5. Mejor postor.

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–sé dónde está mamá– murmuraba Louis entre sueños –quiero ver a mamá– susurró, mojando el pecho desnudó de Harry, haciendo que se removiera

–¿qué?– abrió un poco los ojos –¿Louis?– le sacudió levemente, notando que tenía al pequeño aferrado a él

–quiero ver a mamá–

Para Styles pareció una estupidez. El mismo Louis le había dicho que ella había fallecido en un accidente automovilístico. Aún no despertaba, hablaba dormido, Harry acariciando sus lacios cabellos, peinando con delicadeza esas hebras cubiertas en sudor, no tenía la menor idea de por qué hacía aquello que hacía. El muchacho le pareció un ángel sin alas, pero él aún las podía ver. De verdad quería conocerle, que le mostrara su corazón herido. Y fue entonces que abrió los ojos, confundido

–buenos días– saludó Styles, aflojando sus brazos para darle espacio, no respondió, únicamente le miraba con rareza, sus pestañas pesaban por las lágrimas que ahí reposaban, sus ojos enrojecidos y su labio inferior formando un puchero, volviendo a estallar en lágrimas

Algunas veces se sentía como la mierda. Sólo quería abrazarla. Algunas veces la quería de vuelta, deseando haberse ido con ella. O a veces deseaba no haber nacido.


Parado frente a aquella lápida, sin decir nada, ahí, mirando, mientras su acompañante fumaba un cigarrillo recargado en la camioneta, un total silencio. Sintió una palma tocando su hombro, pensando en que tal vez Styles era quien le rozaba, girando para quedar de frente con aquel hombre. Sus ojos se cristalizaron y su garganta se cerró. Era su padre.

–Louis.– musitó con sonrisa ladina –no has cambiado nada desde la última vez que te ví, como olvidar esa mirada, idéntica a la de tu madre– levantó su barbilla con brusquedad –esos ojos azules traicioneros–

No podía ni hablar. Era el. Estaba vivo, no murió en aquel accidente.

–P-pa-papá– tartamudeó, con su corazón latiendo con todas sus fuerzas

–me enteré de lo que hiciste, y vine por tí– le empujó a la salida –camina mocoso–

–tengo veintidós, no te pertenezco–

–a mi no, pero pagarán bien por tí–

No le importaba. Eso era, vendía su cuerpo y no obtenía ni un maldito centavo. Le subió a una camioneta, el ojiazul con ansias de apretar su cuello hasta dejarlo morado

–¿por qué me hiciste esto?– habló desde el asiento trasero

–¿qué cosa? ¿Provocar el accidente? ¿Venderte a Cowell? ¿Deshacerme de tu madre? ¿Recibir la mitad de todo lo que pagan por tí? ¿Qué?– era un monstruo total

–solo tenía siete años– sollozó –¿ahora que harás conmigo?–

–subastarte, como a todos los demás–

Eso fué todo. Estiró su brazo y dió un giro al volante haciendo al auto perder el control, importandole una mierda si morian. Aquel hombre saliendo casi intacto, seguido por Louis, quien en el camino a una casa fué empujando, hasta que su padre se hartó y le tomó por las muñecas empujando dentro de la casa, subiendo las escaleras, entrando a una habitación, encontrándose con varios de sus compañeros, por toda la habitación con luz rojiza, atados de pies y manos, incluida Bleta, un hombre al centro, juraba haber visto a ese hombre en el lugar a donde Styles le llevó la primera noche que estuvieron juntos.

 Aquel hombre saliendo casi intacto, seguido por Louis, quien en el camino a una casa fué empujando, hasta que su padre se hartó y le tomó por las muñecas empujando dentro de la casa, subiendo las escaleras, entrando a una habitación, encontrándos...

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