¡Maldito amor! Historias de amor y maldicion G

Capítulo 1

Ese día no dejaba de llover. Para muchos la lluvia representaba un estado de depresión excepto para Juliette. Cuando los nubarrones se preparaban para llorar, su estado de ánimo se subía por las nubes. Extraño cuando normalmente, por culpa de ser como era, su felicidad era limitada. ¿Por qué? Simple, ella escondía un secreto que nadie sabía excepto su familia.

Juliette se quedó contemplando el patio desde la ventana, sin poner mucha atención a la clase. ¿Por qué debería hacerlo? Cuando podía recordarlo todo sin necesidad de poner su empeño en ello. Suspiró cuestionando cómo sería su vida si no existiera el agujero que la atraía poco a poco hasta convertirla en una persona completamente distinta de noche. Anhelaba con toda su fuerza hallar la manera de explicar el porqué solo ese extraño fenómeno le ocurría a la familia Swan.

—Oye, ¿Vas a venir a la fiesta de esta noche? —Le susurró Amy, Amy era una de las chicas más populares del instituto y la envidiaba mucho. ¿Por qué ella podía gozar de su juventud cada momento de la noche mientras para ella era una agonía?

—Me encantaría ir pero no puedo.—Rechazó la invitación fingiendo indiferencia pero en el fondo, sentía ganas de ponerse a llorar como una magdalena. Al menos esta noche, no debería tener que ir en búsqueda de alimentos.

—Está bien.

Al finalizar la clase, se quedó en su pupitre como solía hacer siempre. Los profesores se acostumbraron que ella hiciera eso. Esperó que salieran todos para poder echar una pequeña siesta, así poder poseer energías para utilizarlas en la fría oscuridad que la contaminaba cada día de su vida.

En su sueño, soñó con unas personas que poseían las típicas características de los descendientes Swan. No solo era eso, allí estaba ocurriendo una tragedia, su visión soñadora se llenó de tóxicas imágenes que serian difíciles de borrar. Se despertó de repente como si un espectro la hubiese obligado a abrir sus ojos. Asustada, se marchó del aula.

Intentó calmar sus poderosos y furiosos latidos de corazón. Al hallarse ya calmada, se encontró enfrente al chico que más le repugnaba. Solo con sentir su existencia, le entraban ganas de vomitar de lo horrible y asqueroso que era aunque Jared fuera el chico más guapo del universo. ¿De qué servía tener una bonita cara cuando tu interior estaba lleno de toxicidad? Según su hermano mayor, ella no debería juzgar un libro por su portada pero eso no le quitaba lo mucho que lo odiaba. Encima él también correspondía sus sentimientos, lo sabía porque Jared le hacía la vida imposible cuando podía.

—Mira a quién tenemos aquí, ¡Sí es la reina de hielo!

—JA.—Soltó una risa sin humor.— ¡Eres tan gracioso, cariño! ¿Por qué no te dedicas a ser payaso? Tendrías mucho éxito siéndolo.—Atacó Juliette, acercándose a él para demostrarle que ella no le temía miedo. Estaba harta de tener que hacer de niña tímida. Desde aquel momento, le enseñaría una lección que no se le olvidaría jamás de los jamases.

—Y tú como una bruja.

—¿Quieres que te haga un hechizo para que tengas más originalidad? Aburre tener que escucharte decir los mismos insultos una y otra vez.

Jared se echó a reír a carcajadas. ¿Quién dirá que la tímida del grupo era la más letal atacando? Nadie se lo creería.

Iba a replicarle pero no sería divertido. Se calló por unos segundos para razonar bien lo que debía hacer a continuación, para mostrarle que ningún ser se metía con él.

—¿Te comió la lengua el gato, señorito Harrison?

— No pero si quieres puedes comerme toda la lengua a besos, cariño. —La tomó de la cintura. Se quedaron mirándose el uno al otro sorprendidos al percibir la electricidad cuando cada parte de sus cuerpos se juntaron. — Aunque dudo que alguien como tú, sepa que significa eso. —Soltó estas palabras como si fuera el propio cianuro, lo hizo para descartar cualquier sensación de deseo que se había apoderado de él al estar en contacto con el menudo y bonito cuerpo de Juliette. Debería alejarse lo más rápido de allí, pero sintió como si un ánima le paralizara el cuerpo, como si éste empezase a actuar por cuenta propia.