Capitulo 11

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La noche había caído sobre el reino como un manto que lo cubría todo, la luna iluminaba gentilmente el cielo, y a mi parecer las estrellas eran más deslumbrantes que antes, me quedé observando su hermosura un poco más. Pero al observarlas su rostro vino a mi mente, sus palabras me habían cautivado, mi interior se sentía cálido, el sembró esta calidez en mi, y sin darme cuenta la fue regando y nutriendo, si pudiera le daría un nombre a esto que siento, pero no podía, No lo haría. Mis sentimientos no importan, sería Rey, me casaría por mero interés político, un matrimonio calculado fríamente era todo lo que me esperaba. Siempre lo supe, era el precio que estaba dispuesto a pagar, me había prometido que no sentiría. Pero el lo cambiaba todo, sabía que no habría futuro siquiera para poder brindarle un nombre a este sentir.

Sin pensarlo recordé al hombre que me había atacado en la noche del baile y en mi despacho, había investigado sólo pensando que sería algún miembro de la corte que quería infundir miedo en mi. Pero la verdad tras la identidad de la persona, me había aterrado al descubrirla, el escudo que había visto en sus ropas pertenecían a una casa ya extinta, y él había sido la última persona viva de esa familia. Había muerto ya hace 800 años, se trataba del primer caballero de la niebla del Rey fundador, los registro que se encontraban en la antigua biblioteca lo confirmaban, era él no tenía duda, Demon Spada. El hombre que intentó forzar a su rey a enlazarse a él , el hombre al que no le importó sacrificar a ⅔ de los ciudadanos solo para dañar a su rey, y todo por su retorcido sentido del amor. No tenía idea cómo había sobrevivido todos estos siglos, pero mi intuición me gritaba que era él y me quería a mí, él creía que era el Rey fundador, lo que me aterraba. Después de años de no tener este sentimiento, volvía a mi, el miedo, miedo a perder la que había construido con todas fuerzas, y justo ahora que lo había conocido a él. Tendría que buscar una forma de ocultar esto, sino él podría hacerle daño.

El sonido de la puerta me asusto, me sequé las lágrimas que habían escapado sin darme cuenta y modulé mi voz para que no sonara afligida.

-pase- fue todo.

El entro como siempre, la confianza le sobraba y con solo una mirada me descubrió, nunca podría ganarle. Suspiró y volvió a mirarme, detallo todo en mi y espero a que me calmara mejor para poder hablar.

-Tsuna, no lo guardes, no a mi, soy tu maestro, tu tutor, y puedo decir con solo una mirada que te estas derrumbando.- le brinde la más dolorosa de mis sonrisas, dejando escapar lágrimas que me había forzado a guardar. Tenía miedo y no sabia que hacer. Reborn se acercó a mí y me estrechó en sus brazos, me sostenía con tanta delicadeza que parecía que abrazaba trozos de mi alma en sus brazos, tratando de mantenerlos juntos.

-mi pequeño príncipe, mi león, no guardes tu dolor, el dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo rompe, solo así tu carga será más liviana, solo recuerda mis palabras, nunca olvides que eres más valiente de lo que crees, más fuerte de lo que pareces y más inteligente de lo que piensas. Tsuna - sus gentiles palabras fueron caricias para mi alma, me reconfortaron, las guarde como un tesoro en mi interior. Cuando deje de llorar acarició mi rostro y borró todo rastro de lágrimas en él.

Si no fuera por él seguiría siendo prisionero de mis miedos y debilidades. La primera persona que me vio tal cual era fue él, mi terrorífico tutor, el mejor guerrero del mundo, el hombre al que considero un padre para mí. Reborn.

Estaba seguro que si dejaba salir estos pensamientos él me guiaría a la respuesta que buscaba.

-tengo miedo.- y le conté todo.



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-entiendo, Tsuna tu no tienes que sentir miedo, no a él, el miedo es el enemigo de la voluntad, y tu nunca debes perder tu voluntad, es tu más grande arma. Haciendo las cosas con sentimiento y moverse debido a los sentimientos son cosas diferentes y no recuerdo haber criado a un niño bueno para nada, o sí?-

Como siempre sus palabras de aliento siempre venían de la mano de un regaño, así era él. Aún sin nada que decir solo suspire aliviado, me sentía mejor después de hablar y ser regañado por él.

-oí por ahí que tu caballero obtuvo el título de Duque- me tense de golpe y podía jurar que mi rostro ardía de solo oír hablar de él.

-la Reina se lo dio, su regalo me tomó por sorpresa- trate de ocultar mi sonrojo pero fue inútil, era Reborn de quien hablábamos.

-no veo el porqué, la reina es quien más se preocupa por ti, de ser necesario sería capaz de cubrir el mundo con luz, solo para que no te perdieras. -

Mi madre, su amor no se comparaba con nada, ella me dejaba ser sin limitaciones, fue ella quien me obsequio el ala antigua del palacio para que nadie perturbara mi lectura.

-tienes razón Reborn, Mamma es así, el título de Duque le abrirá puertas a mi caballero que tal vez con mis manos no habría podido brindarle. Ella ya pensó a futuro. -

Antes de que mi tutor hablara me levanté y fui a abrir la puerta justo antes de que volviera a sonar, era él.

Su mano estaba preparada para golpear la puerta, se podía ver que lo había sorprendido, era la primera vez que lo contemplaba así. Sus ojos brillantes como la plata me miraron, y solté el aire que mis pulmones retuvieron, me compuse al recordar a mi tutor a mis espaldas, y me hice a un lado para que pudiera entrar.

-oh Conde Hibari, o debería decir Duque ahora? - como siempre mi amado tutor usaba ese tono de voz. ¡Dios ayudame!

-use el que quiera, no me interesa en realidad.- Al parecer el conde se encontraba molesto. No encontré otra explicación para la actitud que tenía frente a Reborn, me preocupe y ignorando el ambiente hostil que ambos habían creado me acerque a él llamando su atención.

-conde Hibari, ¿sucedió algo? - al parecer mi pregunta los tomó por sorpresa, ya que ambos me miraron como si me hubiese salido otra cabeza. Podía ver como el conde se debatía internamente para decir algo, percibí su aroma, estaba preocupado y afligido, me exalte pensando lo peor, ¿y si había descubierto algo sobre los ataques?.

-no se preocupe por favor mi príncipe, nada a ocurrido. Solo que sentí que estaba sufriendo, por eso vine tan rápido como pude, y admito que me sorprendí cuando lo vi bien en la puerta de su habitación, debió ser imaginaciones mías- mi corazón casi se sale de mi pecho al oírlo hablar así, pero me compuse al ver a Reborn dirigiéndose a él. Sujeto al conde del cuello y lo estrelló contra la pared. Sin pensarlo corrí hasta él y usando toda mi fuerza los separé rápido. No me gustaba esto, él no era así, y menos frente a mi.

-¡que sucede Reborn, calmante y explica por qué atacaste a mi caballero!-

Reborn se quedó parado observándonos, analizando.

-quiero comprobar algo, digame conde, ¿Como sintió que el príncipe estaba sufriendo? - sus palabras me sorprendieron, no me espere eso. Pero su pregunta me intrigo de igual manera, también quería saber qué diría el Conde.

El se quedo en silencio un tiempo, era como si recién se hubiese dado cuenta de eso. Me miro preocupado, y podía ver que buscaba la respuesta. Solo pude ver mi reflejo en sus ojos.

-yo… no lo se. Solo me vino a la cabeza la imagen de príncipe, seguido de un intenso dolor en mi pecho y cuando me di cuenta ya estaba aquí. Solo eso.- el silencio siguió unos segundos más. Yo no sabia que pensar, yo…

-Ahora tu Tsuna, ¿como sabias que el Conde se encontraba detrás de la puerta? - mire al piso y luego a mis manos, dirigí mi mirada a los ojos del conde.

-no lo se Reborn, tú me viste, estaba hablando contigo y yo…- trate de buscar una explicación a mi comportamiento pero no la encontré.
















Hola gente hermosa, aquí les traigo un poco sobre los sentimientos mas íntimos de Tsuna.

Les voy a pedir de favor que si pueden compartan mi historia

Bueno nos vemos dentro de unos días con las siguiente parte de la historia- besos

El Príncipe y sus caballerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora