El tiempo transcurre de una forma extraña cuando uno duerme en el abismo, ni siquiera tiene la consideración de detenerse o ralentizarse. Los demás siguen creciendo, riendo, y uno aquí luchando cada despertar para levantarse.
Una noche de luna llena, cometí un terrible error. En los días cálidos, solía dejar botellas de agua en el refrigerador para llevarme a un lado de la cama por si me daba sed, porque en mi casa anterior la cocina estaba lejos de mi dormitorio. Antes de irme a dormir, fui por una.
En el primer sorbo, todo empezó a dar vueltas. Me aferré a la mesa de luz, deduje que estaba más cansada de lo que imaginaba. Para el segundo trago, mis ojos se cerraban por cuenta propia sobre la almohada.
Se abrieron al sentir algo frío en mi frente, un arrullo en mi oído.
—Eres predecible. —Las pupilas de Irina resplandecían en la oscuridad, como si la luz lunar que ingresaba por la ventana entreabierta las iluminara. Sus dedos juguetearon con el seguro del revolver que se clavaba entre mis ojos—. Los amigos golpean la puerta; los mejores amigos entran sin avisar y no necesitan permiso para abrir la heladera del otro —susurró en tono cómplice—. ¿Recuerdas las pastillas para dormir de mi abuelo? Imaginé que te ayudarían a descansar, últimamente te remueves mucho en la cama como si sufrieras pesadillas...
No podía moverme, mi cuerpo se sentía imposiblemente pesado, mis extremidades paralizadas. Oía las respiraciones de mis abuelos en la habitación contigua, mas no podía gritar, ni siquiera conseguía llorar. Ella siguió la dirección de mi mirada hacia ellos y se llevó un dedo a los labios, una advertencia tácita. Comencé a temblar, me faltaba el oxígeno.
—Sería tan... fácil. —Oí un clic, sus dedos bailaban sobre el gatillo—. ¡Bang! —Soltó una risita hueca que se apagó en un instante—. Pero no lo haré, ¿sabes por qué? —Se inclinó hacia mi rostro—. Mira tus ojos, mejor amiga. Esa oscuridad... casi somos iguales. Un día seremos como dos gotas de agua, dos gotas de sangre.
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Dos gotas carmesí
Misterio / SuspensoUna universitaria le cuenta a su profesor acerca de la amistad infantil que destruyó su vida. *** "Un día seremos tan iguales como dos gotas de agua, dos gotas de sangre". Al caer la noche en el interior de un salón universitario, con su profesor c...