Capítulo Treinta y siete
La ira me consumía.
El odio corría por mis venas.
Pero, eso no quiere decir que no esté consciente de lo que haré; muchas veces nos dejamos llevar por los malos sentimientos y eso es lo que haré, nadie merece ser perdonado...Miré con detenimiento a cada estudiante, todos me estaban dando la espalda y eso, eso era perfecto.
Tomé a un chico cualquiera (sí, un chico) por su suéter y lo jalé con toda mi fuerza, haciendo que cayera de espaldas al piso, emitiendo un gran sonido; esto atrajo la atención de varias personas. Y eso que apenas estoy comenzando.Él me miró sin entender qué rayos era lo que estaba a punto de hacerle.
-Te sientes muy hombrecito, ¿no es así? -lo señalé con mi dedo índice.
-¡ELLA ESTÁ LOCA! -levanté mi vista y busqué al portador de esa voz. Efectivamente, era el chico al que le había roto la nariz, sostenía un papel en su nariz con una mano y con la otra me señalaba.
Se veía bastante asustado, sus piernas estaban temblorosas, al igual que sus manos.-Sólo un poquito -sonreí con maldad-. Ahora, cállate, ¿o quieres que ahora te rompa una pierna? -amenacé.
El chico que se encontraba en el piso, quiso aprovechar la distracción del otro, para empezar a gatear y alejarse.
Le hice la típica señal al de la nariz rota para que "espere un segundo"; tomé al cobarde que intentaba escaparse del pie y lo jalé nuevamente hacia mí.«¿A dónde crees que vas cobarde mal nacido? -mi voz se hacía cada vez más grave, hasta yo me sorprendí; pero no era momento de distracciones.»
-Y... yo... n... no te... te... te... ngo miedo.
-Mmhh..., veo que te esforzaste; pero no lo suficiente -hice una leve pausa, para agregarle algo más de tensión al momento-. Ahora, párate -ordené.
-N... no...
-¿Por qué siempre me tienen que complicar las cosas? -suspiré con fastidio, mientras llevaba mi mano a la frente y daba pequeños masajes- Párate o te paro -retiré mi mano, ya que tapaba mis ojos y así no podría intimidarlo-, ¡AHORA!
Y en un dos por tres, se paró.
«Miren, par de imbéciles -señalé a todos los presentes con mi dedo índice-, si alguno de ustedes -elevé mi tono de voz- VUELVE A TOCAR UN SOLO CABELLO DE GEUM JAN DI SE... -el chico intentó lanzarme un golpe.
Lo esquivé con facilidad.
Reí ante su fallido intento, él abrió los ojos como platos, estaba sorprendido- se las verán conmigo.»Sin que nadie se lo esperara, le lancé un puñetazo en la quijada.
Esto parecía película; todo lo vi en cámara lenta.
Se elevó unos cinco centímetros del piso y cayó con lentitud a él.
Me agaché y lo miré.-K.O, idiota -volví a mi posición y miré a todos nuevamente; por fin habían dejado de molestar a Jan Di-. ¿Alguien más quiere intentar lanzarme un golpe? -los reté.
Las chicas gritaban horrizadas y unas cuantas salieron corriendo de inmediato.
En cuanto a los chicos, ellos se alejaban con lentitud y dos intentaban acercarse al que estaba en el suelo, con sumo sigilo; cada uno lo tomó de un brazo y lo sacaron arrastrando- ¡Já, son unos cobardes!Me giré y busqué con la mirada a Jan Di, estaba en el piso, despeinada, con el suéter roto y con la vista gacha; daba unos leves brinquitos... está llorando...
Se me partió el corazón en mil pedazos, corrí hasta ella, me puse a su altura y posé mi mano en su hombro.
Al verme, se lanzó a mí y me abrazó; mientras acariciaba su cabello, hablé -todo estará bien -la consolé. Jan Di sólo lloraba en silencio...
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¿Dentro de Chicos Ante Flores?
FanfikceToda persona en el mundo tiene un deseo. Ya sea convertirse en un millonario. En el mejor atleta de toda la existencia. Tener uno de los mejores autos del mundo. Salir con un famoso. Etcétera, etcétera, etcétera... ¿Y saben cuál es el mío? ¡Ex...