+38° C

201 24 3
                                    

La crisis de fin de mes ya había pasado, para mi fortuna, entre el papeleo de la empresa, los pagos pendientes, las facturas, los demás compañeros de trabajo, mi novatada, y mi sueldo que me aclamaba ser gastado en mi siguiente día de descanso. Agosto se agotaba más rápido de lo que creía, y junto al mes, el estrés de la oficina, otorgándome la dulce calma de un fin de semana productivo: dormir, descansar y ver a Hongbin.

La situación en casa no era tan diferente, mi mamá seguía molesta conmigo, era tajante, y muy obvia ante las preferencias con mi hermana, pero lejos de sentirme mal, ahora empezaba a ver todo del mejor modo posible, porque todo lo estaba haciendo por mi cuenta y también a mi manera, absolutamente todo, era como un inquilino en mi propia casa, y no era tan malo como creí que podría ser, a comparación de lo intenso que llegó a ocurrirle a Bin, al menos por dentro me mantenía cálido una esperanzada llama media moribunda, de que podía seguir viviendo bajo el mismo techo de mis padres, y con ese simple acto, ya tenía la lotería ganada.

-Ah~... ¿Pasarás el fin de semana aquí? –Me sorprendía ver a papá en casa, tan de pronto y tan temprano. Debido a su trabajo, era normal que pasara tiempo de viaje, visitando fábricas, empresas nuevas, buscando beneficiosos contratos, y cuando lo pasaba en casa era ya más raro que normal.

-Sí, por lo visto tú no. ¿A dónde vas?

-Con un amigo, vendré mañana.

-¿Pasarás la noche con Hongbin? –Preguntó certero y bastante serio, pero no molesto. Puede que pocas personas supieran diferenciar entre su seriedad y su enojo, agradecía ser de esas pocas personas que comprendían la diferencia, y quedándome quieto un momento en la sala, sólo me quedé mirándolo, sentado en el sofá mientras leía el periódico.

-... Sí. Compramos una PS4 y algunos juegos.

-Va, cuídate.

-... Lo hago... -Seguí mi rumbo hacia el recibidor, pero mi mente se mantenía confusa con esas dos simples palabras, cayendo sin remedio ante ellas y regresándome para hablar con él. –En verdad me cuido, nunca he hecho nada malo y lo sabes bien. Estar con Hongbin tampoco es sinónimo de que haga cosas indebidas.

-Lo sé. –En ese momento, dejó de leer el periódico para mirarme atento, palmeando el sofá a su lado y sentándome junto a él. –Sé que eres bueno, que te cuidas... No paso el tiempo suficiente contigo, o con tu madre o tu hermana, pero eres mi hijo, somos familia, y todo se siente, todo se percibe aquí. –Su mano había tocado mi pecho, en el lado izquierdo. No pude hacer nada salvo sonreír un poco para él. –Ese muchacho, Hongbin... Realmente, insistiré en que venga a casa, más que querer, necesito conocerlo, por tu bien, y para mi propia calma, Sanghyuk. ¿Queda claro?

-... ¿Quieres que venga entonces? Pero... Mamá~...

-Luego, en lo que va del mes, o el próximo, cuando tu madre se empiece a calmar.

-Bien, le diré entonces... Por cierto, ya me voy.

-Con cuidado, oh, y antes de olvidarlo... Tráeme mañana temprano una de sus tarjetas de trabajo. Mi oficina se ve del asco y necesito cotizar una buena remodelación.

-¿Mañana temprano, a qué hora?

-Tú sabrás qué hora es conveniente. Anda, ya vete... Mata zombis por mí o lo que sea que vayan a jugar en sus malditos PS's.

No podía evitar el sonreír, estar con él aunque fuera un minuto me hacía feliz, más si platicábamos de ese modo, más si sabía que al menos con él había una esperanza mayor a que las cosas mejoraran. Mi padre era el mejor del mundo, a pesar de ser algo callado y reservado en veces, a pesar de ser un humano que tenía cierta obsesión con su trabajo.

INSIDE (InOut Segunda Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora