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Tyler pudo darse el placer de estacionarse en el lugar que tenía su nombre.

A su derecha, estaba el lugar con nombre "Mikey", y un espacio después... ahí estaba el mío. Vacío.

Lo miré por la ventana unos segundos, y se me revolvió el estómago. Tenía tanto tiempo sin usarlo. A veces se lo rentaba a Bob por veinte dólares si no encontraba estacionamiento, lo cuál me dejaba una ganancia bastante buena.

Tyler y yo nos precipitamos en abrir la puerta en cuanto quitó los seguros.
Se fue trotando a algún lado mientras yo me dirigí rápidamente a la mesa de las apuestas.

— ¡Bien, perdedores, ya saben cómo funciona esto! — grité mientras me subía encima de la mesa, llamando la atención de todos a mi alrededor.
— Hola, Thomas. — saludó Bob con la mano, pero le resté importancia.
— ¡No me hagan repetírselo, por favor!

Bajé de la mesa apoyándome sobre una mano.

¡Thomas, Thomas! — gritó Cara detrás de mí. Mierda, me había olvidado de ella. Trotó hacia mí, y se acomodó los lentes. — Hola. — suspiró.
— Hola. — sonreí, el Mustang de Mikey cruzó la entrada. — Ya casi es momento de empezar. — dije balanceándome sobre mis talones.

Cara miró a su alrededor.

— De acuerdo, ¿Dónde me siento? — sonrió y la miré incrédulo.
— No, no hay lugar donde sentarse, Cara.
— Ah, de acuerdo.

Tyler ya había llegado, y tomó su lugar rápidamente en la línea color amarillo, junto a Mikey.

Tomé la bandera de su lugar sobre la reja metálica que rodeaba el lugar, y corrí a mi lugar frente a ambos autos.

— Okay, caballeros, conocen las reglas. — nunca estaba de más volver a recordárselos. — En sus marcas... Listos... ¡Fuera!

Y al arrancar, el sonido de las llantas del auto sobre el pavimento y el sonido del motor resultaron como música para mis oídos.

Sonreí y me dirigí hacia Cara, que estaba de pie algo apartada del resto del público.

— Así que... — dije, balanceándome de nuevo sobre mis talones.
— Thomas, esto es una estupidez. — su respuesta me dejó tan sorprendido que tuve que ahogar una carcajada.
— ¿A qué te refieres con que es una estupidez?

Rodó los ojos.

— Sabes a lo que me refiero. — se acercó más a mí y comenzó a susurrar. — Thomas... esto es... esto es ilegal.

Sonreí. A veces la inocencia de Cara me resultaba increíblemente dulce. Cómo si aún fuera una niña pequeña.

Pero, niña pequeña o no, tenía que afrontar la realidad de cualquier manera. Ésta era mi forma de ganarme la vida.

— Cara, probablemente tengas razón, pero definiti... — Fui interrumpido por el sonido de un auto al frenarse. Seguido de otro sonido exactamente igual. Le dirigí la mirada a la línea frente a mí, y no podía creer lo que estaba mirando.

Tyler salió y azotó la puerta de su auto, para después darle una patada.

Mierda. Mierda. Mierda.
Tyler había perdido.

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