12. Bolígrafo azul.

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Parecía que no. Si se rendía por él nunca iba a pensar.

Sentía que no podía más, y que su vida iban a manejar.

Los días en la empresa eran pesados y casi no tenía tiempo libre tras quedar al mando. Gemma había estado presionándolo para contraer matrimonio con Louis. Pero al parecer Harry temía a éste, simplemente evadía el tema o trataba de esconderse, no estaba seguro. Cómo sea, al final sería un manojo de gritos y lamentos por parte de ambos, aunque corrieran en direcciones opuestas, no podían escapar.

Harry trataba de convencerse a sí mismo de que todo estaría malditamente bien, y en el camino del cielo no chocar contra el suelo.

Ya es algo tarde, doce veinte, en el trayecto las calles parecen estar más desoladas de lo normal, las nubes cargadas no permiten que la luz de luna se asome. De pronto, estalló la tormenta, la licorería aún se mantiene en servicio; aparca el auto y baja, cruza la puerta y pide una botella de su mejor licor, deja varios billetes de diez dólares, mientras sisea un apenas entendible "conserve el cambio".

Ahora ha heredado la gran mansión Styles, deja que uno de sus empleados lleve el auto y camina con pesar por el jardín, dejándose mojar por las gotas,  cuidando sus pasos, recorrió una amplia estancia donde se hallaba la sala, y después de atravesar un largo pasillo que conducía a la escalera, sube, atraviesa uno de tantos pasillos y abre una puerta en el fondo, decenas de cuartos, parece infinito llegar a su estudio. No enciende ninguna luz. Mira la escalera de cristal, se detiene a pensar en subir o pasar la noche en el estudio, abrió la puerta que cedió sin mucho esfuerzo.

Quita el corcho y se tira sobre el sofá rojo que está frente al ventanal, suelta un bostezo, coge una copa y sirve un poco, se ríe,  niega varias veces al dejar caer el objeto cristalino, haciendo un ruido un tanto fuerte. Bebe placenteramente, contemplando la noche a sus ojos, se frustra, siente un nudo en la garganta ahorcarlo, al imaginar que su ojicielo se aburrirá de el por su poco tiempo disponible. Pronto, entre los danzares de las gotas, escucha leves toques en la puerta.

–Adelante...– su voz es profunda, siente unas delicadas manos masajear suavemente su espalda, retirar la corbata con suavidad y acariciar su cabello con dulzura, con la poca luz, distingue los tatuajes de su novio, toma ligeramente las muñecas del chico y las retira

-Ven, siéntate aquí- susurra palpando sobre su regazo -yo nunca bebo mi licor con un acompañante- Louis arquea una ceja y sonríe de lado, para tomar asiento

–¿Ah no?– Harry le regala una breve sonrisa y asiente –¿No podrías hacer una excepción?–

–Yo creo que no, lindura– toca la naricita de Louis, quien hace puchero y alcanza la botella, acercándola a sus labios, saca su lengua y comienza a hacer círculos sobre la boca de la botella –en verdad te amo– aprieta las caderas de su pequeño y pega su frente a la del castaño, cierran sus ojos a una manera sincronizada y disfrutan de la oscuridad que los rodea, los dedos de Louis peinan los rizos perfectos de Harry y toma sus mejillas, sus yemas dibujan los hoyuelos del rizado y es un momento tan especial entre ellos, Harry tararea una canción, puede distinguir "I Was Made For Lovin You" , se pone en pié y agarra fuertemente de la mano a Louis e intenta bailar tranquilamente con él, el típico baile de cuentos de hadas, los pasos de Louis son tan delicados y sutiles, sus movimientos cautivan al ojiverde, que susurra a su oído un pedazo de la canción, Louis continua al unísono, ambos cuerpos danzando entre la penumbra, la estola se mece al compás, sólo con la noche nublada de testigo. El último suspiro brinda paz para ambos, Louis termina recostado sobre Harry, besando su mandíbula, los rayos aparecían repentinos, el viento lanzaba bufidos terroríficos, las cortinas se alzaban, espantadas por el viento que se colaba, pero para los enamorados parecía ser todo color rosa.

Open. (LGBT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora