SCOTT MCCALL.| ella no necesitaba ser salvada. necesitaba ser encontrada y apreciada, por exactamente quién era.
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CAPÍTULO NUEVE: ella podía predecir la guerra.
Scott apretó el cuerpo de Rayna contra su cuerpo con fuerza antes de soltarla y levantarse.Él se acercó a la ventana un momento antes de dirigirse a la puerta, pero se detuvo cuando la chica llamó su nombre —. ¿Scott? ¿Qué haces?
El alfa apretó la mandíbula. Esperaba no tener que involucrarla, pero sabía que sería en vano; sabía que lo mejor para ella sería ir con él —. Voy a ver a Deucalion.
─ ¿Qué?—, ella se levantó de inmediato. Su cabello se encontraba revuelto mientras le miraba con los ojos bien abiertos —. ¿Te volviste loco?
─Él es el único que nos puede enseñar cómo pelear sin ver—, señaló Scott y Rayna inspiró aire por la nariz antes de levantarse, ella reconocía que era su mejor opción. Se acercó a donde se encontraba toda su ropa y comenzó a colocársela nuevamente —. ¿Qué haces?
─Iremos con Deucalion.
─Es por esta misma razón que quería intentar irme sin despertarte—, admitió Scott y Rayna rió.
─De acuerdo, ¿realmente creías que lograrías escaparte de la Reina de los Alfas, Scotty? Es imposible. Además, no dejaré que vayas solo con Deucalion. Y teniendo en cuenta que él te enseñará cómo pelear contra el Anuk-ite, ¿no debería ir? ¿O quieres que vaya a una batalla sin saber pelear?
Scott bufó. No quería tener que forzar a la chica a ver al hombre que había asesinado a su manada por su sed de poder, pero tampoco podía dejarla sin conocimiento alguno: eso sólo la llevaría a su muerte. Además, no es como si pudiera convencer a la chica de hacer lo contrario cuando la idea ya se instaló en su mente. Ella era demasiado testaruda —. De acuerdo. Vamos.
Rayna volvió a reír, tomando la mano del alfa cuando caminó a su lado y tirando de él para comenzar su camino —. ¿De acuerdo? No estaba pidiéndote permiso, Scotty.
─Lo sé—, suspiró Scott, entrelazando los dedos de su mano con los de ella mientras bajaban las escaleras —. Pero es lindo imaginarme que tengo al menos una ligera influencia sobre ti.
Ella le miró un momento antes de confesar —. La tienes, Scotty. Créeme que la tienes. Y considérate afortunado, eres la tercera persona en obtener ese honor.
Scott alzó las cejas, mirando a la chica con curiosidad —. ¿Quiénes son las otras dos personas que lograron tener una muy ligera influencia sobre ti?—, se burló el chico y Rayna sonrió, ella no iba a negar que el poder que le concedía no era mucho para la vida diaria ─ pero sí era mucho en cuestión de vida aunque él aún no lo supiera.
─Peter y Derek, claro. Como te dije cuando nos conocimos, son un dolor en el trasero, pero los quiero.
─ ¿Estamos hablando de los mismos Peter y Derek?—, bromeó Scott y la chica rió, acercándose más a él al salir por la puerta.
La guerra se acercaba, ella podía sentirlo.
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