Capítulo diez | Stand by me

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—A veces subestimamos a las personas—asomó su cabeza desde el asiento trasero, Fred miró a Claire con incredibilidad—. No puedo creer que hayas aguantado tres horas con ganas de ir al baño y estés maquillándote con el auto en movimiento.

—No me recuerdes a mi vejiga llena— cruzó más sus piernas y pasó de nuevo la brocha sobre sus mejillas—. ¿Falta mucho?

—No, ya casi pero podemos detenernos; pasaremos por un lugar de servicio—Wesley respondió, levantó sus gafas de sol poniéndolas sobre su cabeza y miró a la chica a su lado—. ¿Es en serio?

—¿Qué?

—¿Desde cuándo te maquillas en el auto?

—Desde ahora—suspiró—. No me digas nada, estoy nerviosa, llena de ansiedad y de pipí, si me criticas te voy a clavar esto en el cuello— le señaló con la misma brocha. Fred se echó a reír.

—Hazlo, por favor.

—Es tu culpa, nunca quisiste que me detuviera.

—Cállate y conduce—insistió.

—¿Cambiar el pañal de una niña es más difícil que cambiárselo a un niño? —preguntó el rubio, como si fuese una idea que le acababa de llegar y, su preocupación fue inmediata pues volvió a asomar su cabeza en el espacio de los asientos delanteros, demandando por una respuesta creíble.

—No lo sé—Wes se quitó de encima la responsabilidad y colocó de nuevo sus lentes en sus ojos.

Claire suspiró—: Supongo que para ti sería más difícil hacerlo a una niña—le miró de reojo por unos segundos y regresó a mirarse en el pequeño espejo que tenía en su mano derecha—, ya sabes— añadió al ver que él todavía no podía digerir lo que ella quiso decir—, los genitales femeninos son un poco más propensos a contraer una infección por mala higiene. Se debe ser un poco más cuidadosos.

—Oh—se recargó en su asiento un poco más tranquilo. Miró a su lado la pintura que había hecho días anteriores, y después desvió sus ojos a la ventana—. Tengo miedo.

—¿De qué? —fue Claire quien esta vez de volteó para mirarle.

—¿Y si no le digo nada a papá? —dijo como opción.

—¿Y llegar meses después con un bebé y decirle: Hola, papá, tienes un nieto, dejemos que juegue con mi hermano? —Wes le miró por el espejo retrovisor con una sonrisa un tanto incrédula—. No lo creo.

—Estabas en una racha de enfrentar tus problemas—la chica se encogió de hombros—. Eres algo así como un adulto ahora—bromeó—. Arráncate la bandita y enfrenta a tu papá; supongo que es tiempo de que conozca por las buenas  a su hijo, ¿no crees?

—Tiene razón, es mejor ahora. Con calma y tiempo, sino solo serán dolores de cabeza y lo más probable es que le de un ataque al corazón como ese que casi le dio al saber que dejaste la universidad.

—No sé por qué le sorprendió, él sabe que yo nunca quise ser abogado—rodó los ojos.

—Ni modo—Claire frunció sus labios—. Son tus consecuencias, enfréntalas.

—¿Me van a acompañar, verdad? Caroline quiere que tengamos un almuerzo familiar mañana, y le caes bien, no le molestará que vengan como invitados.

—No—Wesley respondió sin pensarlo.

—¿Me invitarás a cenar hoy?

—No—dijo del mismo modo.

—Oh, vamos—hizo un pequeño berrinche.

—¿Por qué no quieres llegar a casa? —Claire enarcó una ceja, regresó a su lugar y suspiró.

Todo lo que quiero [ACR #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora