Me desperté la mañana del lunes sin ganas de ir al colegio, pero quería pasar por la casa de Gabriel al salir así que eso era algo que me motivaba, me preparé y fui a tomar el té que me había preparado mi padre.
-Buen día hija- me saludó mientras veía el noticiero.
-Hola pa- dije y luego tomé un sorbo de té. Al finalizar me subí al auto y fuimos para el colegio, mi casa estaba lejos del colegio y cuando llegamos saludé. -Adiós papá- le di un beso y salí del auto.
Entré al colegio y me dirigí a mi curso, ya era tarde así que estaban todas mis amigas ahí, me senté y saludé primero a mi mejor amiga -Hola- le dije sonriendo, mis amigas sabían que no me gustaba hablar mucho en la mañana temprano -Hola nena- me dijo Aldana haciéndome acordar de Gabriel, pero él no estaba y quería pensar lo menos posible en él, Emilia se dio vuelta para integrarse a la conversación -Jaz, ¿Qué vas a hacer para tu cumpleaños? Faltan 10 días- «mi cumpleaños» pensé, me había olvidado completamente de mi cumpleaños. -No lo sé Emi, ¿Qué podemos hacer?- tratando de sonar entusiasmada pero lo único que quería para ese día era a Gabriel, y no sabía si iba a estar.
-Podemos salir- dije tratando de pensar en el algo positivo, a mi me gustaba salir. -me encanta! Después vemos donde- dijo Emi super contenta de que íbamos a salir otra vez, como antes.
Las horas se me pasaron rápido y la mañana fue muy divertida, charlamos con las chicas sobre mi cumpleaños, todas estábamos de buen humor así que se me hizo fácil resistir a una mañana sin él. Al salir del colegio me dirigí hacia su casa que quedaba a cinco cuadras, en el camino me crucé con Ezequiel... mi ex, estaba con su actual y fue raro porque no me importó ni me dolió, siempre que lo veía terminaba llorando pero ahora mi mente estaba en otro chico, uno que me completaba y hacía que todo de mi se sintiera mejor. Al llegar saqué las llaves de mi mochila que él me había dado, entré y las deje sobre la mesa junto con mi mochila y mis cosas. Fui a la cocina en busca de algo para beber porque estaba realmente sedienta, abrí la heladera y me serví jugo de naranja, me senté en la mesada y vi un sobre dude en agarrarlo pero finalmente lo tomé y vi mi nombre en la parte delantera, me apuré en abrirlo y dentro tenía una nota.
"Hola nena, seguro estás en mi casa revisando que todo este bien, yo estoy bien seguramente extrañandote. Pero hay algo que no te dije la otra noche y lo tienes que saber si quieres estar en mi casa y es por lo que te dije que fueras a mi casa, ese algo se llama Emma y es bastante grande pero es muy amistosa, necesito que la cuides por mi, ella está en el patio trasero y ahí tiene su lugar para dormir y jugar pero como me debe extrañar dejala entrar, su comida está el garage, espero que no te moleste sé que te encantan los perros y ella te va a encantar.
Gracias por todo lo que haces por mi, nos vemos pronto, estaré para tu cumpleaños no te preocupes, cuídate hermosa."
Estaba sorprendida de que no me haya hablado sobre Emma y también estaba feliz porque él iba a estar para mi cumpleaños 16 así que ya quería que llegara ese día y poder verlo, lo amaba. Salí al patio para encontrarme con Emma, al abrir la puerta vi una perrita negra, era flaca y alta muy alta, era un galgo. Traté de acercarme con cuidado por si ella no me reconocía y se enojaba pero me saltó encima a penas me vio llenandome de lengüetasos por todo mi rostro, era muy amigable, la acaricie y se sentó al frente mío cómo si estuviera esperando algo «claro, comida» fui al garage y ella me siguió, le serví comida en su plato y ella se puso a comer muy contenta, cuando terminó las dos volvimos a entrar en la casa y yo me dirigí al piso de arriba para corroborar que todo estuviera en orden, Emma me siguió y subió las escaleras con facilidad, supongo que frecuentaba ir, arriba en el pasillo ella siguió su dirección y yo me fui a la habitación de Gabriel, al entrar mis pulmones se llenaron de su perfume y me pude sentir acompañada, recordé lo que hicimos aquella noche y me sentí completa.
Salí de la habitación preocupada por Emma, no sabía si era traviesa o capaz de romper algo así que la empecé a buscar y luego la vi, sentada al frente de la puerta blanca, ladrando una y otra vez, me acerqué a ella y mis cuerpo empezó a temblar inexplicablemente... tenía miedo y otra vez estaba frente a ese cuarto sintiéndome desprotegida, sintiendo un vacío inexplicable. Traté de calmarla acariciandola pero estaba muy enojada entonces decidí abrir la puerta para ver que encontraba, podría ser que una ventana de la habitación estuviera abierta y ella al escuchar el ruido del viento se enojara, quería pensar cualquier cosa menos en esos sueños raros que tuve desde que conocí a Gabriel e incluso antes. -Calma Emma, no es nada- le dije mientras abría la puerta y veía que no había nada ni nadie en la habitación. Aproveché que no estaba Gabriel para tomarme mi tiempo en inspeccionar algo sobre ese lugar, que tenía que ver conmigo esa habitación o que había para que soñara tanto con ella, vi un mueble con un gran espejo al frente de la cama, abrí el primer cajón y no había nada, abrí el segundo y tampoco, abrí el último y no había absolutamente nada, me miré en el espejo del mueble y me puse a pensar si estaba mal lo que estaba haciendo «te está atormentando, debes sacarte las dudas» me decía a mi misma para tener una excusa, al mirar un poco más claro el reflejo del espejo vi que había alguien atrás mío y que Emma estaba gruñiendole, me di vuelta rápidamente para ver que había y otra vez estaba en la misma situación con mi cuerpo sin vida al frente mío pero a la vez estaba vivo porque me miraba con deseo, con ganas de adueñarse de mi, de lo que soy. Grité espantada y se me empezó a acercar lentamente mirándome con odio, sabía que esto no era un sueño yo no estaba soñando, empecé a llorar del susto pero no me podía mover, tenía tanto miedo que no me reaccionaban mis piernas, estaba a centimetros de mí, mi otro yo estaba pálido y flaco, todavía le goteaba sangre de una de sus muñecas, lo único que pude hacer en ese momento fue decirle -Qué quieres de mi!?- salió casi inaudible pero mi cuerpo sin vida con algo a dentro se acercaba más y más hasta que Emma se paró al lado mío y empezó a ladrar muy enojada y este se alejo, agarre a Emma de su collar y las dos salimos corriendo por la puerta. Cerre la puerta con fuerza y Emma todavía ladraba, me senté en el pasillo y llorando pensaba que esto no había sido un sueño, que era real, que eso me perseguía y quería algo de mi y tenía miedo, mucho miedo.
Emma se recosto sobre mis piernas y me sentí consolada, como si ella me entendiera, cómo si entendiera todo el miedo que sentía y que gracias a ella pude reaccionar ¿Y ahora que iba a ser de mi vida sabiendo que no eran simples sueños? ¿Qué en esa habitación había algo que me quería? Llamar a Gabriel no era una opción, tendría que superarlo sola y enfrentarlo, enfrentar a mis demonios.