El Norte Recuerda

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Estaba sentada en un tronco mustio, los copos de nieve se acercaban a su corta melena y se quedaban adheridos a ella, comía con nerviosismo, ya no era la misma desde que se enteró de que a los Bolton les pertenecía una gran parte del dominio del Norte.

Llevaba días sin desviarse de los senderos, le faltaba poco para llegar al corazón del Norte. El ritmo de sus piernas se aceleraba al andar, porque ella conocía la verdad. Una vez en el castillo, con los Bolton y su ejército, no podría hacer nada.

Por el camino tuvo que desviarse, lo que más la ralentizaba era su caballo, estaba cansado y llevaba tiempo sin beber, toda el agua que había en su trayecto estaba congelada debido a la llegada del esperado invierno.

-Ha llegado- Miró a su caballo- El Invierno- lo acarició- mi familia siempre habla de él... incluso cuando faltaban años para que llegara.

Ella llevaba tiempo viajando sin subirse a su caballo, se había criado en una casa noble y sabía cómo cuidarlos. Juntos deambularon hasta llegar a una posada. Antes de entrar por la puerta se toparon de frente con dos hombres que llevaban un cargamento de leña, algo de comida y un barril.

-Niña, aquí no se pueden dejar caballos.- Le dijo el hombre barbudo.

Ella lo apartó poco a poco si apartar la vista de los ojos del hombre. Este bajó rápidamente del carruaje y se metió dentro de la posada.

-¡Aquí está el portador de vino que faltaba!- Gritó el dueño del lugar- ¿A quién le falta vino que Gevin se lo trae.

Hubo bastante alboroto, muchos levantaron sus jarras vacías. El hombre barbudo se dirigía otra vez hacia fuera para entrar y servir el vino. Al salir, el rostro le cambió y con furia empezó a gritar. El carruaje con el vino se estaba alejando a gran velocidad. El hombre empezó a correr detrás de él empuñando una daga plateada. No daba crédito a lo que veía, enseguida pensó que la chica se lo había robado y en cuanto la cogiera la mataría.

El carruaje se detuvo en seco en frente de varios árboles caídos y así Gevin llegó hasta él. Y cuando le iba a clavar el puñal vio que no era para nada una chica, era su compañero, que mostraba síntomas de dolor bastante graves, le habían cortado los ojos y lloraba desconsolado.

-¿¡Quién ha sido?!- Le preguntó Gevin chillando

-¡La chica!- Respondió él como pudo.

Gevin dio la vuelta y gritó, tampoco estaba el vino.

Cuando llegó al umbral de la posada sintió algo atravesándole el estómago y luego se desplomó.

-Tu amigo me ha dicho que no podía quedarme con el vino. No he tenido otra opción. – Se acercó al hombre y le puso la espada en la garganta.

-Era para los Bolton- Dijo agonizando- Te... llevarán ante ellos y el Norte te juzgará.

-Creo que no- Sonrió- Mi nombre es Arya Stark y el norte me pertenece... todos olvidarán el apellido Bolton pero el Norte no olvida y la casa Stark tampoco.- Le clavó a aguja.

El Sueño de Jon NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora