Salí de la casa de Gabriel dejando todo listo para su perrita, estaba asustada, camine hasta la parada de bus pensando en lo que había pasado y no podía dejar de ver esa imagen de mi otra yo, se repetía cada vez que cerraba mis ojos, no sabía que quería de mi o que estaba pasando. En el camino choque sin querer a una chica
-Oh lo siento, no te vi- le dije a la pelirroja alta y esbelta.
-No te preocupes, estaba distraída- dijo ella mientras se acomodaba un rizo rojo detrás de su oreja dejándome ver unos ojos grandes color verde y varias pecas que le quedaban hermosas. Era perfecta.
-Cómo te llamas?- cómo si fuera por instinto mis labios soltaron esas palabras, haciéndola sonrojar.
-Laila, y tú?- me dijo mostrando sus dientes blancos, era más alta que yo y vestía de unos jeans negros con una camiseta blanca básica que le quedaba tan bien.
-Jaz, Jazmín- dije tímida al sentirme poco interesante en comparación a ella.
-Un gusto Jaz, yo soy nueva en la ciudad, no me vendría mal una amiga- me dijo estirando en su mano su celular -Agenda tu número así podemos conocernos mejor- agendé mi número y le devolví su celular.
-Cuántos años tienes?-le pregunté ya que no podía descifrar su edad
-18 linda y tú?- me sentí pequeña pero ella no era tan mayor que yo.
-Voy a cumplir 16 en unos días- sonreí para no demostrar que no me afectaba ver a alguien tan linda, nunca había visto a una chica tan linda, era llamativa, algo de ella me parecía adictivo pero no sabía qué... era cómo Gabriel y Juan
-Ahora debo irme pero te llamo cuando pueda linda, sí?- asentí y ella dejo un beso en mi cachete izquierdo dejándome parada en estado de shock.
Luego me tomé el bus y me fui a mi casa, era tarde y yo no había comido nada por demorar en la casa de Gabriel... la casa de Gabriel, me había olvidado de lo sucedido en la habitación, mis manos empezaron a sudar al recordar cada momento. Al llegar a la parada de bus cerca de mi casa, baje y ya estaba oscuro, camine aterrada y sentí que alguien me seguía, empecé a caminar más rápido y los pasos se sentían más cerca, el perro del vecino me empezó a ladrar como nunca antes, ladraba y no sabía lo que le pasaba pero no era lo más importante de ese momento. Al llegar a mi casa me sentí más segura, sabía que nadie había entrado conmigo ¿Que estaba pasando conmigo?
Me llego un mensaje de un número desconocido.
«Nena, soy Gabi, Está todo bien. Llámame con él celular que te di»
Mis lágrimas empezaron a caer, lo necesitaba. Tomé el celular de mi bolso y marqué el único número que tenía agendado.
-Hola, Nena?- Escuché su voz y quebre en llantos, quería que estuviera conmigo, necesitaba contarle todo.
-Qué sucede? Dímelo- me dijo preocupado al escuchar mi llanto.
-Tengo miedo, mucho miedo- le dije y fue lo único que pude decir.
-Está bien, calma, dime que sucedió- me dijo tratando de calmarme
-Es esa habitación, yo estaba ahí, sin vida, y.. y me quería- le dije entre llantos
-Qué habitación?!- dijo cómo si supiera de que habitación hablaba, pero quería asegurarse.
-Fue real, no fue un sueño, fue real Gabi- le dije a él pero me estaba convenciendo a mí.
-Bien, estaré en tu casa en unas horas, no te preocupes, todo estará bien- luego colgó la llamada y aunque sabía que ya no estaba ahí yo le dije
-te amo- realmente lo extrañaba y quería decirle todo.
El celular comenzó a sonar y me fije pero no era el que me había dado Gabriel así que supuse que era el mío, lo busque entre mis cosas y cuando lo encontré contesté rápidamente.
-Gabi, eres tú?- dije emocionada secandome las lágrimas, quería decirle que lo amaba
-Gabi? No, soy Laila, lo siento si esperabas otra llamada- en el momento no me di cuenta quién era, pero luego la recordé, recordé esa linda pelirroja.
-Laila, hola, lo siento estaba distraída- le dije tratando de disimular mi voz quebrada después de tanto llorar.
-Cariño, estás bien?- me preguntó y su voz fue de preocupación.
-Tuve un día raro la verdad- dije por fín
-Quieres contarme?- me preguntó y sonó como si ella realmente quisiera saber, pero no la conocía y tampoco quería alejarla con mis locuras
-Prefiero que sea una historia que te cuente en el futuro- dije tratando de no sonar cortante -No quiero que te alejes- le dije sin ningún filtro, como si algo más manejara mi habla.
-Tranquila, te conocí por algo- me dijo muy tiernamente -Ahora tengo que irme, pero te llame para que agendaras mi número y luego me hablaras por WhatsApp- me aclaró
-Estás bien?- me preguntó
-Si Laila, estoy bien gracias. Luego te hablo- le dije cortante antes de que comenzara a a llorar de nuevo
-Adiós linda- me saludó dudosamente y luego colgué la llamada.
Estuve todo esperando varias horas, mirando el celular para ver si recibía algún mensaje, esperando que llegara Gabriel. Cene con mis padres pero casi no pude comer, habían pasado tres horas desde la llamada y estaba preocupada pero finalmente me llamó.
-Hola nena, estoy en la puerta, di que vas a dormir con alguna de tus amigas. Te espero afuera- escuche lo que dijo y luego cortó. Mi corazón se aceleró.
-Ma, surgió algo, Emi peleo con su novio y está muy triste. Iré a su casa a dormir y mañana vamos juntas al colegio- le dije a mi mamá convenciendola de que me dejara salir.
-Y en que vas hasta lo de Emi?- preguntó de brazos cruzados.
-Me tomaré un taxi- le dije y luego le di un beso despidiéndome.
-Adiós, los veo mañana- salude a mis padres y salí con prisa, ya me había preparado un bolso con ropa como si hubiera sabido que me iría de la casa.
Salí por la puerta y lo vi, estaba apoyado sobre su auto de brazos cruzados, se veía cansado pero seguía siendo terriblemente sexy.
-Hermosa- me dijo mientras me veía salir, luego me abrazó con mucha fuerza y no pude evitar llorar. Me sentía protegida con él como en ningún otro lado.