Capítulo Dieciséis

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Antes de entrar a la cocina, prendí la luz de la sala para verificar que todo estuviese recogido la mala noticia es... ¡Que ellos ni siquiera bajaron a mover algo! Todo se había quedado tal y como estaba.
Estaba que explotaba, ¿No se les puede encargar algo tan simple?

-¿Es en serio, niños?-Dije en un susurro.
-Tranquila, _____.-Puso su mano en mi hombro.-Yo te ayudo.

-¿Cómo crées, Woo Bin?-Lo miré.

-Por mí no hay problema.-Sonrió.
Se encaminó a la mesa y empezó a recoger.

-En serio lo siento.-Hablé mientras me acercaba a la mesa a recoger.-No deberías molestarte tanto.

-No me molesta.-Me miró y sonrió aún más.-Es... divertido.

-¿Divertido?-Lo miré espantada.-Esto lo hago todos los días y bueno, uno que otro quehacer más. Es muy agotador....-Dije en un suspiro irritado.

-¿Qué?-Esta noticia lo sacó de onda.

-¿Por qué te sorprende tanto?-Ahora era yo la que se estaba divirtiendo con su expresión

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-¿Por qué te sorprende tanto?-Ahora era yo la que se estaba divirtiendo con su expresión.

-Sí, pensé que tenían a alguien para que les ayudara con la limpieza de su casa.-En serio, estaba muy sorprendido.

-Había alguien que nos ayudaba cuando vivíamos en México.-Terminé de tomar los trastes que pude junto con una que otra basura y me fui a la cocina, detrás de mí iba Woo Bin escuchando atentamente cada palabra que le decía.

-¿Y qué le pasó?-Preguntó curioso.-¿Es porque se vinieron a Corea y ella ya no pudo venir?-Trató de autoresponderse.

-No, no es por eso.-reí.-Fue porque mis hermanos ya no quería mover ni un dedo siempre decían "Ay, que lo haga ella, para eso está." Ya eran unos niños malcriados... y bueno, entre eso y que mi mamá en algún tiempo se quedó sin trabajo, tuvo que despedirla.-Alcé los hombros.-Le llegué a tomar muchísimo cariño, llegando de la escuela, ella y yo hablábamos mucho, era una buena persona.-Sonreí.

-Ya veo... ¿Y a tu mamá no le gustaría que alguien la ayude?-Preguntó.

-¿No escuchaste la parte donde te dije que "Los niños se comportaban como unos malcriados"?-Lo miré divertida.

-Sí, pero mira-señaló a una ventana.-ya es tarde. Tú ya deberías estar dormida porque mañana tienes que ir al instituto.-Estaba muy preocupado, y me da miedo... No debería preocuparle tanto, lo conocí el día de hoy y parece ser que mañana ya me propondrá matrimonio. <Bueno... no lo creo, no seas tonta.> Rayos, ya tenía rato que no hablabas, ya me estaba acostumbrando al silencio absoluto.

-La verdad no me molesta.-No le tomé mucho interés a la conversación y me puse a lavar los trastes.-Desde que tengo 9 años he hecho deberes. Así me educaron.

-¿En serio?-Esto le sorprendía mucho.-¿Es tradición de tu país?

-No.-Cerré la llave, tomé un trapo, me sequé las manos y lo miré.-Mi abuela siempre me decía que la mujer era la que se dedicaba al hogar, que nunca tiene que abandonar a sus hijos y blah, blah, blah. Pero a mí no me gustaría quedarme en casa todo el día, apenas soporto estar en mi habitación, me gusta salir, conocer personas, me gustaría trabajar, viajar y más cosas. Casi como mi madre.

¿Dentro de Chicos Ante Flores?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora