10. Dime que me quieres.

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La lluvia se volvía más densa, el auto volcado y aquel hombre bajo el vehículo. Las unidades policíacas poco a poco acudían.

Louis había caído en la trampa. Y todo lo sabía, pero ya era costumbre, había estado corriendo lejos de las lágrimas desde los siete por las calles principales, entre engaños y secretos, rodeado de gente básica. Vivía con los ojos cerrados, escapando de su realidad. Nick lo mantenía encerrado en aquella casa maloliente, en un colchón sucio y viejo con manchas que repugnaban, volvía a usar aquella lencería barata y nuevamente se hundía en su mundo de drogas y bailes exóticos para olvidar el dolor, volvía a despertar con hombres a los que no conocía y no recordaba haber tenido sexo con ellos, volvía a temerle al amor y un simple tacto lo ponía a la defensiva, todo esto en una semana.

Grimshaw tenía muchos planes para con Louis, quién ahora lo tenía sujetado con correas a la cabecera, no era ningún juego sexual.

-dime que me quieres-

-nunca- jadea entre sollozos, sintiendo como si estuvieran a punto de arrancar sus muñecas sin ninguna compasión

-sé que no me quieres- se gira, sosteniendo con sus dedos una navaja de bisturí -¿Acaso esto no es triiiiiiiiiiste?- bordea una mueca de payaso con la punta afilada del bisturí, dejando una curva roja, un rasguño aún visible después de quitar el instrumento, Louis quiere gritar, una mano le tapa la boca, haciéndolo imposible

-no digas nada, bonito- se sacude contra las correas que seguían estando apretadas, ahora otra está presionando contra su boca, mientras siente el filo trazar un corazón por todo su pecho y abdomen, siente la sangre caer y sus músculos tensarse. Escucha la risa de Nick, piensa en seguir aquel hiriente juego, cuando el teléfono de Grimshaw comienza a sonar, sale a atender. Louis por más que intenta forzar las correas, únicamente rasga su piel, Grimshaw vuelve a la habitación con un paño húmedo y lo coloca sobre la boca y nariz del chico

-estás tan perdido- sonríe con calidez -pero aún así eres el alma de la fiesta- ya que Louis está inmóvil, desata sus brazos y piernas, para sustituir las correas por cuerdas y atarlo de una manera dolorosa juntando ambas muñecas.

Gemma sostenía la mano de Harry, mientras intentaba que probara aunque sea un bocado. Estaba muy deprimido como para hacerlo.

-tienes que comer algo, hermanito-

-no quiero-

-por favor-

El médico llama a Gemma, salió acompañándolo.

-ya tiene una semana internado y ha fingido muy bien ¿Sabe? Sus niveles de alcohol en su sangre están muy altos aún, pero felicidades, el chico es un gran actor-

-¿A qué se refiere?-

-puede llevárselo-

-doctor, prefiero dejarlo aquí hasta que él pueda salir caminando por sí solo, y si aplica sobrecargos, adelante, está en su derecho- da media vuelta, hirviendo de ira, toma su iPhone y marca el número de Louis. A la otra línea, la voz del chico se escucha ronca, corta y débil.

-por favor de-deja de llamar n-no iré-

-Louis... No sé qué pudo pasar entre ustedes dos, pero si aunque sea hay un buen sentimiento muy dentro de tu corazón hacia Harry, ven por favor; está muy mal...-

Open. (LGBT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora