EL VESTIDO

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Cuando todo ha pasado, Kayden se tranquiliza.
Si fuera por ella se marcharía de allá para siempre, pero  nunca ha sido una mujer miedosa. Además aquel sitio es un regalo de su abuelo, a quien adora y nadie, ninguna aparición o lo que sea, va a alejarla de allá. A menos que ella quiera. No hasta que ella lo decida. 

La escritora sale a inspeccionar de nuevo su  propiedad para familiarizarse con la casa, sube al desván y allí repara en una mancha roja de grandes dimensiones que hay en el suelo. La joven siente  gran curiosidad por el origen de la mancha y se agacha para comprobar de que se trata. Al tocarla se percata que aún está húmeda y también que se trata de  sangre fresca.

—¿¡Sangre Fresca!? —exclama la creadora de historias de miedo sorprendida. —¿Cómo puede  haber sangre  fresca aquí? Esto está abandonado desde hace años.

En ese momento una voz  grita.

—¡Muere!

Aterrada, ve como un cuchillo ensangrentado  aparece encima de ella sostenido por una mano  de piel oscura. Se cubre con las manos y en ese momento, cuando el puñal está a punto de herirla, se esfuma en el aire como por arte de magia.

La mujer, atemorizada, siente su corazón palpitar a toda prisa y respira hondo para tratar de recuperar la calma que parece haber desaparecido de ella desde que llegó a aquel lugar. Se incorpora aún un poco aturdida y busca algo donde  sentarse encontrando un pequeño y viejo baúl. Se sienta encima de él y observa a su alrededor. Aquel sitio parece realmente tétrico en comparación  con el resto de la casa. Allí el olor a humedad no es lo peor, sino el ambiente cargado, pesado, que puede sentirse en cuanto pones un pie en aquel lugar. Además de un  olor intenso e insistente a putrefacción, como si algo se estuviera pudriendo allá, ¿pero qué ?

Cuando Kayden mira al frente el miedo se apodera de nuevo de su cuerpo, ya que frente a ella están los  dos enamorados que la miran  con odio.

—¡Tú! —le  dicen señalándola con desprecio acercándose a ella flotando en el  aire.

—¡Asesina! —grita el fantasma de  la rubia mientras se aproxima  lanzando un grito que hace estallar los cristales de las ventanas  de la casa

La muchacha se echa hacia  atrás tratando de huir de ellos.

—No...No soy quien creéis...aunque nos parezcamos. —responde  la escritora atemorizada tratando de  buscar algo que confirme lo que asevera.

—¡Niña caprichosa! Quizá seas una adolescente de  quince años pero tu maldad es mucho mayor, Hayden. —le dice el hombre de piel negra y cabello rizado.

—Me confundes. Me llamo  Kayden, no Hayden, y no tengo quince años sino veinticinco. Soy escritora. —explica la muchacha sacando su documento de identidad y unas fotos de cuando era niña.

El espíritu de la rubia gira su cara y entre las sombras de la  estancia ve a alguien. La adolescente se esconde en la penumbra mientras los observa a todos.

En ese momento
la cara de la rubia se llena  de curiosidad al ver las fotos que la novelista le muestra y se lleva las manos a la boca.

—Tiene razón, Michael. No es quien  creemos, pero....

—¿Pero qué, Marilyn? —pregunta él.

—No puedo decírtelo...todavía. Hay alguien que debe saberlo antes aunque tendrá que averiguarlo ella. —dice la joven rubia  con los  ojos brillantes.

—¿De qué estás hablando? —pregunta la escritora intrigada.

La rubia desaparece en ese momento.

A pesar que ambos han aparecido en la habitación, las almas de la pareja  permanecen una en cada esquina de la habitación.
La joven morena puede percatarse del amor y dolor con el que se miran.

—Si no eres quien dices ser ayúdanos. Escribe nuestra historia y haz que la verdad  sea desvelada. —le dice el fantasma de  él.

El espíritu de la adolescente sale en ese momento y se abalanza sobre el de Michael.

—Eso nunca pasará. —grita la adolescente desapareciendo de nuevo en la nada persiguiéndole.

—El diario. Busca el diario. solo así podrás ayudarnos. —le dice el muchacho antes de desaparecer.

Cuando su corazón todavía no se ha repuesto de  la última impresión, Kayden comienza a escuchar a alguien llorando en el pasillo mientras pronuncia una  palabra : Mamá.

La escritora no sabe si salir a averiguar o no la procedencia de aquel extraño llanto en una casa que hace años está deshabitada. Aquello es una locura. 

¿El llanto de un bebé allí?

—¡Si esto se trata de una broma para tratar de volverme loca, parad ya! —grita la escritora. —Seáis quienes seáis. ¡Esta es mi casa y no pienso marcharme de aquí!

La muchacha vuelve a escuchar una voz infantil pronunciando la palabra mamá y movida por la curiosidad sale a investigar.

Así es a veces el ser humano.

La curiosidad puede más que el miedo, aunque estemos aterrados no podemos evitar que ir hacia aquello que nos causa temor. Tal vez por curiosidad, tal vez por morbo.

En el momento en que la escritora sale al pasillo de la habitación encuentra a una niña pequeña de piel clara y cabello oscuro rizado sollozando con la cara entre las rodillas.

—¿Te puedo ayudar? —Se agacha la joven para mirar a la niña.

—No encuentro a mi mamá. —responde la niña mirándola  con sus intensos ojos azules.

—¿Tu mamá ? —responde ella confundida.

La adolescente aparece en ese momento y ahora es una aparición completa, como si se tratara de una persona de carne y hueso, al igual que la niña. Sus ojos comienzan a volverse  totalmente negros, incluidos los globos oculares y se acerca a la contadora de historias mientras su rostro se va volviendo cada vez más cadavérico y  maligno. Luego lanza un grito ensordecedor muy similar al de una Banshee.

La dramaturga, paralizada, es incapaz  de pestañear siquiera cuando siente el fétido y frío aliento del ente  en su rostro. La aparición la sonríe con maldad y dirige su mirada a su pecho y pone una  de sus manos sobre el corazón de la escritora presionándolo con fuerza. La nueva dueña de la mansión, comienza a sentir un  insoportable dolor en su pecho temiendo sufrir un infarto en cualquier momento.

—¡Déjala en paz, idiota! —grita la niña al fantasma.

El espectro la mira enfurecida y deja de presionar el corazón de la escritora para perseguir a la niña, pero cuando está a punto de darle alcance, el fantasma de la hermosa rubia del cuadro aparece, toma de la mano a la niña y ambas huyen corriendo atravesando una pared segundos después.

La adolescente furiosa, grita y desaparece tras ellas.

Kayden se levanta del suelo cuando su corazón ha vuelto a la normalidad y llora.
Aunque no es una persona especialmente temerosa lo que acaba de vivir ha sido lo más horrible que ha experimentado jamás. Esa malvada y oscura adolescente ha estado a punto de matarla.
La chica cesa su llanto minutos más tarde.

Cuando se halla frente a la habitación de la hermosa  mujer del cuadro abre la puerta. Algo la impulsa a ello y cuando lo hace descubre el hermoso vestido de novia, que había visto un rato antes, con dos manchas de sangre, una en el abdomen y otra en el pecho. Junto a él una cuna de la que sale el llanto de un bebé, pero en la que no hay nada.

La muchacha escucha gritos de dolor y llantos en la planta inferior de la casa. Al llegar hasta allí encuentra al joven pintor vestido de gala abrazar llorando el cuerpo ensangrentado de la  rubia que tiene el traje de novia puesto, al pie de la escalera.

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Una Banshee es una especie de hada de la mitología irlandesa que con su llanto o grito estridente y espeluznante anuncia la muerte de alguien. Sólo la persona que va a morir puede escucharla. Puede ser una joven hermosa o una anciana decrépita y cadavérica con los ojos enrojecidos por el llanto.

ESCRIBIENDO NUESTRA HISTORIA{Michael Jackson Y Marilyn Monroe) (COMPLETADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora