14-.Don't Take Candy from a Strange ~Pentatonix~

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⚠️Escrita en septiembre del 2017.
⚠️Redacción sin corregir.
⚠️Incompleta.

Narrador Omnisciente.

Hacía un precioso día en las calles de Orlando, Florida, el reloj marcaba las nueve de la mañana y la ciudad estaba en un descanso veraniego, el clima era perfecto para un día en la playa, relajarse bajo los rayos del sol y distraerse unas horas resultaba un objetivo infalible en esta época del año. Las personas caminaban tranquilas por las calles, niños jugaban y perros corrían en las áreas verdes, nada parecía estar fuera de su lugar, por lo tanto, los engranes trabajaban en perfecta armonía -hablando metafóricamente, por supuesto- Hacía un día perfecto, por decirlo de alguna forma.

En las calles de la ciudad había una pequeña chica, que por su tamaño cualquiera podría confundirla con una niña de entre doce y catorce años, pero, a pesar de eso, vivía su vida tranquila y no le molestaba que personas cercanas a ella bromearan con su estatura, siempre y cuando no se excedieran. Esta chica tenía por nombre Kirstin Maldonado, de preferencia era mejor llamarla por un simple «Kirs» o «Kirstie» ya que era más fácil de esa manera, la gran mayoría de las personas se equivocaban al escribirlo y/o pronunciarlo, resultaba una verdadera molestia para la pequeña nugget.

Kirstie tenía en su mano la correa de su tierno y leal compañero denominado Olaf, un precioso Husky Siberiano muy activo que, lamentablemente, ya tenía que volver al departamento de su rubia dueña. El cachorro de blanco pelaje corría, sacándole provecho a los últimos minutos del paseo mientras que detrás de la correa se encontraba Kirstie, intentando frenarlo, pero al observar que no paraba no tuvo más opción que correr con él.

«Me hubiera puesto el top deportivo y los tenis» pensó la rubia con una respiración agitada al llegar al edificio de su departamento, así es, el pequeño Olaf sabía el camino, que inteligente, ¿Cierto?

Entró al edificio sin apuro y subió en el ascensor con compañero, se agachó y se aseguró de rascar por detrás de sus rectas orejas y hablarle un poco, haciéndole entender al canino que ella le amaba muchísimo. Las puertas del elevador se abrieron y fue directo a su departamento, al entrar le dio un poco de agua a Olaf y ella también bebió de un vaso que se había servido, mientras que revisaba un poco el celular, se sentó en el mueble y luego de unos minutos fue seguida por Olaf, quien se recostó en sus piernas.

En la mesita de la acogedora sala de estar se encontraba un precioso reloj dorado, semejaba oro puro, ese objeto había sido un regalo de uno de los profesores en la graduación de preparatoria, resulta que esta chica, además de inteligente y leal, era bastante amigable, por lo tanto era amiga hasta de los profesores.

Ella sonrió un poco al recordar aquel día, hace mucho que el reloj había dejado de funcionar y el problema no era la batería, extrañamente nadie la había podido ayudar con su pequeño atolladero. Toma el reloj de la mesa para verlo más de cerca y luego de unos segundos el tono de su teléfono comienza a sonar indicando una llamada entrante, atendió sin ver el contacto.

-¿Hola?-resonó la voz de la rubia.

-Kirs, linda, ¿Cómo estás?-habló una animada voz al otro lado del teléfono, ella sonrió.

-Pelirroja, estoy muy bien, gracias por preguntar, ¿Qué tal tú?

-Pues excelente, te llamaba por un favorcito tuyo.

-Escúpelo-dijo la rubia de manera metafórica.

-¿Podrías venir hoy a la noche a mi casa? Tengo algunos productos nuevos que quisiera probar y sabes que nunca lo hago con mi propio rostro-se escuchó una leve risa.

Nicole Faulkner era una maquillista reconocida por su trabajo con figuras públicas de internet y algunos cantantes, su trabajo era excelente y Kirstie muchas veces le sacaba provecho a ello, ya que es una amiga cercana.

-Claro, Nick, no tengo problema, ¿A qué hora?-contestó con una pequeña sonrisa.

-A las ocho estaré desocupada.

-Pues estaré ahí a esa hora-la robusta pelirroja contestó un "gracias" mientras que Kirstie dirigía su vista al reloj en su mano-Hey, tengo una preguntita por hacerte.

-Dime.

-Tengo un reloj que hace un tiempo dejó de funcionar, ¿Sabes de alguien que pueda ayudarme con esto? Ya he ido a varios lugares y no han podido hacer nada. Bien podría usarlo como si siguiese funcionando, pero no sería de mi agrado.

Al otro lado del teléfono se encontraba una Nicole pensante, ella tiene una larga lista de conocidos, una muy larga lista, entre los más cercanos se encontraba un barbudo que era muy hábil en este tipo de cosas.

-Sí, conozco a alguien, déjame pasarte la dirección por mensaje-una sonrisa surgió en el rostro de la nugget.

-Muchísimas gracias, rojita, nos vemos en la noche-la llamada concluyó y la rubia decidió dormir un rato.

Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, se encontraban cuatro jóvenes trabajando en una dulcería, pero no era una dulcería cualquiera, era un hecho que vendían caramelos, chocolates, y cualquier golosina que compraría un niño, un chico para un regalo, o una chica por antojos, pero también vendían ciertos tipos de dulces que no eran aptos para todas las personas.

Estos chicos eran: Avi Kaplan, Mitch Grassi, Scott Hoying y Kevin Olusola, quienes trabajaban en ese pequeño puesto con la finalidad de obtener un ingreso extra

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PTX's ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora