El tiempo, la medicina más efectiva.

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Hay un viejo refrán que dice que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, cliché que aunque viejo no deja de transmitir un mensaje muy cierto, estos meses que he pasado sin la compañía de mi mejor amigo han sido extraños, llegar al apartamento y no encontrar a nadie, tener que comprar comida para uno sólo y el hecho de tener que socializar solo con un puñado de personas basadas en Julie y mi mamá además del padre y la madre de Michael y Amy respectivamente, los cuales cada tarde llamaban para saber si sabía algo de sus hijos, aunque era muy simple detectar el matiz en la voz de cada uno, mientras la mamá de Amy llamaba con una voz gangosa señal de contener la tristeza que llevaba dentro, el padre de Michael usaba una voz gruesa y rasposa, un tono que me recordaba cuando éramos niños después de hacer una travesura, como aquella vez cuando Michael y yo llenamos de gusanos el jardín del vecino, todo por una estúpida idea de que ellos podrían podar "automáticamente"  el pasto de aquella casa; recuerdo el rostro de el padre de Michael completamente rojo, una vena no dejaba de saltar en su frente mientras nos hablaba de la gravedad de nuestros actos, francamente no recuerdo lo que nos dijo, pero se que no hicimos caso, pues seguimos haciendo cosas así todo el tiempo; de vez en cuando tanto su padre como mi madre alternaban para llamarnos la atención, pero cuando Amy llegó a nuestro mundo todo fue más tranquilo,  ella brindó ese "toque femenino" al grupo,  no me malentiendan ella disfrutaba al igual de nosotros de meterse en problemas, pero gracias a que yo siempre estaba nervioso al estar con ella y que Michael trataba de dar una apariencia de madurez ajena a lo que en realidad era para así impresionar a su nueva novia terminamos cambiando radicalmente nuestra forma de ser, pasamos de ser unos vándalos a ser unos niños del montón, ya saben los típicos que pasan todo el día jugando a la pelota, corriendo uno atrás de otro y contando historias imaginarias sobre avistamientos de monstruos, OVNIS y fantasmas.

Saben esos viejos recuerdos son los que uno mas extraña, esa forma de pensar de los niños me parece tan facinante, seres cuya vida se mueve a diferente ritmo que el resto de personas, ajenos a todos los problemas que estén a su alrededor aunque estos sean bastante evidentes; al crecer todo cambia, esa burbuja de ignorancia revienta frente a ti al percatarte que los problemas del mundo te afectan, tus vivencias se empiezan a volver momentos embarazosos, tus juguetes se convierten en no más que pisapapeles o adornos de un viejo y polvoriento estante y cuando te das cuenta eres un viejo amargado recordando momentos felices para ignorar tu triste realidad, que concepto más irónicamente apegado a mi situación.

En fin, la verdad es que aunque al principio la soledad de mi hogar era difícil de afrontar el paso del tiempo se encargó de hacerme olvidarla, las largas pláticas de desahogo mutuo con Julie además de su visita una vez al mes me ayudaron bastante, mi mamá también solía hacerme llamadas y mandaba de vez en cuando galletas y panqués de calabaza (mis favoritos) a su vez los padres de Michael y Amy habían dejado de contactarme tan frecuentemente, empezaron marcando una vez al día, luego una vez a la semana, finalmente sus padres perdieron contacto conmigo, era como si de repente a nadie les importara esta situación.

Ahora que lo pienso esto me recuerda a un artículo que leí una vez, según Elisabeth Kubler las personas solemos afrontar ciertas situaciones mediante una involuntaria serie de pasos comunes, empezando por la negación de la situación, pasando directamente a la ira y el enfado, para así llegar a los últimos tres pasos, negociación, depresión y finalmente la aceptación; uno no suele creer esta clase de estudios hasta vivirlo por nosotros mismos y es que recapitulando todo pasamos por cada una de las situaciones antes mencionadas, desde la negación que vivimos todo por pensar que ellos no serían capaces de algo así y que volverían en poco tiempo, el enfado que brotó del papá de Michael al anterarse de que su hijo había desvinculado su cuenta del banco familiar no sin antes retirar una buena suma de dinero la cual era para alguna emergencia, la forma en la cual negocié con la policía de la ciudad para que estuvieran más que atentos a el paradero de los chicos aunque hubiesen pasado ya semanas, la depresión que todo sentimos al escuchar las negativas de la policía cada vez que preguntábamos si habían tenido suerte y finalmente la paz que todo sentimos después de todo este tiempo; esto solo nos indica una cosa, que aunque los seres humanos nos jactamos de ser formas de vida pensantes, individuales de pensamiento y de libre albedrío, hay cosas que tenemos tan arraigadas a nuestro ser que muchas veces siguen una sistemática forma de pensar y hacer las cosas... Que decepcionante en mi opinión.

#FuerzaMéxico 💚❤

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