Capitulo 14

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Cuando abrió sus ojos no encontró dolor por ninguno de los lugares donde anteriormente lo habían herido, extendió una de sus manos hacia arriba y al cabo de dos segundos las manos del príncipe Tsunayoshi rodearon la suya, miró sus manos unidas y luego al rostro de su príncipe, se veía tranquilo, lo examinó rápido y no encontró señales de herida alguna, tal vez ya habían pasado días del ataque.

-¿cuánto dormí?- tomando control de su cuerpo se sentó en la cama y sin mirar sintió la voz de Reborn frente a ellos.

-tres horas- exaltado giro su rostro a él. Eso era imposible, sus heridas habían sido graves, mínimo un mes de descanso para sanar, como…

-use mis llamas, sería problemático si te tomas unas vacaciones antes que yo. En fin, luego te cobraré el favor, ahora tu y Tsuna tienen que hablar yo voy a saludar al Rey- con toda la elegancia que poesía Reborn atravesó el cuarto y los dejó solos, Hibari miro ahora al príncipe que lo veía fijamente, el silencio se extendió por un buen rato hasta que el príncipe se levantó y sacando sus manos de sus bolsillos le enseñó un reloj plateado con el escudo del reino en el. Con curiosidad tomó el reloj y lo observo por unos segundos, su forma era circular, el material con el que estaba  era oro pero se encontraba opaco, sin duda era antiguo, presiono el botón que tenía y se sorprendió del contenido de este.

-esto es… ¿donde encontró esto príncipe ?- el castaño se levantó y caminó hasta la ventana del cuarto. Se veía tenso,  sus puños estaban muy cerrados, y su espalda parecía cargar un gran peso.

-Es un regalo, el Rey fundador se lo obsequio a la primera generación de caballeros del reino. Demon Spada está ahí.
La persona que me a atacado en tres ocasiones, de alguna manera a logrado mantenerse vivo, es un usuario de la llama de niebla, puede que encontró una manera de no depender de un cuerpo físico gracias a sus ilusiones, y se ha mantenido vivo gracias a eso. El formó parte de los caballeros del rey Giotto, fue uno de sus más grandes amigos y aun así lo traicionó, trato de forzar a su rey a enlazarse con él, y al no lograrlo se desquito con el pueblo para así dañar a su rey, se sabe que fue derrotado por sus compañeros y encerrado en el calabozo, pero no hay registros de un juicio o ejecución. - de su boca salían palabras muy frías. Pero aun así el duque se dedicó a oírlas todas, aunque lógicamente si alguien venía y te decía todo es, lo común seria no creerle, pero él le creyó, sabía que cada cosa que dijo su príncipe era cierto. Pero eso no explicaba su más grande preocupación.

-entiendo y creo cada una de sus palabras, pero, eso no explica porque quiere atacarlo solo a usted.- Tsuna a oírlo se alegró un poco de que le creyera sobre Demon.

-Al parecer mi antepasado el Rey Giotto di Vongola y yo tenemos un gran parecido físico ya que apenas me vio el maldito de Demon ha intentado marcarme, gracias a usted y Reborn me he salvado en esas ocasiones, pero sus vidas son muy valiosas para mi, no puedo poner el peso de mi vida en ustedes, no porque no confíe en sus fuerzas, sino que si les perdiera no sabría qué hacer.- volteando dejó ver su rostro lleno de aflicción, pero aun así se forzó a serenar su rostro. Había tomado una decisión, se irían cuanto antes del palacio, tal vez alejándose Demon no los molestaría de momento.

-Duque Hibari Kyoya, tengo pensado partir cuanto antes. Además de que quiero pedirle un favor.-

El duque se forzó a ponerse de pie y con algo de dificultad se puso de rodillas ante su príncipe.

-sería un gran honor para mi conceder cada uno de sus deseos mi príncipe.- con su mano en su pecho término  escuchando su petición y sonrió.

-quiero que  actúe como testigo en el nombramiento del siguiente candidato a caballero de la orden, Duque Hibari-

-bien, ¡guardias!- al cabo de unos segundos los guardias entraron, se exaltaron al ver al demonio de la guardia real de rodillas frente al príncipe omega. Pero no se atrevieron a decir nada sobre él, agachando su mirada y realizando una corta reverencia le hablaron a su príncipe.

-a sus ordenes príncipe.-

-vayan y traigan ante mí al General de la Guardia Nacional Fronteriza Reborn!-

Siguiendo sus ordenes los guardias se fueron dejando solos al príncipe y el Duque Hibari. Volviendo a ponerse de pie el Duque se posiciono a sus espaldas. Mientras esperaban ambos se mantuvieron en silencio, el pelinegro miraba atentamente a su príncipe, ahora que conocía a su enemigo no lo dejaría solo ni  una vez mas.

Mientras el príncipe miraba preocupado a su caballero, confiaba en que las llamas del sol de Reborn lo habían sanado, pero el mas que nadie sabia que al someter al cuerpo a esa clase de llamas tan abruptamente creaban cansancio y entumecimiento.

-Duque, ¿ como se encuentra? - feliz de escuchar otra vez su suave voz, el Duque soltó un suspiro y tomando una posición mas relajada respondió.

-estoy bien, siento el cuerpo mas pesado pero puedo vivir con eso.-

Las puertas se abrieron. Reborn entro rápido y por sus ligeros jadeos era evidente que había corrido. Miro a su pupilo y al duque a sus espaldas sin saber bien que querían y como era propio de el les pregunto a su manera.

- no me miren así, por Dios que asustan. Y bien ¿que pasa? -

Tsuna aclaro su voz un poco, y mirando con seriedad tranquilizó un poco a su tutor.

-Reborn, he pensado mucho sobre este tema hace años, tenia la idea que probablemente te negarias  rotundamente, por eso nunca te lo dije, pero ahora que tengo al Duque Hibari a mi lado como mi caballero que tome la decisión de no perder a nadie, no quiero perderme a mi mismo, eres la primera persona que no hizo distinción en mi por ser un omega, es mas por mucho tiempo creí que eras un maldito bastardo que me torturaba a propósito para que renunciara a entrenar por orden de algún noble de la corte, hasta que me di cuenta que en realidad si eres un bastardo- la pequeña sonrisa en el rostro del Duque molesto a Reborn.

-dame-Tsuna ve al punto- el pelinegro de patillas tenia ganas de golpear a su lindo pupilo, pero no creía que Tsuna lo había mandado llamar para insultarlo, el no era así, no frente a otros, no?

- con tus tortuosos métodos de enseñanza me obligaste a sacar fuerza de donde creía ya no me quedaban, me enseñaste que con mi última voluntad a volver posible  todo lo imposible. Por eso muchas otras cosas mas te considero invaluable, y quiero que tu Reborn seas mi segundo caballero- con los brazos cruzados sobre su pecho y su intensa mirada el príncipe no tenia la mas mínima intensión de escuchar un no.
  

El Príncipe y sus caballerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora