El RETRATO

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La joven avanza por el pasillo de su nuevo hogar y se detiene frente a una puerta de madera algo oscurecida por el inevitable paso del tiempo.

Al igual que ha hecho con las ventanas y el resto de las puertas de la mansión, la escritora se dispone a abrir la puerta para ventilar la estancia y posa su mano izquierda sobre el pomo dorado de la puerta que también ha oscurecido con el transcurrir de  los años.
En cuanto lo hace una intensa sensación de calor le quema un poco la mano y de manera instintiva, Kayden la aparta.

Cuando logra entrar en la habitación un suave aroma a rosas y jazmín sale de su interior al tiempo que una suave brisa procedente de la ventana abierta recorre el lugar. Juraría que no ha abierto la ventana de esa habitación aunque desde que puso el pie en aquel lugar no está muy segura de nada.

La joven se adentra en la habitación y contempla cada detalle de la estancia.
Aquel lugar fue habitado antaño por una mujer y una muy femenina además.
Nada más entrar, justo al fondo frente a ella un espectacular vestido de novia antiguo.

La creadora de historias, que ama todo lo antiguo, se acerca a él y lo observa con más detenimiento. Es sencillamente hermoso, su textura al tacto es muy suave, casi de seda. La tela con la que está confeccionada aquella maravilla es cara y de gran calidad. El velo bastante más antiguo que el vestido, tal vez sea una especie de reliquia familiar, quizás algo heredado de generación en generación para utilizar en las bodas de miembros de la familia. A pesar de lo viejo del velo se nota que debió ser caro. Todo parece hecho con mucho mimo.

En ese instante y una vez más, alguien se materializa frente a la argumentista. Una joven rubia, alta y delgada, aunque de pronunciadas curvas, que emocionada y con un brillo especial en sus ojos, se mira a un espejo de cuerpo entero con el vestido de novia sobre su cuerpo.
Incluso vestida de novia su manifiesta sensualidad se hace patente. 

Kayden puede sentir la felicidad que embarga a la rubia, pero tan pronto como ha aparecido esa imagen de la hermosa mujer de cabello platino ante sus ojos, desaparece. 

La escritora repara segundos después en un cuadro antiguo sobre el cabecero de la cama de la habitación, el retrato de una hermosa mujer rubia de ojos azules, con un vestido blanco poseedora de una mirada dulce y tímida a la vez. 
Si bien no pudo ver por completo el rostro de la aparición, está convencida que se trata de la misma joven vestida de novia que se apareció ante ella minutos antes. Es por sus ojos precisamente por lo que la reconoce.

En ese momento la muchacha escucha voces en el piso inferior de la vivienda. Al bajar a la primera planta, la joven descubre al hombre de cabello rizado que vio en la fiesta que apareció ante sus ojos nada más entrar en la casa. Al parecer es pintor y está elaborando un retrato de la joven rubia que le mira con ternura mientras posa y él la sonríe. Fuera, pegada a la ventana, la adolescente de piel oscura que estaba presente en la fiesta los observa a ambos con odio. Cuando el muchacho de cabello rizado acaba el cuadro, la mujer rubia se acerca a mirarlo. 

—¡Es precioso! —exclama la hermosa mujer contempla la obra. 

—No más que tú. —responde él besándole una mano mientras ambos se acarician con la mirada. 

Entonces la adolescente se presenta ante ellos en actitud amenazante y el joven protege a la hermosa mujer rubia con su propio cuerpo interponiéndose entre la adolescente y la chica del cuadro.

—¡Déjalos en paz! —exclama la escritora dirigiéndose a la adolescente.

«¿Pero qué estoy haciendo? «Estoy hablando con alguien que en realidad no está aquí.» «Mantén la calma, Kayden.» piensa la escritora.

La nueva dueña de la vivienda siente el odio que la adolescente por la pareja como si fuera ella misma.
Cuando la joven se gira y la mira, la escritora vuelve a asustarse, esa muchacha es su vivo retrato aunque algunos años más joven.
Los ojos de la chica se vuelven de un rojo intenso,  segundos después lanza un grito ensordecedor y terrorífico que hiela la sangre de las venas de la nueva dueña de aquel lugar.
La adolescente avanza rápidamente hacia la escritora, que es incapaz de reaccionar, con los ojos cada vez más rojos, casi llameantes, y un grito aún más espeluznante pasando a través del cuerpo de la mujer para diluirse en el aire instantes después.

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Sé que es un capítulo corto. He querido que sea así.
Gracias por leer.

ESCRIBIENDO NUESTRA HISTORIA{Michael Jackson Y Marilyn Monroe) (COMPLETADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora