10. Demencia

129 9 16
                                    

Steel sufrió un accidente en una carretera, era de noche y sus padres venían discutiendo. Un animal se atravesó en el camino y el auto derrapó chocando con una piedra enorme.

El auto terminó abollado y comprimido por la mitad desde el parabrisas hasta los primeros asientos, lamentablemente los señores Mursh no reaccionaron a tiempo y quedaron aplastados con el auto.

Steel no sufrió heridas graves, pero llegó al hospital en tal estado que tuvieron que guardarlo en secreto para no alarmar a los otros pacientes.

Conocí a Eve el mismo día en que llegué aquí con el brazo roto colgando al revés, dicen que entré como una maniática a gritarle a la recepcionista que iba a matarla y a secuestrar a sus hijos si no me dejaba entrar.

Las probabilidades de que eso realmente pasara eran pocas, principalmente porque llevaba el brazo roto, y porque no quería matarla en realidad.

¿Que por qué el brazo roto? No recuerdo absolutamente nada más allá de haber despertado en mi casa esta mañana, bueno, y ahora en el hospital, si eso responde a la pregunta.

Aproveché cuando Eve se fue para escabullirme entre las camillas y los cables sueltos. Terapia intensiva era la siguiente sala.

La guardia nocturna no suele visitar los pasillos del segundo piso, por lo que me fue más fácil colarme.

"Steel Mursh", decía la placa. Abriendo la puerta recordé que Steel era millonario, bueno, no tanto así, pero tenía lo suyo. Tenía su propia habitación con televisión y todo; me reí al ver en la mesita de noche un jarrón con tulipanes amarillos, Steel es alérgico, y ya tenía idea de quién se los pudo haber mandado.

Al lado de la camilla una máquina similar a la mía, donde aun permanecía conectado Steel.

Su cara estaba algo demacrada, como cansada. Así vestido con la bata del hospital tenía un aspecto mucho más débil de lo normal, se le notaba más flaco. Pero claro, si le había tocado vivir la muerte de sus padres, ya imagino su cara de horror al ver que la sangre había manchado su ropa, solía ponerse demasiado nervioso con eso.

Permanecí en silencio mientras tocaba los parches que cubrían la aguja del suero, recordé que hasta hacía poco le había bañado en "sangre" que en realidad era jugo de uva, y el pobre había salido corriendo como si hubiera encendido la motosierra...

-Vaya Steel, te la has jugado -dije jugando un poco con los tubos de oxígeno -Esa mascarilla no te sienta bien... -arrugué la nariz y mantuve los ojos fijos en las líneas de la máquina, ese ruido...

Cuando volví la mirada a Steel, ya le había quitado la máscara de oxígeno, me sorprendió haberlo hecho tan rápido. Su pecho se acentuaba y respiraba profundamente, se hinchaba y cada vez su respiración se volvía más pesada; cuatro..., tres..., dos...

El ruido de la máquina pitó descontrolado. Basta de juegos, apagué la máquina y dejó de sonar.

Presioné con firmeza el pulgar y el índice sobre su nariz, su pecho intentó hincharse, me reí un tanto de esa reacción, pensé que Steel ya no jugaba a estas cosas.

Sonreí cuando miré el color de sus muñecas pasar de morado a azul con tanta rapidez. Cinco..., cuatro..., tres..., dos..., uno..., cero.

Ding, ding!

Solté una amplia carcajada, Steel abrió los ojos de golpe y retiró mi mano con facilidad.

-¿Qué pasa Steel, perdiendo el juego? -pasé mi mano por su rostro comprobando su temperatura.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 30, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mortem [MD 1°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora