Encuentro y cárcel

37 5 4
                                        

Una explosión de risa recorre nuestra mesa. Raúl acaba de contar la historia de cuando él y Will robaron los coches a sus padres para participar en unas carreras. Por supuesto la policía les detuvo y les devolvió a sus casas. (Ni que decir tiene que estuvieron castigados durante meses.)

-¿Quién iba a decir que erais así de adolescentes?

Los amigos intercambian una sonrisa.

-Éramos imposibles de controlar por separado, pero juntos no había quien nos detuviera.

-Salvo la policía.

El comentario de Lorima trae más risas a la mesa. Raúl parece que va a decir algo, pero se detiene cuando alguien entra por la puerta. Tanto él como William funcen el ceño.

-¿No estaba en Hawai?

-Al parecer no, Rau.

Me giro y veo a un hombre de pelo grisáceo y ojos marrones que se acerca con aire altanero. (¿Quién es?)

-Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí. William Becrux y Raúl Tarazed. Hace mucho que no nos vemos en persona.

-Y vivíamos perfectamente. ¿Qué haces aquí, Elias?

-Pensaba comer aquí, ya sabes, para probar el nuevo restaurante. Pero al ver aquí a unas ratas se me ha quitado el apetito.

Raúl frunce el ceño.

-No le hables así a mi amigo, Elias.

Elias responde con una fría mirada.

-Hablaba de ti, pero también me puede servir.

Lorima se mete en la pelea sin ser invitada (como siempre ha hecho.)

-¡Hey! Vuelve a meterte con mi novio y sabrás lo que es ser golpeado por una mujer.

-¿Ahora te dejas proteger por una zorra, Raúl? Qué lástima.

Tengo el tiempo justo para apartarme del camino de Raúl, que parece dispuesto a machacar a Elias con sus propios puños. El resto de clientes gritan alarmados. Elias va a devolver un golpe a la mandíbula, que se desvía en mi dirección.

William me aparta del camino en un instante.

-¿Estás bien?

-Detenles.

Él solo asiente y se dirige hacia ambos con la intención de hacer lo que le he pedido (creo), pero justo en ese momento Lorima se abalanza sobre Elias con sus uñas en ristre (se las arregló hace poco...)

La pelea sigue hasta que suenan las sirenas de la policía y unos agentes que entran a toda velocidad para detenerles.

Sujetan a los cuatro y les ponen las esposas a las espaldas. (Lorima sigue insultando a Elias y los agentes la miran asombrados.)

Me acero al que parece el jefe y le reconozco como el detective Johnson, el que estuvo en el Omega hace tanto tiempo.

-Detective.

-¿Usted es?

-Jacob Spica, estaba junto a William, Lorima y Raúl cuando llegó Elias. Puedo servir de testigo si es necesario.

-Bien, venga conmigo a la comisaría. Les llevaremos a la más cercana detenidos y allí fijaremos la fianza.

-¿Puedo hablar con William un momento?

Una sacudida de cabeza es lo único que recibo. (Distingo en sus ojos un brillo extraño...) Me acerco a mi novio.

-Jacob.

Azul y doradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora