Miraba por todos lados del enorme pasillo de las habitaciones exclusivas tratando de no ser pillado por algún guardia; al no ver indicios de vigilantes caminó a enormes zancadas silenciosas tratando de llegar al cuarto de su amado lo más cauteloso que sea posible. Corrió a esconderse detrás de un armario cuando escuchó a varios guardias caminar, comentando al mismo tiempo lo pesado que había sido el baile real de compromiso. Rodó los ojos, odiaba ese estúpido trato del rey y el conde Fleming
Una vez los hombres armados se retiraron corrió rápidamente a la habitación que el castaño le había indicado anteriormente. Volvió a mirar hacia los lados antes de verificar que estaba en la correcta. Ninguna señal de vida merodeaba más. Confirmó que era esa la recámara cuando escuchó la voz entrecortada del pequeño por el llanto en el interior
El menor yacía tumbado en su cama, con las sabanas y el edredón cubriendo su cuerpo mientras desahogaba su frustración por medio de sus lágrimas, maldiciendo a todo el mundo –incluyendo sus padres– por insensibles y malditos. ¿Por qué le hacían eso sus propios padres? ¿Por qué su opinión no contaba ni en lo más mínimo? No era justo, su vida no era justa. ¿Por qué no era él quien decidía qué era lo correcto para sí mismo?
Escuchó la puerta del cuarto llamándole, rápidamente se limpió el rostro y se paró a abrir. Odiaba las habitaciones del palacio, eran tan enormes que parecía no llegar jamás a la puerta. Extrañaba el calor de su edredón morado o sus jirafas de peluche que le acompañaban en ese tipo de momentos dolorosos
Al abrir la puerta notó que era su novio. El mayor entró rápidamente poniendo el seguro en la puerta para no ser interrumpidos. Una vez adentro el castaño se lanzó a sus brazos, uniendo sus labios en un fogoso beso lleno de amor; dos días sin él eran como si hubiese pasado una completa eternidad sin su calor corporal, sin sus palabras amorosas, sus detalles, sus besos, sin él. Cuando los pulmones de ambos clamaron oxígeno se separaron dejando un delgado hilo de saliva. El alto tomó entre sus manos el delicado rostro de su novio limpiando las lágrimas que había derramado anteriormente
—Perdóname por no venir antes, no sabía dónde te estabas quedando, aparte, tu padre me ha mantenido en una reunión con el otro asesor... —Ryeowook negó
—No importa... Solo cuenta que ya estás aquí... Conmigo... —Musitó débilmente
Nuevamente unieron sus labios desesperadamente, las manos de Yesung se aferraron a la esbelta cintura de su pequeño mientras los finos brazos del menor abrazaban su cuello, sujetados como si fuesen a desaparecer en algún momento. De nueva cuenta, el oxígeno hizo falta—Entonces... ¿Es un hecho tu casamiento? —Ryeo asintió sin dejar de llorar
—S-sí... Nada más espero el anillo de compromiso y nada podrá revocar el trato... —Si cuerpo empezó a temblar debido a que los sollozos volvían a aparecer —No quiero... No quiero casarme con el príncipe Choi...
Yesung volvió a unir ambos pares de labios ahora de manera sutil, sin prisa alguna, con amor de por medio. A él tampoco le agradaba la idea de dejar escapar al que ha sido el amor de su vida durante tres años aproximadamente. Un amor totalmente correspondido que conoció en aquel empleo que lo mantenía con vida. Al separarse atrajo el cuerpo del menor a su pecho, dejándolo acurrucarse y desahogar todo lo que tenía guardado en su corazón
—A mí tampoco me alegra esto, no te quiero perder después de tanto tiempo juntos, tantas cosas vividas, la manera en la que nos demostramos nuestro amor... —Susurró acariciando su cabellera —Ojalá pudiera hacer algo por ti...
Ante esas palabras, el llanto del pequeño dejó de cesar, su mente se encargaba de procesar lo que su amado le dijo. Si, el mayor podía hacer algo; podía cumplirle su deseo, su mayor anhelo; lo que siempre había estado soñando y suplicaba a los cielos por encontrar la ocasión perfecta para poder cumplirlo. Ahora era el momento, el lugar tal vez no, pero el momento sí. Era ahora o nunca
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Only for You [Eunhae] [Yewook] (Mpreg)
RandomNuestra historia se remonta al año de 1540, donde la época de las monarquías se basaba en reyes, príncipes y plebeyos Choi Hyukjae, príncipe de la península coreana, hijo de su majestad Choi Siwon y Choi Heechul, es un joven carismático, encantado...