INSIDE BEAST (one shoots)

World Is Mine (2/2)

La chica se encontraba en una fiesta de alta clase en Osaka, donde ya estaba también Takanori como un falso mesero para poner en marcha su plan. Lo hizo rápido, cuando la chica se alejó para tomar aire en el balcón del salón, él se apresuró a cortejarla, ella hizo el resto.

— Takanori, esto es aburrido... ¿Quisieras acompañarme a divertirnos? –la chica estaba haciendo una sugerencia que le pareció muy lasciva a Takanori, y como era de esperarse, aceptó.
Salieron del lugar sin que nadie los viera, Taka la llevó a un bar, donde la estaba esperando Uruha. Cuando él divisó a la pareja, se puso en acción y empezó una conversación con ambos.

— Takanori, ¿Quién es tu amiga? –dijo el hombre abrazando por la cintura a la chica quien se mostraba incómoda y se apartó.– Jajaja... Ja... Ruki... Tenemos un trato. Dámela.

— Lo lamento mucho Kou, pero ella se queda conmigo. –la tomó del brazo y salió corriendo a toda prisa con ella del bar mientras sacaba un arma de su saco por si Uruha los seguía; subieron rápidamente al auto que llevaba y arrancó.– querida, lo siento. Tenemos que huir.

— ¿¡Qué está pasando!?

De un momento a otro ya eran perseguidos por Uruha, quien estaba llamando a Aoi para que le ayudara a atraparlos.
— Sí, sí. Van por la avenida principal, saldrán de la ciudad. ¡Más vale que te des prisa, estás perdiendo una joya muy valiosa! –Uruha hablaba desesperadamente con Shiroyama.

Mientras tanto, Yuu hablaba con Kai sobre el incidente y le pidió también que lo ayudara, se encontraba bastante desesperado. Tanabe accedió a hacerlo, al tiempo que mandaba a Reita un mensaje: Ya es hora, un tal Matsumoto la tiene y se dirigen hacia tu calle, piensan salir de la ciudad, lleva tu motocicleta.

Aoi puso manos a la obra y se llevó a Kai con él, todo en un par de minutos, cargaron armas de fuego, navajas y cuchillos. Kai llevaba un bate con clavos y púas debajo de su saco.
Reita salía a toda velocidad de su casa con una gran metralleta.

Matsumoto seguía conduciendo como ebrio mientras (n) reclamaba a diestra y siniestra, decía que no hubiese salido de la fiesta con él.

— Cariño, conmigo no te pasará absolutamente nada. –el pelirubio sonreía como un loco mientras salía de la carretera hacia una ruta desconocida, no había visto ningún vehículo conocido de Uruha así que decidió ir a la casa de sus padres para esconder a la chica.
Kouyou ya los había perdido de vista y no tenía ni idea de dónde podría estar el enano, Aoi y Kai ya se encontraban con él.

— ¡Maldito enano! –Aoi tiró la pistola que llevaba en mano, mientras Kai se alejaba para mensajear a su compañero, quien era el único que con éxito había visto a Takanori y a la chica.

"Yuta, te mandaré una dirección con la fotografía de la casa donde se ocultan, espero que llegues a tiempo."

— Maldito Voldemort con suerte... –Tanabe sonrió para sí mismo e inmediatamente recibió la dirección. Se acercó de nuevo a los dos hombres y se despidió con una excusa.

— No puedes dejarnos Tanabe.

— Lo lamento mucho Yuu pero no te puedo ayudar, mi hermano enfermó. Tomaré prestado tu auto. –el chico se fue corriendo hacia el vehículo y después a toda prisa hacia la casa de Takanori, donde Reita ya se encontraba.

Takanori apenas llegaba a la casa de sus padres, y una vez ahí encontró a Reita sentado en uno de los sillones de la sala.

— Oye enano, esa chica es mía.–se levantó enseguida y tomó la metralleta, que había reposado en el sillón de al lado. (n) pegó un grito al ver el arma.– levanta las manos y deja que la pequeña se aparte. Muñeca, no debes confiar en este hombre, es un asesino.

— Claro, y confiará en un sujeto con una maldita metralleta.

Reita disparó al otro una vez que (n) se alejó, pero Ruki fue lo suficientemente rápido para no morir, aún así, recibió un par de balazos en una pierna y en el hombro. Arrojó su arma al pensar que lo había asesinado y tomó del brazo a la chica. Trató de explicarle que Ruki no era de confiar, y él solo la estaba protegiendo.
Quería llevarse a la joven lejos, pero al salir de la casa, Tanabe lo estaba esperando con el bate en mano.

— Ya conoces el trato Akira, aléjate y no te pasará nada.

— ¡Nosotros no acordamos eso Kai! –el muchacho se negó y no soltó a a (n), así que en un rápido movimiento Kai azotó el bate contra su costilla, dejándolo fuera de combate.

— Siento que hayas visto eso, lindura. Pero no te preocupes, voy a protegerte. –llevó a la chica a un hotel donde pasaron el resto de la noche. A pesar de los esfuerzos por convencer a su amada que con él estaría a salvo, ella se seguía sintiendo secuestrada, y ahora sabía que otros dos hombres estaban detrás de ella, e igualmente serían capaces de asesinar por tenerla.

Al día siguiente salieron del hotel y se subieron al auto, pero para mala suerte de Kai, los otros dos chicos lo habían encontrado, estaban en un auto estacionado a varios metros.

— Maldita sea... –al salir del estacionamiento, aceleró y condujo hasta un almacén abandonado, los otros dos ya le pisaban los talones; Tanabe escondió a la chica detrás de unas cajas enormes y decidió enfrentarse a Kouyou y a Shiroyama.
Para su sorpresa de los tres, Reita llegó con una venda grande en su costado y su fiel metralla. Matsumoto entró por la parte de atrás con su brazo lesionado y su revólver mientras cojeaba.

— Esto termina aquí señores. –Aoi había hablado, sacando una gran pistola de su bolsillo. Mientras los demás, tomaban una posición de batalla y la chica miraba todo detrás de las cajas.
Uruha tomó un cuchillo y lo lanzó hacia Takanori, le dió directamente en la cabeza; los demás simplemente miraban el cadáver con atención.

— Uno menos~ –canturreó el castaño.– ¿Quién sigue?

Reita había comenzado a disparar por doquier, hiriendo a Tanabe y a Yuu, todo era una locura. Kai le pegó con el bate a Yuu en la cabeza, quien ya sangraba por un costado, y decidió terminar con él en seguida.
Solamente quedaban ellos tres y la indefensa chica, que pensaba que moriría a manos de uno de ellos. Pero no fue así.
Kouyou tomó el revólver de la mano de Ruki y le disparó a Reita en las piernas, después en el pecho, por último en la cabeza.

— Ahora solo quedamos tú y yo malnacido. –le sonrió a la nada, buscando a Kai, que fue más inteligente que él y tomó la metralla de Reita para después llenarle el pecho de agujeros.

— No... Sólo quedo yo. –antes de que Kai pudiera reclamar a la doncella, ella había descubierto el cuchillo de Uruha, que había caído a sus pies. Se lo había enterrado en el pecho a Tanabe. Mientras él agonizaba en el suelo, ella salió por la gran puerta de acero, no sin darle una última mirada al chico moribundo.– me divertí mucho con ustedes, dale las gracias a los demás de mi parte.

Guiñó un ojo y se fue.