Samanta, La Niña mas Deseada

1 0 0
                                    

3.-Los deseos son las ganas de continuar.

Después de la muerte de Ivonne el funeral se hizo casi de inmediato, todos lo que apreciaron y en su momento consideraron importante a Ivonne estaban ahí para despedirse y su vez, poderles dar el pésame a Fabián y la señora Inés, que cabe mencionar aun seguía desconsolada, no había parado de llorar desde el momento en que se entero que su hija mayor, la primera de tres, había muerto, no había podido dormir y apenas y comía, sin duda había sido un muy duro golpe para ella.

Doña Inés se dedico durante los primero días a Samanta mientras Fabián iba al trabajo, la pasaba a dejar en las mañanas y la recogía a su regreso por las noches, sabía que en ningún lugar estaría mejor; poco después la señora le propuso que la dejara toda la semana y pasara a recogerla el viernes en la noche, al principio le pareció una buena idea, entre semana descansaba un poco mas y los fines de semana se los dedicaba totalmente a ella, aunque empezó a dejar de gustarle cuando Samanta empezó a sentirse incomoda con él y se la pasaba llorando todo el fin de semana, así que decidió tenerla todo el tiempo consigo y solo visitaría a su abuela el fin de semana y eso tal vez solo un día.

-Fabián, pero me voy a quedar sola – la mujer le chillaba a Fabián para que no se llevara a la niña.

-Pero por favor señora, Samanta es mi hija, y usted no está sola, tiene dos hijas mas por las cuales ver – el estaba decidido a llevársela.

-Pero. . .

-No señora, mi hija no va a sustituir a la suya, su hija murió y no tenemos la culpa ni Samanta ni yo.

-Eres muy cruel.

-Para nada, solo le digo las cosas como son, si Ivonne tenía que morir, ya estaba escrito en su destino, si su camino hubiera sido el estar conmigo y con mi hija, no hubiera muerto.

-Basta, ya cállate por favor, todo esto es por el embarazo si ella no hubiera tenido a Samanta, nada le habría pasado- se quejo la señora.

-No me venga con esos cuentos, además el cáncer le habría matado se hubiera o no se hubiera embarazado, así que no nos eche la culpa a nosotros.

-Pero habría vivido más tiempo – se defendió la mujer.

-Tal vez, pero eso no le garantizaba una mejor calidad, de que hubiera servido que viviera más tiempo, si tal vez hubiera sufrido más, no sea usted egoísta.

-El egoísta eres tu Fabián – no quiso seguir discutiendo con ella, tomo a la niña y salió de la casa.

-Adiós señora, cuando quiera ver a la niña avíseme para poder traerla, no la quiero ver en mi casa.

-Fabián te vas arrepentir de todo lo que estás diciendo, se que algún día vendrás rogando por mi ayuda, no podrás solo con tanta responsabilidad.

-Déjeme le digo que nunca va a tener ese gusto – subió al auto y echo andar hacia la casa – la vida sabe porque me dio una hija y también porque a usted le quito una – echo el auto andar y partió.

Desde ese momento Fabián tuvo que adaptar su vida para poder cubrir todas la necesidades que implicaba un bebe y sobre todo uno tan pequeño, sabía que Samanta cambiaria toda su vida, pero estaba dispuesto a correr el riesgo. Además sabía que valía la pena el esfuerzo y los sacrificios. El primer cambio fue en su empleo, tuvo que renunciar al acenso ya que eso le quitaría mucho tiempo y no quería perderse ningún momento especial con su hija. Tuvo que dejar a los amigos, ya no había tiempo para irse a pasear ni a tomar una copa, ahora solo podía salir con la niña y preparar sus mamilas, sus nuevas salidas eran al parque, al pediatra y al supermercado, lo que antes era importante para él, ahora pertenecía a un segundo plano que no le preocupaba mantenerse alejado.

Una Vida Sin Angeles Y Sin DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora