Por Amor

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14.-Siempre hay una razón para darlo todo.

-Anna, Edgar, fue un excelente trabajo, falta muy poco para que este mundo sea mío.

-Fabián, date cuenta de que esta guerra no la estas ganando, nosotros somos cinco – de repente sin hacer ningún movimiento, de la nada salió la espada de Fabián y le corto la cabeza a David, Samanta grito del horror, mientras su padre volvía a colgarse la espada.

-Tres mi querido Vincent solo tres – dijo Fabián.

-¿Tres? – Se pregunto Samanta – pero si.

-Solo tres Sam, Paola no lo logro – fue como si dentro de Samanta se hubiera roto un cristal, si su interior tuviera un altavoz así se hubiera oído, su corazón se había hecho pedazos - ¡¡PADRE!!

-Espera Sam no lo hagas – la detuvo Vincent, cuando ella se lanzo contra su padre hecha una furia – no puedes dejar que tus impulsos te dominen.

-Vincent, por su culpa murió Paola, eso no se va a quedar así, no puedo dejarlo así – no pudo mas, se arrojo hacia los brazos de Vincent, y se puso a llorar.

-Calma Sam, Paola solo abandono la pelea, ella no murió, no sería justo, que después de pelear por una causa así, mueras nada más porque si.

-Pronto sabrás de ella, cálmate – le dijo Myriam ya mas recuperada – te lo aseguro.

-Bueno y entonces ¿pelearan o no?

-No, no lo haremos Fabián – contesto Vincent.

-Pues yo si,

Fabián avanzo y se puso frente a Vincent, saco de nuevo su espada y se la puso en el cuello.

-Nunca debiste haberme mentido Vincent, sobre todo sabiendo que tú eras la persona más importante en mi vida, después de mi hija.

-Fabián, no malinterpretes todo, sabes bien que nunca se te engaño, solo no se te dijo toda la información, pero nunca te mentimos.

-Pues tal vez no me mintieron, pero me utilizaron, me sentí como un simple objeto.

Samanta se puso frente a su papá y lo empujo lejos de Vincent.

-Mi niña – le dio un golpe que la lanzo del otro lado de la calle – ¡tú no te metas! – Vincent no soporto el ataque de Samanta, embistió contra Fabián con la espada desenvainada, pero otro cuerpo impidió el paso, todo paso tan rápido que no tuvo tiempo de detenerse, ahora sobre sus manos escurría la sangre de alguien que no era Fabián.

Samanta veía la escena desde donde había caído, se le hacía totalmente imposible que aun alguien como ellos pudieran hacer algo así. Vincent de cierto modo comprendía, el amor no conoce bandos, el amor no sabe del bien o del mal. Y a Fabián, bueno o malo, había muchas personas que lo amaban.

-Fabián, tal vez deberías escuchar a Vincent – después de decir eso Vincent lo puso en el suelo.

-No tenias que haber hecho nada de esto Edgar, nadie te lo pidió – Fabián se acerco lo suficiente para escucharlo.

-Lo hice porque no iba a permitir que la persona que es más importante para mí, después de mi pequeño hijo, le pasara algo.

-No creo que de verdad creas eso, si hiciste lo posible para que nuestro bando ganara la guerra.

-Lo hice por el mismo motivo que tu, esperando que mi hijo en un futuro estuviera a mi lado, pero ahora sabes que ella nunca lo hará – empezó a toser, señal de que ya no le quedaba mucho tiempo – recapacita y regresa con ella.

Una Vida Sin Angeles Y Sin DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora