• Deseo •

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Hermione caminaba con premura por los pasillos del colegio, con dirección hacia su nueva casa. Ravenclaw.
Mientras caminaba trataba de retener un puñado de lagrimas, pero era inútil, sentía un inmenso hueco en su pecho, sabía que no habría nadie que pudiese llenarlo. Nadie lograría causar la felicidad que Draco causaba en Hermione. Nadie besaría sus labios con tanta necesidad y deseo como lo hacia el. Nadie admiraría sus ojos como Draco lo hacía. Nadie gruñiría para conseguir un beso como lo hacía el. Hermione se sentía destrozada, ella confió en qué tal vez el jamás la dañaría, pero a quien quiero engañar ¡Es Draco Malfoy! Jamás debió haber confiado en el, no tanto al grado de llegar a sentir algo más que solo querer. Draco jamás cambiaría y menos por una sangre sucia. Pero es tan increíble cómo alguien puede fastidiarte, molestarte, insultarte, incluso destruirte, y que esa misma sea a la que termines amando, que sea la misma que haga tus días menos deprimentes, si no más felices. Pero el se a ido, y todo acabo.

Hermione se quedo admirando un momento la sala común, y una oleada de recuerdos la invadió sintiendo como si algo en su estómago se estrujara de una manera inquietante.  Ahí había comenzado todo, ahí fue la primera muestra de interés. Ahí fue la primera ves que sus ojos se miraron, y supieron que había un sentimiento sin necesidad de utilizar ni siquiera una palabra. Hermione cerró sus ojos, en busca de evitar que más lagrimas salieran de sus ojos, pero era imposible. Draco era su felicidad, y cada parte del colegio le recordaría los buenos y malos ratos. Pero Draco había elegido su camino, sin Hermione en el. «No se cuanto me tome arrancarte de mis entrañas, pero sé que algún día lo haré, y entonces renunciaré a ti» pensó Hermione, siguiendo su camino hacia su habitación.

Subió las escaleras con dificultad, hasta llegar a la puerta de su habitación. Tomó una bocanada de aire y finalmente entro, tratando de sonar tranquilizadora, pero era inútil, solo quería tirarse en su cama y llorar hasta poder liberar todo el dolor que sentía.
Y así fue, Hermione camino algunos pasó y se metió en la cama. Recargo su cuerpo en la pared en la que se hallaba recargada su cama. Recargo su cabeza en sus rodillas y nuevamente comenzó a llorar, pero esta vez intentando sacar todo aquello lastimoso que Draco dijo esa noche. Jamás se había sentido así, jamás había sentido como si le arrebataran algo de una forma tan instantánea. Está vez no pudo contener más los sollozos, daba gritos desgarradores, estaba destruida.

Su compañera de cuarto, Luna comenzó a escuchar a Hermione, y no fue necesario que preguntara ella sabía que todo había acabado. Se levantó de su cama y hundió en su regazo a Hermione dándole un cálido abrazo. Pero era imposible, Hermione no podía parar de llorar.

—Luces terrible Hermione, deberías dormir un poco. Es muy tarde y mañana tenemos clase—habló Luna con suavidad.

—Lo se, es solo que...—suspiró—ya no importa—susurró Hermione.

—Hermione, aveces el amor es así. Aveces llega de una forma que no la imaginamos, aveces de quién menos los esperas es quien llega y le da un giro a tu vida. Aveces no comprendes cuánto amaste a esa persona hasta que ya no está. Aveces sientes que odias a esa persona por destruirte, pero después te das cuenta que si lo odias aún sigue doliendo. Aún la sigues amando. Y bueno basta decir que tú ahora te estás dando cuenta de eso. Pero ahora lo sabes, y no puedes arrepentirte de nada, sólo agradecer por los momentos, por qué esos perduran para siempre, pero el tiempo sigue corriendo.

Hermione giró su rostro hacia Luna para encararla. Pero fue incapaz de formular algo.

Luna acaricio el cabello de Hermione, y finalmente partió a dormir. Hermione intentó hacer lo mismo, se metió entre las sábanas, y cerró sus ojos. Pero era imposible no tener una imagen de el en su mente. Más lagrimas salieron de sus ojos hasta que finalmente el sueño la venció.

• SAY SOMETHING BEFORE I GO • DRAMIONE | EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora