Peluche y canción

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Trago saliva cuando veo a través de las cristaleras de la sala de reuniones a William con un impecable traje gris claro a juego con una corbata gris oscuro y a Raúl con un traje y corbata oscuros. Están hablando bastante serios. (¿Qué se dirán?)

Ajusto la carpeta en mi brazo y abro con decisión la puerta de madera. (Nunca entenderé poner una puerta de madera en una pared de cristal...)

Ambos hombres me miran y se levantan para estrecharme la mano.

-Señor Becrux, señor Tarazed.

-Señor Spica.

Nos sentamos en lados diferentes de la mesa y dejo la carpeta sobre ella.

-Tengo aquí el contrato redactado por nuestros abogados. Creo que mi secretario les envió una copia...

-Sí, la recibimos y discutimos cada punto. Nos parece bastante justo para ambas partes. Pero mi experiencia como abogado me dice que un contrato tan ajustado siempre tiene una trampa.

Entrelazo las manos sobre la mesa con algo de nerviosismo. (William no ha hablado desde que entré en la sala.)

-Mi padre es quien tuvo la idea de invertir en Empresas Stellae. Creo que quería empezar con un contrato justo en primer lugar para tener la oportunidad de continuar trabajando juntos. Y yo también considero que abusar en un primer contrato impide que se vuelva a pensar en nosotros.

Raúl asiente y estira la mano para coger la carpeta. Revisa el contrato en su interior y se lo pasa a William para que lo firme. Él lo hace sin decir una palabra.

Los tres nos levantamos de nuevo y nos estrechamos las manos. (La mano de William es cálida...)

Ellos se marchan hacia el ascensor y yo espero a que la puerta se cierre. Lo último que veo de William son sus ojos marrones mirarme serios.

De vuelta en mi despacho veo la montaña de papeles y suspiro cansado. (Me espera un día muy largo.)

Voy por la mitad cuando Lorima abre la puerta y se sienta en su lugar de siempre. Noto que deja una bolsa conocida en el suelo a su lado.

-¿Qué haces con una bolsa del acuario?

-Me la ha dado Raúl ahora mismo. Es para ti de parte de William.

Eso me llama la atención. (¿William me hace un regalo?)

Cojo la bolsa la abro para encontrar un peluche. Una tortuga marina. (¿Cuándo...?)

-Según me ha contado Raúl le pidió que la comprara el día que estuvimos en el acuario con la idea de regalártela más adelante. Cuando lo escuché me pareció muy romántico.

En la bolsa también hay un pequeño pisapapeles de un pingüino y una nota.

Jacob,

considera esto un regalo para iniciar nuestra amistad. Y disculpa que antes me haya mostrado tan frío, tenía otras cosas en las que pensar bastante preocupantes.

William.

Sonrío al leerla. (Inteligente, atractivo y dulce. ¿Hay algo que le baje al nivel de los mortales?)

-¿Qué dice?-le paso la nota a Lorima y ella sonríe alegremente-. ¡Se me olvidaba! Toma, esto también es de parte de William.

Me da una nota más con un número garabateado.

-¿El suyo?

-Por supuesto. Me comentó que quería quedar contigo otro día, cuando tú puedas.

Azul y doradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora