Al llegar a casa, Yona se sentía algo ansiosa. Quizá sería porque se anunciaba tormenta para esa noche y no sabía si debía molestar a su guardián despues de su confesión pero tenia miedo a la tormenta, no había remedio. Cuando el mal tiempo avecina es mejor estar acompañado dicen los sabios entonces mandó a llamar a Hak para que fuese a su habitación como salía hacerlo siempre que se presentaba la lluvia y él lo sabia, desde pequeños había sido así. Desde esos tiempos había cuidado de Yona, nunca se fue de su lado, es por eso que se le hacía tan normal entrar a su habitación en ocasiones como estas.
- ¿Mandó llamar princesa?- bromeó haciendo una reverencia.
- Entre mi humilde sirviente- contestó siguiéndole el juego.
Hablaron pocas palabras, estando siempre a una distancia considerada algo lejana para el morocho pero bien para Yona que no dejaba de ponerse nerviosa pero esta vez no sabia si estaba así a causa de la tormenta o de Hak. Las luces se apagaron y se sintió un gran estruendo, dos segundos más tarde Yona se encontraba en brazos de Hak.
- No estes así, estoy aquí como siempre y nada te pasará
-Lo sé- empezó a llorar porque sentía que algo le reprimía el pecho y no pudo contenerse más.
- ¿Que pasa? ¿Te sientes mal? no tengas miedo dije que estoy aquí- le alejó para chequear su rostro.
- Hak me duele el corazón cuando estoy contigo.
- Si quieres me iré y le diré a Zeno que te acompañe si tienes miedo de los truenos- dijo bajando un poco la mirada.
- ¡No! no quiero que te vayas- lo abrazó nuevamente al sentir otro trueno- creo que me gustas Hak...
Éste sostuvo con una mano la cintura delgada de la pelirroja separándola de su abrazo y con la otra mano sostuvo su rostro, la miró a los ojos y se acercó tanto hasta que sus labios se sellaron en un tierno y dulce beso.
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Un beso con el que cesaron las lagrimas y las preocupaciones que sentía se desvanecieron.
- Quiero que sepas que yo no te dejaré ir - pronunció victorioso mientras la abrazaba fuerte.
-¿Entonces qué pasará con nosotros a partir de hoy?- dijo ella colorada hasta las orejas.
-Se mi novia y yo te cuidaré siempre, prometo amarte y hacerte feliz.- dijo serio y con un tomo que nadie podría resistir ( o al menos yo no me resistiría).
- Podría intentarlo- dio una sonrisa antes de recibir otro gran abrazo de Hak.
