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- ¿Crees que él realmente me ame?

- No lo sé.

- Y si yo no lo amo, ¿crees que él me ame igual?

- No lo sé.

Yoongi continuaba haciendo preguntas y Cian le respondía cada una de ellas de la misma forma. No lo sabía. ¿Entonces quién demonios lo sabría?

Necesitaba saberlo porque las dudas comenzaban a llenar cada espacio de lo que podía llamar su vida.

El alcohol lo estaba deprimiendo más de lo que su amigo aseguraba lo alegraría, sus pensamientos se hacían más fuertes en lugar de difusos. Se sentía mareado y no podía dejar de pensar en el amor que aseguraba sentir por Jimin.

Porque maldita sea, ni siquiera sabía que se definía como “amar”.

Quizá sólo era afecto que desesperadamente quiso denominar amor, porque esos errores pasan todo el tiempo, el decir que amas a alguien cuando no estás completamente seguro.

Y Yoongi se sentía muy inseguro al respecto.

Intentando buscar entre sus recuerdos algún momento en el que haya amado o querido a alguien para poder saber que sensaciones debería sentir, pero nada llegaba a su mente.

Yoongi salió de sus pensamientos cuando vio a Cian con los ojos rojos, se detuvo abruptamente al verlo, como si no lo reconociera.

- ¿Chen? – O quizá no lo reconocía. Los ojos verdes de Cian se llenaron de lágrimas – Creí que ya no frecuentabas estos lugares desde que te casaste.

No tuvo tiempo de responder cuando el pelinegro ya lo estaba abrazando para posteriormente ponerle el porro que tenía en su mano, ahora en su boca. Yoongi no dudo en tomar una larga pitada.

Pasaron unos minutos; durante los cuales Cian sólo se dedicaba a oler y besar su cuello, hasta que sintió como su cuerpo se animaba y una larga energía crecía en el. Los besos de Cian lo hacían sentir sentir de una forma muy curiosa, esperaba que eso se debiera a los químicos dentro suyo.

Cerró los ojos y se dejó llevar por las luces del antro donde se encontraban, sintiendo cada nota de la música que ahora sonaba demasiado fuerte y real, como si pudiera tocarla.

Le devolvió el beso al pelinegro cuando este introdujo su lengua. Y se dejó guiar cuando salían en busca de otro lugar.

{...}

- ¡Chen!

- ¡Jimin!

Volvieron a gemir sonoramente.

Shatter MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora