Etapa 5: Cariño

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Luego de realizarle la maniobra de Heimlich a su novio y hacer que escupiera una masa de café mal masticada, Craig gozaba de paz. El rubio le miró, y con calma se recargó en su pecho. Craig supo que había entrado a la etapa de cariño, la quinta en la lista. Probablemente su segunda fase favorita.

Tweek se relajaba como cuando estaban solos, y se volvía lindo, pidiendo ser abrazado y cuidado todo el tiempo. Como un Guinea Pig tamaño familiar.

Efectivamente, después de que  Craig se dirigiera con el chico entre brazos al sofá, no lo soltó.
Craig al fin descansaba de una dura jornada de lidiar con el muchacho. Sentía que algo se le pasaba, que quizás era mejor aprovechar y llevarse a Tweek lo más rápido posible a casa...

Pero bueno, estaba muy a gusto como para pensar en toda esa mierda.

Cartman, por su parte, estaba harto. Ya no tenía ninguna diversión en ese lugar: ya había aprovechado que el hippie estaba ebrio para besarse con Wendy, ya había visto a todos bailar y se había reído de los respectivos movimientos de cada uno, ya le había puesto algo de azúcar en la bebida a Scott...

La diversión que le quedaba era sentarse a ver con qué locura salía Tweek luego de ingerir una nueva dosis de cafeína.
Ahora estaba muy quieto como para creer que le quedaba algo por ver.

Afuera no había nada mejor que presenciar: Jimmy se había rodeado de un grupo de gente que quería escuchar sus bromas, Clyde se había adueñado de la pista con sus ridículos movimientos y Stan se había puesto a cantar canciones de Lorde en la cara de Kyle, que en vano trataba de safarse.

Todos sus “amigos” haciendo el ridículo. Ya era suficiente. Necesitaba del loco de Tweek para sentirse animado.
Pero claro que no podía hacer todo solo...
Se dirigió a la entrada trasera de la casa, buscando a Butters.

–Craig, te quiero.

–Yo también te quiero. Aunque estés loco.

–N-no sé a qué te refieres...
Craig rió un poco. Tweek nunca recordaba nada extraño de lo que hacía.

Los chicos seguían en el sillón de la sala de estar, abrazados. Craig descansaba, pues Tweek realmente no sentía fatiga alguna, pero él sí. Ya había recorrido una casa entera, corriendo de un lado a otro. Ya se había enojado con bastantes personas, y probablemente debería pedirle perdón a otras.

Tan relajado estaba que no se pensó que había un gordo inconveniente tratando de alterar a Tweek de nuevo...

–Butters, necesito que hagas algo.

–¡Hamburguesas!

Butters se sobresaltó. Estaba mareado.
Después de tanto, sus padres le habían dado permiso de quedarse en una fiesta, y lo estaba aprovechando. Todas sus ganas de hacer cosas sin miedo de ser castigado se habían acumulado y justo en esa noche explotaron.

El chico ya había bailado con la mitad de las personas ahí, había tomado un vaso de todas las bebidas que encontró en la mesa de la cocina, se había besado con las primeras diez personas que se encontró en su camino y ya había vomitado en todos los inodoros de la casa.

–Joder Butters, ahora te tenías que poner ebrio.

–¡N-no estoy ebrio!

–Muy bien, porque...

–Quizás estoy un poco drogado, pero...

–Ya cállate, no me cuentes tu vida. Necesito que alejes a Tweek de los brazos de Craig. Ahora.

Las 7 etapas del café. [CREEK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora