El Príncipe y sus caballeros

Capitulo 15

Reborn veía las llamas en las manos de su alumno latir con orgullo, sus expresiones eran mas que serias, en sus ojos se veía seguridad y pequeño destello de dominación. Desde hace un tiempo que sabia las intenciones de su alumno, creía haber tenido una respuesta para esa pregunta ya hace un tiempo, pero al ver esos ojos y todo lo que habitaban en ellos, puedo ver el reflejo del futuro prospero y glorioso que le esperaba al príncipe frente a el. Su pecho se hincho mas y con su cabeza en alto doblo su rodillas al suelo y llevando su mano a su corazón fijo sus ojos en los de su alumno y sonrió.

-si-

Al oírla respuesta afirmativa Tsuna imito a su tutor y sonrió, las llamas en sus manos brillaron con mas fuerza y sintió otra vez la cálida sensación de ardor en todo su cuerpo seguido del cosquillo en su palma. El anillo había aparecido. Al abrir su mano dio a descubrir el mismo con una piedra amarilla y el emblema del sol en el brillando con orgullo. Extendió su mano para alcanzar la de su tutor y coló el anillo en su dedo.

El Duque miraba todo desde su lugar. Sus ojos fijos en las llamas que aun brillaban en las manos de su príncipe. Reborn lo miro de reojo y vio la duda en ellos. Poniéndose de pie tomo la mano de su alumno y la beso de forma seductora haciendo que tanto el omega como el otro alfa se tensaran un poco. El duque hizo ruido con su garganta y Tsuna quito su mano de las de su tutor. Volviendo a ver a su caballero de la nube y notando la pregunta en sus ojos se debatió en como darse a entender. Sin mas hablo para confort de Hibari, mirándolo a los ojos con las llamas aun brillando, solo que esta vez con una llama mas en su cabeza.

-ellas son mi voluntad, arden desde lo mas profundo de mi interior, reflejan lo que hay ahí- el duque seguía mirándolas encantado, poco a poco comenzó a acercarse para tocarlas. Al unirse sus manos brillaron con mas intensidad. Sus ojos se encontraron y sus corazones se oían como un solo latir. Reborn que miraba analizando lo que sucedía y decidió hablar.

-En sus manos arde una llama, hecha para proteger lo que es importante, Duque.- Hibari y Tsuna dejaron de tocarse para mirar al pelinegro de patillas que tomaba asiento cerca de la mesa que se encontraba en la habitación y sin esperarlos llamo a los sirvientes para que comenzaran a servirles el desayuno. Ambos se acercaron a la mesa y tomaron asientos mirando a Reborn, expectantes a lo que podía decir a continuación el nuevo caballero del príncipe. Una vez que los sirvientes dejaron la habitación volvió a hablar para el Duque.

-Ahora que ambos estamos metidos hasta el cuello en esto es momento de hablar sin rodeos. No tolerare mas ataques sorpresa del enemigo, por lo que de ahora en mas no se despegara del lado del príncipe durante todo el día. Además que me encargare de entrenar sus llamas de nube personalmente , Duque. Tengo grandes expectativas en usted.- llevando su taza a sus labios dio por terminada la conversación.

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La nieve teñía todo el suelo de blanco, las puertas de palacio se encontraba en calma, muchos guardias se encontraban entrenando en los cuarteles por lo que no espero una despedida ceremonial como la que ameritaba el momento, dejaría el palacio con dos de sus caballeros y volvería con toda su corte como el príncipe que esperaba ser. El castaño miro con calidez su hogar por ultima vez, tratando de guardar en su memoria el momento, volvió su vista a su madre que lo miraba con lagrimas en sus ojos pero con la sonrisa mas orgullosa que tenia. Se acerco a ella y tomo ambas manos para besarlas y pedirle la bendición de la reina. Su madre encantada beso su frente y le deseo la mejor de las suertes.

Sus hermanos estaban presentes pero no los miro sabiendo lo que encontraría en sus ojos, preocupación. No necesitaba eso en esos momentos, sino todo lo contrario, necesitaba una mirada que le brindara seguridad y buenos deseos para su viaje. Camino hasta estar frente a su amigo Enma, tomo sus manos y las sujeto con fuerza. Su amigo le sonrió con ilusión y admiración, el mas que nadie deseaba que su amigo tuviera éxitos en su viaje, muchos omegas como el esperaban grandes cosas del reinado de su príncipe omega. Con la barbilla en alto despidió a su futuro Rey.