MI DADDY 9

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<>T/N<>

Mangel y Alex bajaron del auto, Rubén y yo no quedamos arriba buscando su telefono el cual no encontrábamos por ninguna parte. 

Saqué mi celular para llamarle y poder localizarlo más rápido, el sonido de su celular provenía de abajo de el asiento de Rubén, me agache sin pensarlo mucho y me apoye de lo primero que pude tomar para levantarme.

Escuchando un leve gruñido roncó me levanté asustada y siendo conciente de dónde había puesto la mano por equivocacion.

– perdón, Rubén. – era raro llamarle por su nombre.

– no te preocupes, pequeña.

Salimos del auto para encontrarnos con los chicos quiénes ya tenían boletos para las atracciones.

/.../.../.../

– peque, ¿Vamos a la casa del terror? –

No quería ir me daba mucho miedo estar en la oscuridad sin saber a dónde ir. – ¿Prometes no dejarme sóla mucho tiempo? –

– lo prometo, no me separé de ti por mucho tiempo. –

Sonreí alegré – ¿podemos ir después a los carritos
chocones? –

– claro que sí, a dónde tú
quieras. –

Mangel, Alex y Ruben entramos  a la casa del terror, abraze a Rubén en serio me daba bastante miedo.

De un monento a otro las luces se apagaron y dejé de sentir a Rubén cerca de mí, las luces se prendieron un poco solo dejando lo suficiente para ver delante de ti a unos metros.

Caminé por el lugar buscándoles sin esperanza de encontrar a  ellos o de alguien que me ayudara a salir de esa horrible casa. 

Vi una silueta oscura detrás de mi, su peso me arpresaba contra una pared en un callejón sin salido de la casa, no podía gritar sentía su caliente aliento cerca de mi oído, mis manos no funcionaban, mis pies estaban helados y mi corazón no paraba de latir fuerte llena de miedo y adrenalina.

– Desde que te vi en la entrada con aquél chico no pude apartar mi mirada de tú bonito cuerpo. –

Su asquerosa boca se posó en mi cuello y mandíbula de forma agresiva, me sentí asqueada y tenía muchas ganas de llorar y gritar pero mi cuerpo se rehusaba a querer cooperar.

Estaba sóla, nadie llegaría a mi rescaté, ¿Aquí termina todo?
Todo aquello que soy y fuí dejaría de existir si no hacía nada.

Pero era imposible hacer algo, su cuerpo no respondía y solo podía sollozar en silencio sin moverse invadida por el terror de lo que pasaría a continuación.

Mis brazos en un intentó de salvación lo empujaron, su cuerpo no retrocedió ni unos centímetros atrás en cambio arremetió con más fuerza hacia mi, tomando mi blusa y rompiéndola dejando mi busto cubierto por el sostén, estaba muerta de miedo en ese momento sin poder hacer nada solo callar y rezar para que ese no fuera mi final.

Mi voz volvió en un susurró
– por favor... Déjame ir. –

Su mano golpeó mi estómago
– cállate, de aquí no te vas hasta que yo quiera. –

En un último mensaje de fuerza por mi cuerpo pude gritar, desgarrando mi garganta, gritando por ser escuchada.

– ayúdenme. – brame en el tono más alto que pude manejar en ese momento.

Tomo mi short y reventó los botones quitándomelo, me sentí sucia llena de asco por esa persona.

Solo sentía sus asquerosas manos tocando y golpeando mi piel a su antojó no podía y no quería seguir con lo mismo.

Y entre toda esa oscuridad una fuerte voz retumbó en el callejón, el hombre me tiró en el suelo tras de él.

Con la falta de iluminación y mis ojos nublados por las lágrimas no pude ver quién se acercaba a dónde estaba.

Él hombre que estaba a punto de violarme fue quitado ferozmente de mi, tirándole en el suelo golpeándole a su antojó con fuerza destrozando su cuerpo.

limpie mis ojos como pude para ver quién estaba golpeando a ese hombre de manera tan feroz.

Era Rubén, mi cuerpo se tranquilizó y cerré mis ojos cansada y agobiada lo que estaba a punto de pasarme.

– Rubén... – lágrimas recorrían mis mejillas.

Él la mira con lástima sintiéndose culpable.

– Ya pasó, tranquila... –

Lo ví dudar entre abrazarme o no, quería sentirlo seguía aterrada por lo que acababa de pasar.

Un débil sollozó se escapó de mis labios, fue suficiente para que Rubén se abalanzara sobre mi para abrazarme lleno de cariño.

Rubén, se quitó la camisa y me la entregó para poder cubrir mi cuerpo ahora adolorido y maltratado.

Me llevó entre sus brazos con cuidado fuera de todo ese alboroto hasta el auto dejándome  con el en los asientos traseros sentada arriba de sus piernas mientras seguía abrazándome fuertemente.

Me fue inevitable no volver a romper en llanto, me siento sucia y avergonzada.

Rubén, acarició mi espalda y beso mi cabeza me calme un poco ya no lloraba.

El auto se detuvo en mi casa, alex y mangel se despidieron de Rubén y salieron del auto Rubén abrio la puerta llevándome en sus brazos todavía.

Entramos a mi casa y subimos a mi habitacion Rubén, me dejó con cuidado en la cama.

Con mi permiso comenzó a quitarme la ropa sucia y desgarrada. Estaba algo nerviosa pero al ver su expresión llena de cariño y nada de perversión me hizo sentir segura, él beso mis piernas y acarició la piel despacio antes de ir a sacar ropa interior y una pijama para esa noche. 

Me tiende su mano y me obliga a levantarme desnuda, toma una toalla y cubre mi cuerpo.

– Ve a ducharte, pequeña. –  habló muy tranquilo regalandome una sonrisa tímida.

Cuando salí del baño el me vistió, me puso las bragas y la blusa de tirantes rosa sin brasier sonrio satisfecho yo seguía acostada en la cama el se metio en la cama conmigo, me abrazo mientras me susurraba.

– me encanta como te ves siempre. –

Un poco sonrojada contesté
– Solo soy una chica común. –

– No, para mí eres la chica más única y bonita del mundo. –

Rubén beso mi cuello de forma lenta y pausada, dejándome muy cerca de su cuerpo.

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