35. Un Viejo Regalo

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En realidad, los pequeños detalles tienen más peso del que imaginamos, porque son los únicos que no se desgastan ni con el tiempo.

Una mirada atenta era la que Normani tenía, con los ojos fijos en Pat que revisaba el termómetro que quitaba de los labios de Ally y le tendía unas píldoras junto aún vaso de agua, mientras la chica las tomaba. Se quedó en silencio esperando que hablara y una vez que Ally le sonrió, y ella correspondió, se sintió tranquila y observó nuevamente a Pat.

— ¿Entonces cómo está ella ahora? —cuestionó Normani llamado la atención de Pat.

— Oh, ella está mejor desde hace un par de horas. Esto lo hago por rutina y ya le tocaba estos medicamentos que su doctor le recetó—explicó Pat sonriendo—. Aunque entenderás que quiero asegurarme de que ella esté bien, no necesariamente porque tenga que hacerlo por el trabajo.

— Entiendo—aseguró Normani que también tenía la misma preocupación por ella—. ¿Cómo estás Allycat, te sientes bien ahora?

Cuando despegó el vaso de vidrio de sus labios Ally sonrió en dirección a Normani, haciéndole saber que así era. Que en ese momento estaba bien y que desde que habían hablado de sentía mejor, se acomodó mejor en la cama e iba a hablar cuando vio a su papá entrar cerrando despacio la puerta. Jerry aún traía puesta su bata blanca, él aún estaba de turno en la clínica.

— Buenas noches familia—dijo sonriendo Jerry, bajando la mano donde tenía la pequeña tabla y se paró a un lado de Pat, viendo a Ally—. ¿Cómo estás cariño?—preguntó Jerry.

— Estoy mucho mejor, es lo mismo que Normani me preguntaba hace un segundo—respondió Ally tranquila y Jerry sonrió en dirección a la otra chica que estaba a su lado sonriéndole a su hija—. De hecho papá, no sé ni porqué aún sigo aquí si ya me siento bien. Preferiría dormir en casa y descansar ahí.

— Ya sabemos que estas bien, te ves mejor que hoy en la tarde cuando entraste, porque no comiste nada en el desayuno—dijo Jerry reprendiéndola con la mirada—. Pero mañana al medio día podrás irte, aunque antes debemos pasar a que te hagan unos análisis. Él laboratorio estuvo repleto hoy y no saben dónde han dejado los que te habían hecho la semana pasado y los de hoy.

— ¿Perdieron sus resultados?—preguntó Pat un poco alarmada al igual que sorprendida. Jerry asintió.

— Fue la misma reacción que tuve, no puede ser posible que se hayan perdido tienen que estar en algún lado, pero en vez de perder el tiempo buscando, y en lo que lo hacen, tendrán que hacerle otros. Será bastante rápido—dijo Jerry, revisando su tabla y acercándose a Ally—. Señorita Hernández, ¿ya ha tomado sus medicamentos?

— Ya, mamá se han encargado de eso—contestó Ally rodando los ojos un poco divertida—. No te preocupes.

— Por supuesto que me preocupo, cómo no hacerlo—respondió Jerry tocando la frente de Ally y dejando un beso—. Es última revisión del día de hoy, te veo bastante bien.

Ally asintió y se sentó bien sobre la cama esperando que su papá se acercara, cuando escuchó el timbre de un teléfono y vio a su mamá sacar el suyo de su bolsa y examinándolo.

— Es Andrea, me ha enviado un mensaje diciendo que está afuera esperando por ti Normani cariño—informó Pat y una expresión de sorpresa se formó en el rostro de la chica.

— Oh, había olvidado que me había avisado a mí hace unos minutos—dijo Normani moviéndose de su lugar y riendo un poco nerviosa. Jerry se apartó del lado de Ally al ver que la chica se acercaba—. Bien, me voy porque sino mi mamá es capaz de venir hasta acá. Nos vemos mañana, vendría temprano pero tengo que ir a las clases—dijo con una mueca.

Secreto y PeligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora