Una Pregunta

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Durante estos dos años no hice más que pensar en ella, en lo que mi corazón me pedía; Dudé durante algunos instantes y al final, le fui leal a mi corazón.

Ahora, deje que una inmensa tranquilidad me dominara y comprendí que lo mejor era declararle mis sentimientos, pero ¿Cómo lo haría? Por poco era la situación más aterradora que había vivido jamás, me había enfrentado a los momentos y horrores más peligrosos, pero nada a nunca como esto.

Una mañana de escuela, decidí no asistir y me propuse visitar a la chica culpable de mis desvelos, ella por supuesto no tenía idea y había tenido el valor, si bien no de ignorarme, de marcharse cuando solía llegar a las reuniones que teníamos las chicas y yo. Siempre existía una excusa, siempre había algo más importante que permanecer en el mismo sitio que yo.

Usando un vestido naranja pálido ceñido a mi cuerpo con pequeñas flores amarillas, dejando al descubierto mis brazos, llegando un poco más arriba de mis rodillas con zapatillas rojas, me sentía lista para verla, eso sí usando mi listón y un maquillaje suave para resaltar lo mejor de mi rostro.

Al llegar a la escalinata del templo aquella se volvió cada vez más larga, cómo si no quisiera subir y al mismo tiempo sentía que no deseaba nada más. Después de unos minutos me encontraba arriba y pude reconocer la vestimenta de aquella sacerdotisa que barría algunas hojas secas, inmediatamente se percató de mi presencia y al voltear su piel se volvió pálida, casi como si hubiera visto un fantasma. Caminé unos pasos para estar frente a ella, al saludarla no pude evitar ruborizarme un poco y clavar mi mirada al suelo.

-Hola ¡Rei! Buenos días- Pude notar la dificultad para mover sus labios, con la que dando una leve sonrisa contesto.

-Buenos días Minako ¿Qué puedo hacer por ti?- En ese segundo sus manos parecieron ser tan débiles que dejó caer la escoba en el piso, sorprendida la levantó en un solo movimiento.

-Sólo pasaba por aquí - sí claro, no engañaba a nadie-. Y quería saber ¿cómo estabas?

-Bien, gracias por preguntar –indiferente.

-Genial, sucede que quiero hablar de algo…-puntualicé.

-Hoy es un día ocupado, pronto será hora de que las jovencitas vengan por su amuleto semanal, vendrán personas a realizar sus oraciones familiares y hay un par de niñas que quieren aprender de mis labores que también vendrán… hoy no puedo. – "Más excusas", pensé mientras me decía sus deberes.

-Si Rei, pero en verdad tengo que hablarte de algo –Caminé hasta estar directamente a su lado.

-¿Acaso es de chicos?, sí es así no puedo darte mi consejo –molesta- sabes que no me interesan y jamás lo harán, ¡los detesto, no quiero a un hombre a mi lado! –se volteó y me dio la espalda.

En esos momentos sentí como una energía se apoderaba de mí, contra todo lo que conocía cuando la veía de esa forma no podía evitar sentir una fuerte atracción. La rodeé con mis brazos y deje que mi cabeza descansara sobre su espalda, pude percibir su calor y cada uno de los movimientos que hacía al respirar, que quizás siendo parte de este gran frenesí se volvían más rápidos para mí.

-Y ¿qué tal a una mujer? No hace falta que quieras a nadie más que… -comenté entre suspiros.

Es la primera vez que la tengo tan cerca de mí, jamás quisiera olvidar este momento.

-¿De qué hablas?- Dijo mientas notaba como se estremecía cada vez más.

-De… -besé su espalda.

Un fuerte grito se hizo presente, parecía un gran trueno que me despertó de mi encantador sueño.

-¡Rei!, ¿Dónde estás? ¿Y los amuletos? Pronto llegará la gente… ¿Rei?





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Fuego de Amor 🌙 Sailor Moon Fic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora