— Hola, Thomas. ¿Dónde está tu amigo marica? — dijo Mikey, caminando hacia mí. — Se esconden demasiado últimamente, ¿No lo crees?
Rodé los ojos, y le dirigí la mirada.
Al notar mi silencio, continuó hablando.— ¿A qué le tienen miedo? — preguntó, y sonreí curiosamente.
— Pues, la verdad es que le temo a muchas cosas. — dije. — Pero no a ti.Mikey simplemente apretó su mandíbula, y tragó saliva acercándose hacia mí.
— La carrera de hoy... — susurró cerca de mi rostro. — Es toda mía. — le miré de arriba a abajo, y crucé los brazos.
— Eso es lo que tú dices.Sentí una mano sobre mi hombro, y me giré hacia mi derecha para encontrarme con Tyler.
— Hola, chicos. — dijo, sonriente. — ¿Cuál es el problema?
— Tú problema es que perderás la carrera de hoy. — Mikey sonrió con suficiencia.
— No estés tan seguro. — respondí de vuelta.La sonrisa de Mikey pareció aumentar aún más.
— Hagámoslo más interesante. — dijo. — ¿Qué tal una apuesta? El perdedor paga dos mil dólares al ganador.
Dos mil dólares. No era una cifra pequeña. Lo pensé por unos segundos, y tal vez sería mejor reconsiderar...
— Aceptamos. — dijimos Tyler y yo al unísono, casi mecánicamente.
— De acuerdo. — Mikey extendió ambas de sus manos, una en dirección de cada uno.Tyler y yo cruzamos una mirada rápida, y estrechamos ambas manos sin pensarlo dos veces.
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Cara se sentaba junto a mí en las dos horas de literatura.
Movía su lápiz frenéticamente sobre la libreta, mientras yo apoyaba mi brazo en mi escritorio vacío, y posaba mi cabeza sobre mi mano.— ¿No piensas tomar nota de nada, Thomas? — dijo, sin despegar la mirada aún del cuaderno.
— Mm-mmm. — segué con la cabeza. — Por favor, Cara. Esto es literatura. Ni siquiera tú necesitas tomar notas.Cara finalmente me dirigió la mirada después de minutos.
— Todos necesitamos tomar notas, Thomas. — dice, y regresa a lo que sea que estaba haciendo antes.
Le dirijo la mirada y ladeó la cabeza, sonriendo involuntariamente. Y es entonces dónde empiezo a preguntarme porque una persona como Cara terminó siendo mejor amiga de una persona como yo.
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— ¿Debería llevar corbata? — preguntó Tyler mientras hacía un desastre buscando en el armario.
— Te verías ridículo. — reí levemente y me fulminó con la mirada.Rodó los ojos.
— No es gracioso, Thomas. — salió del armario, deteniéndose frente a mí. Levantó la cabeza para mirarme a los ojos. Sé que en serio le molesta que sea más alto que él. — Hoy es la noche de nuestras vidas.
Volví a reír.
— No necesitas una corbata para ganar la carrera, tonto. — sonrió.
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Mi teléfono vibró sobre la mesa de noche. Me di la vuelta, tratando de acomodar el cuello de la camisa que tenía puesta, pero se rehusaba a cooperar.
Y después vibró otra vez, y otra vez, y otra vez, hasta que cayó de la mesa.
— ¿Quién carajos...?
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Cara se acomodó los lentes en el asiento trasero del auto de Tyler.
Había insistido en venir hasta el punto en el que terminó tocando a nuestro departamento.Me sacudí el polvo de los jeans, y le dirigí la mirada a Tyler, que ya se encontraba estacionándose.
Sonreía, y yo también sonreía.
Ambos nos volvimos hacia Cara, pero ella no sonreía.Más bien, nos miraba y negaba con la cabeza, un gesto de desaprobación.
Qué lástima que eso no iba a hacerlos cambiar de opinión. No ahora. No nunca.

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boys.
Teen Fiction« Cupido es un hijo de puta, haciendo que te enamores de personas a las que no puedes tener. »