7 ME PELEO CON DR.CORAZON

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Creo que eso de tener pesadillas ya se estaba haciendo costumbre en mi subconsciente. Y eso no me agradaba en lo absoluto.

En la pesadilla, me encontraba en un lugar oscuro y rocoso. El aire era muy húmedo, haciendo que sudara y me sentí sofocado. 

—¿Donde estoy?— Pensé en voz alta.

Como no podía ver nada a mas de medio metro de distancia, apreté mi puño. De entre las fisuras de mis dedos apareció un brillo amarillento. Abrí mi mano y de inmediato tenia una fuente de luz.

—¿Que rayos?

En el suelo había cientos de huesos que reconocí, eran humanos. Mala señal.

Me puse alerta para cualquier signo de algún monstruo. Sin embargo, no escuchaba nada.

Recorrí la cueva, que parecía un laberinto, porque había varios túneles y vueltas.

Llegue a un área abierta donde había un tragaluz y dejaba entrar la luz del sol, iluminándolo por completo.

Me puse por debajo para que me diera el sol y sentí una oleada de energía.

Luego, para mi desgracia, escuche el siseo que me cazaba en mis sueños. Pero en esta ocasión ya estaba psicológicamente preparado, pero no física.

—En serio me estas cansando— dije con molestia.

La serpiente gigante no contestó nada. Lo único que hizo fue arrastrase a mi alrededor amenazante.

—¿Que quieres de mi?

La serpiente no contestó de nuevo. Sacaba su lengua una y otra vez como si tratara de decirme que estaba ansiosa por devorarme.

Lo ultimo que vi antes de despertar era la boca de la serpiente extremadamente enorme, directamente hacia mi.

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Los días posteriores al incidente fueron mucho mas normales, gracias a los dioses. Ya me había acostumbrado a las criaturas y las cosas fantásticas que pasaban en el campamento. Como Quirón nos había dado la semana libre, pasaba tiempo con Roger.

Creo que Roger admira mucho a Clarisse, porque esta mañana en el pabellón, noté que Roger traía una banda roja en su cabeza.

—¿Y la banda, Rambo?— Le dije entre risas.

—Callate Rapunzel— Me contraataco.

—¿Que? Porque Rapunzel.

—Oh, vamos. No me digas que no entiendes el chiste— Me miró aun confundido, así que puso los ojos en blanco— Por tu poder curativo, genio. Solo te faltaría que brillara tu cabello.

Sonreí con arrogancia y utilicé mi habilidad con la fotoquinesis. Me concentre en unir los rayos de luz en mi palma y forme un pequeño laser que quemó levemente el brazo de Roger.

—¡AUU!— Chilló— ¿Era necesario?

—Mi cabello no brilla, Rambo. Pero mis manos si.

Mientras caminabamos por el campamento, miramos la arena donde se hacían torneos de lucha con espada. Percy, mi amigo, me había estado entrenando en eso. Por eso, estaba mejorando mucho y ya se me hacia muy sencillo.

De sorpresa, senti un peso enorme en mi espalda y caí de cara al suelo. Podía sentir pelaje y por eso creí que era un monstruo. Pero luego sentí una lengüeta en mi espalda.

—¡Uggg, Señorita O'Leary, no es tiempo de jugar!— Dije mientras estaba bajo el perro gigante.

—Creo que le gusta jugar con los de su especie— Dijo Roger entre carcajadas— ¿O no, Señorita O'Leary?

ARION ELAINE: EL HIJO DE APOLODonde viven las historias. Descúbrelo ahora