Hacia el norte

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Arya colocó algunos de los barriles de vino en el carruaje de los dos hombres que había vencido. Con aguja ya enfundada y un coraje creciente en su interior se dispuso a llevar a cabo su venganza. Ella sabía que entrar en Invernalia iba a ser complicado, pero al llevar vino todo el mundo quedaría más complacido.

Quedaban alrededor de unas veintisiete millas para llegar a su hogar, ahora ocupado por uno de los peores hombres que ha pisado jamás Poniente.

Mientras tanto, cruzando los mares y adentrándose en una espesa niebla en camino al norte, se encontraba la flota de Daenerys, ella como siempre, estaba en la proa, observando el atardecer como solía hacer cuando estaba en Meereen.

-No es lo mismo ¿Me equivoco?- Le preguntó Tyrion subiendo por las escaleras.

Ella le miró y con una sonrisa le negó con la cabeza.

-No, desde luego que no.- dijo él- No se te puede negar la valentía.

-Creía que os referíais al atardecer- Le contestó ella.

-Y al principio... a eso me refería.- Se colocó a su lado.- Pero ahora que estoy pensando, he de decir que para mi es una grata sorpresa.

-¿Qué os sorprende exactamente?- Le preguntó Daenerys

-Mi reina... lo que me sorprende y fascina a la vez, es vuestra valentía. – La miró fijamente.- Sabía desde hacía tiempo que viajaríais a Desembarco del Rey... pero estáis retrasando vuestra lucha por el trono.

Daenerys dejó también de contemplar la puesta de sol para mirar a su más fiel consejero.

-No sois el único que está sorprendido por mi elección. – Le susurró- ¿Pero qué clase de reina voy a ser si me siento en el trono de hierro y dejo que los muertos invadan Poniente? Las responsabilidades que llevan consigo el poder de reclamar algo que es tuyo es mucho más importante que la ambición de un rey por el trono. Cersei lleva consigo esa ambición. El Trono de Hierro ahora mismo está enfermo, por una oscura sombra con forma de león.

-Me consuela escuchar tales palabras, aun siendo un león, sé que Cersei ha perdido el juicio. Por eso bebo en cuanto puedo, un enano beodo es como un niño que siempre dice la verdad, si queréis saber si lo que os cuento son falacias, dadme un buen barril de vino.- Rio simpáticamente intentando alegarle el viaje a su reina.

-No necesito poneros a prueba para saber que sois de fiar.- rio con él.

En ese instante escucharon unos pasos que subían las escaleras y se acercaban muy lentamente hacia Daenerys y su mano. Ambos se giraron para averiguar de quién se trataba.

-Vuestra risa es hermosa- Dijo Jon mirando al suelo y sonriendo.- me he esperado sentado en un escalón hasta que habéis dado por finalizada la conversación.

-Sin duda triunfal vuestra entrada- Dijo Tyrion mirándolo contento por saber que estaba bien.- solo un norteño noble sabe como halagar a una reina.

-Desafortunadamente no me son de utilidad vuestros halagos, lord Nieve.- Dijo seria pero a la vez con una media sonrisa por saber que ya estaba recuperado de la batalla. Jon la miró con rostro serio.

-Bien, ahora que estamos los tres juntos y dispuestos...- dijo Tyrion- traed los mapas, hay que meter al león en la boca del dragón. 

El Sueño de Jon NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora