Llego a la entrada con diez minutos de adelanto y me pongo en la cola para las taquillas. Compro dos entradas y espero a Lorima, que llega a la hora exacta. Viste con zapatos planos, unos vaqueros ajustados y una chaqueta negra con el pelo castaño recogido en una cola.
-Tú siempre puntual.
-Hola a ti también. ¿Tienes las entradas?
-Claro.
Entramos en el recinto y miramos el plano.
-Quiero ir al túnel.
-Tú y tus tortugas.
(Sí, soy algo pesado con las tortugas.) Se sujeta a mi brazo y empezamos a caminar.
-¿Has vuelto a hablar con Tarazed?
-Ayer mismo. Esta vez me ha ofrecido directamente un puesto de becaria en su bufete. Creo que voy a aceptar.
-Por supuesto que debes. Es uno de los mejores abogados del mundo. No pierdas la oportunidad.
Me sonríe y me lleva hasta las escaleras para bajar al túnel. (El ascensor está demasiado ocupado.)
Por fin el gran túnel marino se abre ante nosotros y yo me quedo admirando las tortugas que nadan de un lado a otro entre los peces. Lorima se suelta de mi brazo para ir a leer la información. Me acerco a ella, pero dos personas hacia la mitad del túnel me llaman la atención.
El primer hombre tiene el pelo negro recogido en una especie de moño en la nuca pero que deja que las puntas caigan hasta los homóplatos. Tiene los ojos oscuros y la piel morena. Viste con unos pantalones desgarrados, botas y una camiseta verde claro con un pañuelo a cuadros azules alrededor del cuello.
El otro tiene el pelo también negro, pero corto y peinado hacia un lado. Sus ojos marrones brillan con misterio y una suave sonrisa estira sus labios. Viste con pantalones vaqueros desteñidos, botas y una camisa gris oscuro junto a un jersey de lana negro con un diseño de rombos rojos. Unas gafas de sol cuelgan del botón superior.
Ambos hablan entre ellos quietos en el centro exacto del túnel, aunque de vez en cuando observan el agua detrás de su amigo.
En algún momento William (sí, son William Becrux y Raúl Tarazed) dirige su mirada en mi dirección y arquea una ceja sorprendido.
Le dice algo a Raúl y él también nos mira. Sonríe y le hace un gesto a su amigo para acercarse.
-Vaya sorpresa veros aquí.
Lorima sonríe a Raúl.
-Vosotros también, no os veo del tipo "acuario".
-Díselo a él-Raúl señala a William-. Me ha arrastrado aquí para ver a los pingüinos.
William le golpea el brazo con una sonrisa algo avergonzada. (Nunca pensé que pudiera hacer un gesto tan... amistoso como ese.) Raúl se frota el lugar golpeado con una sonrisa divertida.
-¿Y vosotros?
William me mira directamente.
-Teníamos planeado algo parecido.
-¿Has pensado en lo que te dije, Lorima?
-Sí, el lunes iba a llamarte. Acepto tu oferta.
-Ah, perfecto. Una mente tan brillante como la tuya necesita un entorno más favorable para su desarrollo.
William suspira pesadamente.
-Oh, genial. Ahora tendré que volver a escuchar tus desvaríos legales. ¿No podeis dejarlo para más tarde?
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Azul y dorado
RomanceUn solo intercambio de miradas en la penumbra de Omega. Unos ojos verde agua rodeados de la máscara azul y unos ojos con lentillas marrones, que ocultaban un color único, rodeados de la máscara negra. ¿Por qué se sienten tan atraídos? ¿Qué ocultan l...