Caminando en hielo.

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Mueble por mueble el departamento se empezó a llenar de las cosas de Julie, la cual estaba nerviosa pues era uno de los pasos más grandes en la relación de dos personas el hecho de cohabitar un mismo lugar, ya que empiezas a descubrir la realidad de la persona en cuestión; no es lo mismo ver a tu enamorada unas cuantas horas al día a tener que estar prácticamente todo el tiempo cerca de ella y la realidad era que ninguno de los dos se conocía lo suficiente como para dar un paso así, ahora que lo pienso la verdad esta decisión era muy apresurada, estúpida y que pudo desencadenar una catástrofe; aún así tengo la certeza de que lo repetiría mil  y un veces de ser necesario.

Y es que muchas veces a lo largo de nuestra vida tenemos ciertas decisiones que requerirán arriesgarse, tomar todo el miedo, las angustias e inseguridades y con todo esto lanzarse hacia lo desconocido, quizá no sea lo que quieras en muchas ocasiones, pero cada vez que toques el suelo sólo podrás ponerte de  pie de nueva cuenta quitarte el polvo y  volverlo a intentar, me tocó hacerlo en infinidad de ocasiones, ya sea cuando mi tesis fue rechazada o cuando aquel inversionista retiró toda si capital de nuestra empresa por ser un negocio "inseguro", me pregunto que debe estar haciendo ahora, después de que su negocio redondo como él lo llamaba quebrara tal vez lamento un poco esa decisión, ¿Habrá conseguido salir adelante? O será como esos cobardes que deciden quedarse en el piso, lamiendo el polvo de las suelas de los zapatos de aquellos que alguna vez llamaste colegas o amigos, olvidándose de todo el camino que recorrió y ahora simplemente rindiendose ante la adversidad; aunque claro, el hombre que está a punto de quitarse la vida no tiene derecho a quejarse al respecto, mejor continuaré con el relato.

Había pasado el primer mes de convivencia con Julie y parecía que todo iba de maravilla, no habíamos discutido para nada y nuestra relación parecía cada vez más sólida, aunque claro el conocido "efecto luna de miel " no podía durar para siempre y yo sabía que sólo se necesitaba cualquier chispazo para encender la pólvora que nuestra relación trazaba en el suelo, por ello yo traté de hacer lo mejor para evitar este suceso, llegaba temprano, hablaba siempre con ella de como le había ido y trataba de hacer sus caprichosos realidad, rayos si mi abuelo leyera estas líneas probablemente le volvería a dar un infarto, pero oigan los tiempos han cambiado y creo que hoy en día ya no hay lugar para aquellos machismos de antaño, aunque en fin, cada quien hace lo que quiere en esta podrida sociedad la cual pasa su tiempo lamiendo las heridas que ellos mismos día a día causan, triste pero cierto.
Una noche mientras Julie y yo veíamos una película en la televisión ella recibió una llamada, al parecer su padre la llamó con la excusa de estar preocupado de no saber donde estaba, un concepto entendible, aunque al parecer a Julie no le parecía así, pues el tono firme que mostró al principio de la conversación poco a poco se fue teanformando en una temblorosa voz a punto del gemido, no sabía que estaba pasando pero por lo que oía no podía ser nada bueno, de repente escuché un súbito adiós de Julie hacia el parlante retomando por momentos ese tono firme que tanta confianza demostraba; abrió la puerta del cuarto donde ella se encontraba hablando y me explicó el por qué de aquellos ruidos, al parecer su padre se encontraba "preocupado" por ella y quería conocer al patán con el cual su hija se había mudado, cita que ella rechazó argumentando que ella ya era una adulta y no necesitaba el consentimiento de un alcohólico. Al escuchar esto mi mente se lleno de ideas, sabía que si quería algo serio con ella en algún punto debería conocer a su padre, por lo cual con toda la confianza del mundo le dije que llamara a su padre, pues ese día ambos iríamos a su casa, no porque lo mereciera, pero sabíamos que de hacerlo podríamos evitar problemas futuros, así que después de un debate sobre que hacer entre ambos y posterior a una advertencia de "no te gustará lo que verás" decidimos aceptar la oferta del susodicho hombre.

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