Only for You [Eunhae] [Yewook] (Mpreg)

Capítulo 4

Hyukjae inhalaba y exhalaba tratando de no reventar y armarle un alboroto a su asesor en medio de la isla, ¿Cómo pudo desobedecer su petición? No, mejor dicho, ¿Cómo pudo traicionarlo? Se suponía que no le daría a su padre noticia alguna de su paradero, todo precisamente para no volver lo más pronto posible. Ahora, por culpa de Yunho tendría que apresurar todo para su retorno lo antes posible

—¿Hasta cuándo le dijiste que volveríamos? —Siseó conteniendo parte de su molestia

—Le dije que en cinco días partíamos, pero él me respondió que tenemos tres días para llegar al reino —El menor giró dándole la espalda, más enojado no podía estar —Por favor, su alteza, el rey me comunicó que se presentó un compromiso de suma importancia en el reino que necesita de usted lo antes posible —Musitó tratando de hacer que entrara en razón —Me disculpo por haber faltado a su mandato, solo que esto es realmente importante —Suspiró —Recuerde que usted ejercerá poder dentro de poco, además, no queremos problemas con su majestad, ¿O sí?

No, en efecto. Lo que menos quería a esas alturas de su vida era generar conflictos con su padre de nuevo; habían tenido el primero respecto a su actitud, donde el rey le recalcó el carácter que debe poseer un príncipe real, posteriormente la siguiente discusión se trató sobre lo que Hyukjae deseaba: convertirse en un viajero, explorar cada rincón del mundo, conocer cada piedra y ser humano que existía en este planeta, no estar sentado en una estúpida e insignificante silla a la cual apodaban trono real, dando órdenes a medio mundo para complacer sus antojos o deberes del reino

Su visión iba más allá que ser el rey, su objetivo era ser feliz sin necesidad de tantos lujos o normas. Por momentos deseaba ser un simple plebeyo, ellos no tenían que preocuparse para seguir los estereotipos que marcaba un maldito régimen del cual su padre, su abuelo, su tatarabuelo y sepa dios cuántos antecesores más de su familia tuvieron que seguir. ¡No señor! Él no quería tirar su vida por la basura bailando al compás de la canción, él quería tener su propio ritmo, y si se regresaba a Corea en el tiempo que pidió su padre lo haría para presentar su renuncia definitiva al trono. Su hermano Kyuhyun podría hacerse cargo del reino, de ello no habría problema alguno. Claro, sus padres se opondrían, pero si quería ser feliz tendría que hacerlo

Levantó la mirada con una dulce sonrisa cuando vio a Hae despertar de su dulce sueño, en realidad le hizo bien pasar la noche bajo aquella lona térmica, donde también pudo comprender que, si tan solo ese chico hubiera crecido en alguna civilización seguiría siendo un alma de dios por su bella aura que le transmitía paz a quien sea que se le acercara. Era un ángel encarnado, un amor de persona que no se merecía lo que le estaba ocurriendo

Notó que los sueños del menor con respecto a su pasado eran reales, ya que, cuando despertó por la madrugada para beber un poco de agua escuchó balbuceos, notando también muecas en su rostro al mismo tiempo que su respiración se agitaba con medida del tiempo, tal vez por eso sintió una necesidad de abrazarlo. Eso sirvió para que el menor se calmara un poco. Eera tan frágil, tan vulnerable que una enorme necesidad de protegerlo lo embriagaba hasta los huesos. Lástima que tendría que dejarlo al siguiente día que partieran

Suspiró resignado, tenía que volver de inmediato a su reino, por lo que gozaría de ese último día a su lado. No quería irse sin haber disfrutado por lo menos un día más a su lado, tenía que decirle la verdad a su pequeño héroe, aunque en el fondo sabría que le dolería más a si mismo que a él

—Está bien, nos iremos mañana al alba —Espetó

—P-pero su alteza, el rey...

—He dicho mañana —Interrumpió molesto —Ya cumpliste con desobedecerme, ahora te acatas y ordénale a todos esos baquetones que terminen de organizar las cosas hoy a más tardar en el ocaso —Miró al barco —Iré a despejarme por un momento, no quiero seguir tocando más temas contigo con respecto a lo que me molesta. Si quieres avísale a mi padre que ya casi partimos