Y Esto Empezó

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Rayos. Estaba tan nerviosa y tú no dejabas de mirarme, ya había roto 5 veces la punta de mi lápiz, así que decidí tomar una pluma, pero esto fue peor, deje de escribir palabras que cooncordaran. Levanté la vista y te miré. Te sostuve la mirada varios segundos hasta que tú empezaste a escribir y por fin mirabas tu cuaderno.
Ahora era yo la que no podía dejar de mirarte, y la verdad es que no quería dejar de mirar tus lindos ojitos.
-Cristal- me llamó mi amiga.
-Mande- contesté sin dejar de mirarte.
-¿Qué haces?- me preguntó cómo si yo hiciera una locura.
-Nada, solo miro la ventana-.
-¿Sabes que ya solo quedan 3 minutos y no llevas ni una cuartilla?- me susurró.
-¿Qué?- por fin deje de mirarte para mirarla.
-Qué ya te apresures o no acabarás el examen- eso se escuchó como sentencia de muerte.
-Rayos- susurré preocupada.
Empezé como loca a continuar con mi escrito.
-Entreguenme sus escritos- y la profesora se levantó de su escritorio.
Algunos se levantaron y le entregaron el escrito.
-1- la profesora empezó a contar mientras guardaba sus cosas -2- yo me maldecía para mis adentros -3- otro grupito le entrego varios escritos - 4- yo solo llevaba tres cuartillas -5- la maestra tomo su mochila -6- y se colocó sus lentes oscuros -7- tomo todos los escritos de su escritorio -8- y empezó a caminar hasta la puerta -9- y tú saliste corriendo de tu lugar.
-Profesora- le gritaste mientras tras pies te dirigías a ella y le extendias tu escrito.
Ella te miro con arrogancia y recibió tu examen. Luego giró para salir del salón.
-Profesora- la tomaste por el hombro y la detuviste -¿Qué hará hoy por la tarde?-.
Se giró nuevamente.
-Trabajar, muchacho- y quitó tu mano de su hombro con cara de asco.
-¿Por qué no viene a los juegos de fútbol y nos apoya?- te recargaste sobre la banca.
-No puedo- contestó fríamente.
-No me diga que apoyara a los del A, eso es traición- y dramatizabas el asunto.
Entonces termine mis 4 cuartillas y salí corriendo de mi asiento como tú.
-Profesora, aquí está mi escrito- dije apenas llegué a ustedes.
-Ya no es tiempo señorita, ya no puedo recibirselo-.
-Pero usted nunca contó hasta 10- te apresuraste a decir, y me arrebataste mi escrito para ponerlo con los demás que la profesora traía.
-Usted es un tramposo, señor Maders- dijo la profesora molesta mientras salía del salón.
-Gracias- susurré muy apenas.
-No es nada- dijiste lleno de confianza mientras regresabas a tu asiento y guardabas tus cosas.

Pensamientos Para ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora