porque te voy a romper las piernas.—los tres reímos. Yo lo abrazo.—Te quiero mucho, Frank. Sé que serás una buena compañía para Gerard, no podría haber elegido mejor.
—Gracias, en serio.—nos separamos y volvemos con los demás. Yo voy a mi lugar junto al padre, quien se presenta como Norbert. A mi lado se pone Jamia y enfrentado a ella se para Mikey. Mis padres, mis suegros y mis amigos se sientan junto a otros familiares de los Way y míos, a quienes saludaré después.
Donna dice que Gerard estaba preparándose, que lo esperemos. Pero pasan 5 minutos, y Gerard no llega, 10 y sigue sin llegar.
*acá va la canción*
Hasta que veo una figura corriendo desde lo lejos, y allí está mi futuro esposo, llegando tarde a su propia boda.
Y quiero enojarme y gritarle, pero, lo miro y todo lo que me inspira es amor, esperarlo, darle los votos y casarnos de una vez por todas, como lo llevo soñando hace años.
—Perdón que llegué tarde, amor.—me susurra. Yo sólo le sonrío y tomo sus manos.
—Hermanos, estamos reunidos para celebrar la unión de dos almas, la de Gerard Arthur Way y la de Frank Anthony Thomas Iero ante los ojos de Dios. Antes de comenzar con la palabra del señor, me gustaría que los señores den sus votos.
—Comienzo yo.—dije, sacando una hoja del saco. Había escrito mis votos, pero lo que tenía para decir en ese momento lo sentía mejor, así que volví a guardar la hoja.—Gerard, nuestra vida es de todo menos un sueño, un cuento de hadas. Hemos pasado por situaciones horribles juntos, y eso es lo que nos hizo fuertes como personas y pareja. Hoy quiero que sellemos nuestro amor frente a todos porque te amo, con todo lo que soy, daría mi vida por ti si fuera necesario, porque eres lo más preciado que tengo y no quisiera perderte. Quiero formar una familia junto a ti, tener pequeños niños corriendo por la casa, perros, gatos, un zoológico si tú quieres. Quiero que seas feliz junto a mí, Gerard, para siempre. Sé que el mundo... es feo, y te hizo cosas malas, pero tú eres hermoso, y no quiero que nunca, nadie, te quite la luz de tus ojos, esa que me da fuerzas cada mañana para levantarme.—Gerard estaba llorando desde que había dicho la tercer palabra, aproximadamente. Ahora debía hablar él. Ya veía venir mis lágrimas también.
—Frank... eso fue hermoso.—me abrazó.—Ahora mis palabras van a parecer una mierda.—sacó una hoja del bolsillo interno de su saco.—Frank, mi luna. ¿Somos como la luna y el sol, te has dado cuenta? Somos completamente distintos, pero sin el otro no seríamos nada. Hoy, estamos aquí porque estamos sellando nuestro amor frente a todos, como algún día, dos chicos de 16 años lo soñaron. ¿Recuerdas, Frank? Cuando sólo éramos dos chicos, uno con mohicano y el otro con el pelo negro, dentro del closet, debatiéndonos si salir o no. Lo logramos, amor. Así como logramos eso, vamos a lograr muchísimas cosas más juntos. Porque, Frank, te prometo que vamos a estar juntos para toda la eternidad. Nuestras almas se van a hacer una, como siempre lo hemos sentido. Frank Iero, eres el amor de ésta vida, de la próxima y de todas las que vendrán, y siento que la frase «te amo» es muy pequeña para describir todo lo que siento cuando te veo.—guardó su hoja, y, los dos, entre lágrimas, nos abrazamos mientras todos aplaudían. Cuando el silencio retomó protagonismo, el padre dijo:
—Gerard Arthur Way, ¿aceptas por esposo a Frank Anthony Thomas Iero, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?
—Acepto.—dijo Gerard, poniéndome el dorado anillo en mi dedo anular.
—Frank Anthony Thomas Iero, ¿aceptas por esposo a Gerard Arthur Way, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?
—Sí, acepto.—dije, repitiendo la acción.
—Por el poder que me confiere la Iglesia, los declaro esposos.
Gerard y yo nos tomamos las manos y caminamos por la alfombra que estaba sobre la arena, mientras nos tiraban pétalos de rosas, y juro que jamás, en los 25 años que llevamos casados, fui tan feliz como aquel día.
fin.
xoboyd.
[terminada el 19/9/17 a las 9:09 p.m]
gracias por todo el apoyo, disfruté mucho escribiendo esto, espero que les haya gustado<3
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demolition lovers ; frerard
Hayran Kurgu¿Qué tan difícil es para dos chicos que son creídos completamente heterosexuales salir del closet frente a sus compañeros de clase?